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La vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Presidencia, Kamala Harris, presentó las líneas generales de un plan para crear una “economía de oportunidades” en Estados Unidos y se centró en la promesa de luchar por reducir el costo de los alimentos, conjurar la crisis de vivienda y perseguir a empresas que inflan los precios. Inmediatamente, su rival republicano, Donald Trump, calificó el programa de “comunista”.
“Quiero hablar de construir lo que he llamado la economía de oportunidades”, explicó en un evento electoral en Raleigh, Carolina del Norte, donde dijo que hay productores y empresas del sector alimentario que “no siguen las normas” y donde dejó claro que si es elegida presidenta los perseguirá.
“Mi principal prioridad es reducir los altos costos donde importan más, en los alimentos”, indicó la vicepresidenta en la primera presentación de su política económica, la cual empleará si llega a la Casa Blanca tras las elecciones del 5 de noviembre. Según Harris, hay empresas “oportunistas” en el sector alimentario que están inflando artificialmente los precios. Aquellos que no siguen las normas, según ella, “deben rendir cuentas”. La vicepresidenta señaló que grandes empresas están registrando beneficios récord y “mientras algunas cadenas de supermercados transfieren el ahorro de costo al consumidor, otras no lo hacen”.
Su plan, en caso de derrotar a Trump y hacerse con el poder, también pondrá su foco en el sector inmobiliario: “Como presidenta trabajaré en asociación con la industria para construir los alojamientos que se necesitan, tanto para comprar como para alquilar. Para finales de mi primer mandato acabaremos con la escasez de vivienda de Estados Unidos, construyendo tres millones de nuevas casas y alquileres”. Ofrecerá, además, una ayuda para los compradores primerizos de hasta US$25.000, incluso leyes para desalentar la especulación inmobiliaria.
La vicepresidenta y candidata demócrata recordó el esfuerzo que le costó a su familia hacerse con su propia casa: “Mi madre ahorró durante una década para comprarse una. Yo era adolescente cuando ese día llegó finalmente. (...) Cuando sea elegida haré que sea una prioridad rebajar los costos y aumentar la seguridad económica para todos los estadounidenses”.
Su hoja de ruta económica apunta igualmente a los recortes de impuestos. En concreto, quiere recuperar ayudas fiscales por tener hijos y proporcionar hasta US$6.000 en alivio fiscal para las familias de ingresos medios y bajos durante el primer año de vida de sus hijos, y reducir los impuestos hasta en US$1.500 para aquellos trabajadores de primera línea que no están criando a un hijo en casa.
En temas de salud, Harris también aspira a que los estadounidenses ahorren unos US$700 en el pago de su seguro médico y quiere extender a toda la población un dispositivo que pone un tope de US$35 mensuales al costo de la insulina para los ancianos, para hacer frente al problema de las deudas contraídas para pagar tratamientos médicos.
Harris sabe que el costo de vida, que sigue alto luego de años de inflación, afecta políticamente al gobierno que integra con Joe Biden, a pesar de un crecimiento robusto y un mercado laboral sólido. Por ello, aprovechó la oportunidad para contrastar su programa con el de Trump: “Comparen mi plan con lo que él quiere hacer. Planea ofrecer a los multimillonarios recortes masivos de impuestos un año tras otro. (...) Para saber de quién se preocupa alguien hay que mirar por quién pelea. Donald Trump lo hace por los multimillonarios y las grandes corporaciones. Yo lucharé para devolver dinero a los estadounidenses trabajadores y de clase media”.
“Comunismo”, según Donald Trump
El plan que guiará sus eventuales primeros 100 días en el poder estaba ya en el punto de mira por parte de los republicanos, que lo han calificado de comunista. Su candidato presidencial, que critica en particular la idea de controlar los precios, agregó: “¡La camarada Harris, a fondo en el comunismo! (...). En la historia hubo múltiples tentativas de limitar los precios y fracasaron porque llevaron a filas delante de las tiendas, escasez y una explosión de la desigualdad”.
Por su parte, el presidente del Consejo de Asesores Económicos en la administración del republicano comentó que “si el Gobierno empieza a fijar los precios, lo que inevitablemente sucederá es que el precio se fijará por debajo del costo marginal y la oferta se agotará. Están inflando el globo (de la inflación) nuevamente. Es una propuesta potencialmente dañina”.
La economía se erige como un tema clave para los votantes. Según una encuesta publicada el 16 de agosto por la Universidad de Michigan, el 41 % de los consumidores consideran que la vicepresidenta es una mejor candidata para la economía, mientras que el 38 % cree que Trump es el indicado en este terreno. Sin embargo, otro sondeo, hecho por la emisora NPR y la cadena PBS, dijo que los estadounidenses confían más en Trump que en Harris para manejar la economía. Ahora bien, en términos generales, la vicepresidenta sigue a la cabeza: la media de sondeos realizada por la web FiveThirtyEight apunta a que recaba el 46,3 % de las intenciones de voto, 2,6 puntos más que el exmandatario republicano.
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