Colombia en el Consejo de DD. HH.: “Es un reconocimiento, a pesar de la violencia”
Kandya Obezo, viceministra de Asuntos Multilaterales, habla del reto que asume el país en el órgano de derechos humanos de Naciones Unidas, donde se podrá llevar la experiencia en materia de resolución de conflictos y de justicia transicional. Según ella, el Estado está siendo parte de los grandes debates políticos en el mundo.
María José Noriega Ramírez
Es la primera vez que Colombia integra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ¿qué significa que esto suceda ahora?
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Es la primera vez que Colombia integra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ¿qué significa que esto suceda ahora?
Esto es histórico. Desde el 2006, cuando se creó el Consejo, veníamos participando como Estado observador. Es decir, podíamos intervenir en las consultas informales y en las negociaciones de las resoluciones que se ponían a consideración de los miembros. Sin embargo, no teníamos ningún tipo de incidencia. Ahora tenemos voto y poder de decisión. Aquí se discuten temas importantes para nosotros como gobierno y país: cambio climático y migración, por ejemplo. Este escenario nos permitirá impulsar un viraje en el paradigma mundial de las drogas, seguir visibilizando las violaciones a los derechos humanos en el mundo e impulsar nuevos estándares en esta materia.
¿Qué cree que le puede aportar el país a este órgano de Naciones Unidas? Colombia tiene más de cincuenta años viviendo en una guerra interna y han pasado ocho años desde que se firmó el Acuerdo de Paz con las FARC...
Varias cosas, entre ellas la experiencia que hemos tenido en materia de superación de conflictos, la apuesta de construcción y consolidación de paz. No ha sido algo sencillo, pero todos los gobiernos, en mayor o menor medida, han apostado por ello, con logros y retos diferentes. Nosotros podemos aportar a otros países que están atravesando situaciones parecidas. Hace poco estuvimos en la Asamblea General de Naciones Unidas y allí reconocieron la insistencia que tiene esta administración en eso. Mientras gran parte del mundo está concentrado en la guerra, y lo podemos ver en Medio Oriente, nosotros seguimos insistiendo en la paz. Ese es el mensaje que queremos llevar. Seguiremos persistiendo en la protección y la defensa de la diversidad humana, de la sociedad civil y de la población indígena y afrodescendiente, que son temas que se discuten en el Consejo de Derechos Humanos, en donde nuestra experiencia puede contribuir a que este tipo de debates se sigan visibilizando.
De todas maneras, en los últimos años, hemos visto una reconfiguración del conflicto armado y el recrudecimiento de la violencia por las acciones de grupos guerrilleros, como el ELN, pero también de bandas criminales ligadas al narcotráfico y de las disidencias de las FARC. ¿Cómo ve esto a la luz de lo que puede representar Colombia en Ginebra?
Tenemos experiencias que se pueden llevar a estas instancias multilaterales, como lo que se ha trabajado alrededor de los mecanismos de justicia transicional. Nosotros tenemos un esfuerzo articulado con Naciones Unidas, en cuanto al Fondo de Consolidación para la Paz, y nos han dicho que lo que está haciendo Colombia es modelo para otras regiones. Hay retos y desafíos que siguen existiendo, pero, frente a los aprendizajes y lecciones que hemos tenido, nuestra voz puede ser potente para amplificar lo que hemos vivido en más de cincuenta años de conflicto.
Otros países latinoamericanos, como México y Bolivia, también resultaron electos en este órgano de la ONU. ¿Qué puede ofrecer Latinoamérica en su conjunto allí? Es decir, es una región que ha experimentado graves crisis de derechos humanos y es una de las más violentas del mundo, pero creo que hay algunas lecciones aprendidas...
Nosotros somos una región en paz, si nos ponemos en perspectiva con otras zonas del planeta. Obviamente, cada país tiene retos en cuestiones de seguridad, de prevención y protección de los defensores de derechos humanos, y este espacio permite visibilizar las apuestas que tiene cada uno, promoviendo debates que nos redireccionen hacia las mejores formas de proteger los derechos humanos. Esto es un voto de confianza hacia la región, hacia la madurez que tenemos, pese a los altos índices de violencia. Somos conscientes de la situación y por eso ratificamos la importancia de pertenecer a este tipo de espacios.
¿Qué rol adquiere Colombia en el Consejo de Derechos Humanos? Es decir, ¿qué temas cruciales podría abordar y qué debates incentivaría? ¿Tal vez la situación poselectoral en Venezuela y la violencia asociada al narcotráfico en Ecuador, que por cuestiones fronterizas nos afectan?
Este órgano no se concentra en mirar situaciones específicas de los países. En ese sentido, nosotros nos vamos a centrar en promover un diálogo constructivo, avanzar hacia propuestas de negociación y buscar consensos. Estamos interesados en ampliar la cooperación en cuanto a los discursos afines a los derechos humanos, evitando un poco la politización. Por ejemplo, hay una herramienta bien interesante: el Examen Periódico Universal, con el que se busca explorar la situación de derechos humanos de cada Estado. Los países se someten de forma voluntaria y los demás presentan recomendaciones. Nosotros hemos participado activamente en eso, y en cuatro oportunidades hemos recibido las sugerencias que nos han hecho frente a la situación de los derechos humanos en el país. Queremos avanzar en aspectos de cooperación a nivel local y en buscar oportunidades que se puedan desarrollar en el marco de los instrumentos y herramientas que tiene el Consejo de Derechos Humanos.
¿Esta membresía tiene algo que ver con las apuestas del presidente Gustavo Petro en materia de política exterior? Se lo pregunto porque hay quienes dicen que el Gobierno no tiene una hoja de ruta clara en el escenario internacional. Es decir, ha tratado de tener vocería en algunos temas críticos del momento, como el asedio israelí en la Franja de Gaza y la cuestión medioambiental, pero no parece que el país se esté consolidando como un actor clave o central en la arena global. ¿Ser miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU podría ser una ventana para marcar un norte más claro?
Es un espacio que nos permitirá tener más visibilidad, una voz más activa. Tradicionalmente, hemos asumido posiciones un poco más pasivas. Sin embargo, nosotros tenemos una apuesta clara en cuanto a la transición energética y la propuesta de hacer la paz con la naturaleza, razón por la cual estamos siendo anfitriones de la COP16, que es el evento internacional más grande que ha albergado Colombia en los últimos cincuenta años. Además, estamos siendo sede de cumbres internacionales, lo que ratifica la importancia que tenemos en el plano internacional, al menos en lo multilateral, que es lo que me compete. Tenemos la primera conferencia ministerial para poner fin a la violencia contra la niñez, que se realizará en noviembre, en Bogotá, además de que estamos organizando una sobre la prevención de la violencia sexual contra las mujeres en conflicto. Más aún, tenemos cinco presidencias pro tempore en mecanismos regionales de integración: en la Asociación de Estados del Caribe, la Comunidad Andina de Naciones y el Consenso de Brasilia; asumiremos próximamente la de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la de la Alianza del Pacífico. Estamos siendo sede de los grandes debates políticos globales. Estamos teniendo una voz mucho más robusta, que nos permite volcar la mirada hacia nosotros.
Hay quienes dicen que esta entrada al Consejo de Derechos Humanos es importante, pero que sería más fuerte la voz del país en otros espacios, como el Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Cómo ve estos reclamos?
Estamos trabajando para lograr esa inclusión. Tenemos una estrategia frente a lograr la elección. También estamos buscando la participación de Colombia en ese importante espacio de Naciones Unidas.
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