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A pesar de que Kevin McCarthy, representante de California, ganó nuevos apoyos en su contienda por ser el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, pues logró mover 14 votos de unos republicanos que previamente habían sufragado en su contra, no alcanzó los votos suficientes para ser nombrado orador.
Sin embargo, el legislador esperaba que sucediera algo así y lo necesitaba: esos nuevos apoyos le dan el impulso para mantenerse en la carrera por ocupar el tercer puesto más importante en la política estadounidense. Esta pelea de oradores es la más larga de su tipo desde 1859 y ha congelado a la Cámara de Representantes en sus primeros días de funcionamiento, tras las elecciones de medio mandato de noviembre pasado.
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Luego de varios días de derrotas, McCarthy obtuvo el apoyo de los representantes Dan Bishop de Carolina del Norte, Josh Brecheen de Oklahoma, Michael Cloud de Texas, Andrew Clyde de Georgia, Victoria Spartz de Indiana, Andy Ogles de Tennessee, Scott Perry de Pensilvania, Ralph Norman de Carolina del Sur, Byron Donalds y Anna Paulina Luna de Florida, Paul Gosar de Arizona, Mary Miller de Illinois, y Chip Roy y Keith Self de Texas. Cada uno de ellos recibió una ovación de los partidarios de McCarthy en la cámara del Legislativo.
Siete republicanos mantuvieron su voto en contra de McCarthy, impidiéndole alcanzar la mayoría necesaria para ganar, pero su permanencia en la contienda se debe a algunas concesiones que hizo recientemente, entre ellas, permitir que un solo legislador pueda forzar una votación anticipada en cualquier momento para expulsar al orador, dejándolo a él en una posición crítica, pues los conservadores más radicales podrían destituirlo fácilmente. De por sí esto ya es problemático en un contexto en el que los republicanos cuentan con una escasa mayoría y en el que en la Cámara de Representantes ronda la promesa de algunos legisladores de extrema derecha de dificultar el gobierno.
Además, según personas cercanas a las discusiones, citadas por The New York Times, también se ofreció el compromiso del líder republicano de permitir que la facción de extrema derecha elija a un tercio de los miembros del partido en el Comité de Reglas, que controla qué legislación llega al pleno y en qué forma, así como abrir los proyectos de ley de gastos del gobierno a un debate libre, en el que cualquier legislador podría forzar votos sobre los cambios propuestos.
Para ser orador, McCarthy necesitaría 218 votos, si todos los miembros están presentes en la sesión. En la más reciente elección, la duodécima, alcanzó 214 sufragios, mientras que su contrincante demócrata, Hakeem Jeffries, logró 212 apoyos.
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