A través de una columna de opinión publicada en The Wall Street Journal, titulada “Me voy de la Cámara, pero no de la lucha”, Kevin McCarthy, recientemente expulsado de la presidencia de la Cámara de Representantes, tras una moción de vacancia impulsada por miembros de su mismo partido, el Republicano, anunció que dejará el Congreso a finales de este año, con la idea de “servir a Estados Unidos de nuevas maneras”.
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El representante de California y exlíder del hemiciclo, escribió: “Sé que mi trabajo apenas comienza. Continuaré reclutando a los mejores y más brillantes de nuestro país para postularse para cargos electos. El Partido Republicano se expande cada día y estoy comprometido a aportar mi experiencia para apoyar a la próxima generación de líderes”. En su escrito, agregó: “Nunca podría haberme imaginado el viaje cuando lancé mi sombrero por primera vez al ring. Me voy sabiendo que lo dejé todo en el campo, como siempre, con una sonrisa en el rostro. Mirando hacia atrás, no lo habría hecho de otra manera”.
En enero, McCarthy se convirtió en presidente de la Cámara de Representantes, después de quince rondas de votación. Su mandato de diez meses llegó a su fin en octubre pasado, cuando un grupo de republicanos encabezó una iniciativa para derrocarlo, luego de que aprobara una cooperación con los demócratas para evitar el cierre del gobierno federal. De hecho, después de ser destituido, no dio una respuesta muy clara con relación a su permanencia en el Legislativo: “Le echaré un vistazo a eso”, dijo entonces. Más tarde, en un esfuerzo por desmentir rumores de que se iría inmediatamente, afirmó ante algunos periodistas que se quedaría e incluso que planeaba postularse para la reelección.
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Su salida del Congreso, prevista para finales de 2023, tomará lugar antes de las elecciones especiales que se celebrarán en febrero o marzo para cubrir la vacante dejada por George Santos, expulsado de la Cámara de Representantes el pasado viernes y quien está imputado de 13 cargos de fraude, lavado de activos y robo de fondos públicos —por cobrar ilegalmente 24.000 dólares del fondo de desempleo—, entre otros. También está señalado por un informe interno del Comité de Ética de la Cámara de Representantes, controlado por sus colegas republicanos, de haberse embolsado más de 200.000 dólares de sus fondos de campaña para fines personales, además de que sobre sus hombros pesan varias declaraciones falsas, entre ellas algunas que están en su hoja de vida.
Como resultado de la salida de McCarthy, se reduce aún más la escasa mayoría republicana, que pasó de cuatro a tres escaños con la expulsión de Santos. El anuncio del expresidente de la Cámara tomó lugar pocos días antes de la fecha límite del 8 de diciembre para presentar solicitudes de reelección en California.
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