La contradicción diplomática de EE. UU. se tensa más mientras mantiene su apoyo a Israel
Mientras mantienen un muelle que facilita el ingreso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, se demostró que Israel está usando armamento estadounidense en su ofensiva en la ciudad de Rafah.
Hugo Santiago Caro
Han sido varios meses hablando de lo crucial que resultó ser Rafah en la guerra que azota a Gaza. Por su ubicación geográfica, en la frontera con Egipto, es clave para el ingreso de ayuda humanitaria. Además, durante ese mismo tiempo, albergó a más de un millón de personas refugiadas que se han desplazado internamente dos y hasta tres veces desde que los enfrentamientos estallaron por el ataque de Hamás contra Israel en octubre pasado.
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Han sido varios meses hablando de lo crucial que resultó ser Rafah en la guerra que azota a Gaza. Por su ubicación geográfica, en la frontera con Egipto, es clave para el ingreso de ayuda humanitaria. Además, durante ese mismo tiempo, albergó a más de un millón de personas refugiadas que se han desplazado internamente dos y hasta tres veces desde que los enfrentamientos estallaron por el ataque de Hamás contra Israel en octubre pasado.
Mientras altos mandos de Estados Unidos, uno de los actores secundarios de mayor importancia en esta guerra, reafirman su convicción de que la ofensiva israelí en la ciudad es limitada, el New York Times informó ayer que las armas utilizadas durante el ataque del último domingo a un campamento de refugiados en la zona (que, según las autoridades del enclave, mató a 45 civiles e hirió a casi 250) son de fabricación estadounidense.
“Todavía consideramos que lo que está ocurriendo en Rafah, lo que están haciendo las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel), tiene un alcance limitado. He visto estas informaciones sobre la presencia de tanques israelíes en Rafah. Estamos viendo movimientos dentro de Rafah, lo que no significa que el alcance y la escala de la operación hayan cambiado”, afirmó Sabrina Singh, subsecretaria de prensa del Pentágono.
Ella y otros voceros, como el portavoz de prensa del Departamento de Defensa John Kirby, sostienen que lo que pasó en Rafah “simplemente pasó”, como afirmó Kirby, quien también señaló que, según los informes presentados por Israel, hay razones para creer que se esforzaron para que el ataque fuera “discreto, específico y preciso” y que ya conocían las intenciones de las FDI de llevar a cabo operaciones en Rafah, como la que en las últimas horas los llevó a tomar control del paso fronterizo de Filadelfia, uno de los más extensos en la frontera con Egipto, por el cual Israel afirmó que Hamás manejaba el abastecimiento de armas.
En contraste, otras figuras visibles de la administración de Joe Biden han mostrado su desacuerdo con el proceder del Estado judío. Kamala Harris, vicepresidenta del país, afirmó el jueves que “la palabra ‘trágico’ ni siquiera empieza a describir” lo que pasó en Rafah el domingo. Es una voz de peso que contrapone la posición de los portavoces. Entonces, ¿se puede hablar de una contradicción interna? Para Alejandro Bohórquez Keeney, analista y docente de la Universidad Externado de Colombia, sí.
“Desde su independencia, Estados Unidos siempre ha manejado un doble discurso: un tema de paz, de libertad, etcétera; pero, por otro lado, siempre se ha beneficiado de la venta de armas y del comercio de material bélico. Además, en este caso más puntual, Israel es como la cabeza de playa de Estados Unidos en Oriente Medio, su punto de entrada. Va a ser muy difícil que renuncie a él, a pesar de las presiones (...) es así como funciona la política exterior estadounidense. Y por eso, incluso, se pueden ver en sus políticos esas disonancias cognitivas”, afirma Bohórquez, aludiendo al encuentro de declaraciones entre Harris y sus compañeros de gobierno.
Hace semanas, el presidente Biden afirmó que podría cortar el apoyo a Israel si la ofensiva en Rafah comenzaba. Dio esas declaraciones en una entrevista a CNN en un contexto de pleno furor de las protestas pro-Palestina en varias universidades del país. Sin embargo, jamás se ha hablado de un cese al fuego; por el contrario, el New York Times también reporta que durante las semanas que lleva la invasión a Rafah, por la cual se han desplazado de nuevo (según cifras de la ONU) unas 800.000 personas, la Casa Blanca ha presionado a Israel para que use arsenal más preciso, por lo que allí se podría explicar por qué están usando armas estadounidenses.
“Los funcionarios estadounidenses han estado alentando al Ejército israelí durante meses a aumentar el uso de bombas GBU-39 en Gaza porque generalmente son más precisas y mejor adaptadas a entornos urbanos que bombas más grandes, incluidas las bombas de 2.000 libras fabricadas en Estados Unidos que Israel solía utilizar”, reseña el medio, que también destaca que Biden ha buscado frenar la entrega de armas más grandes.
Mientras todo esto pasa en la comunicación directa entre aliados, la presión internacional difícilmente puede ser mayor. En redes sociales, según el periódico español El Mundo, una imagen que reza “todos los ojos sobre Rafah” ha sido compartida más de 43 millones de veces en Instagram, buscando llamar la atención sobre lo que ocurre en la ciudad gazatí. En el ámbito político, ya se ha reseñado que varios actores han pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que actúe frente a la ofensiva israelí. Viene siendo una de las últimas instancias de la comunidad internacional para persuadir a Israel, que ya hizo caso omiso del fallo de la Corte Internacional de Justicia que ordenaba frenar la ofensiva en esa ciudad.
Argelia, en concreto, elevó la nueva petición ante el Consejo para pedir un alto al fuego, pero allí se encontrarán sin duda con la presencia de Estados Unidos, que ya ha vetado en reiteradas ocasiones resoluciones que vayan en contravía de los intereses israelíes. La petición de Argelia incluye un cese al fuego y la liberación de todos los rehenes israelíes que aún tiene Hamás en su poder, pero Estados Unidos avisó que no cree que una nueva resolución sea de utilidad. “No creemos que una nueva resolución vaya a cambiar la dinámica sobre el terreno (...) Hemos dicho todo el tiempo que cualquier elemento adicional sobre la situación actual probablemente no ayude”, afirmó Robert Wood, embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU.
Para el profesor Bohórquez, esto obedece a un histórico desinterés de Estados Unidos en la influencia que pueda llegar a tener el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Incluso desde la Guerra Fría, Estados Unidos no le ha prestado demasiada atención. Con George Bush Jr. llegaron a ignorarlo por completo al entrar en Afganistán e Irak. No creo que el Consejo de Seguridad sea de tanta presión a Estados Unidos. Tiene más influencia la presión externa y otras fracturas”, afirma, y pone por ejemplo el apartheid en Sudáfrica, cuando Estados Unidos fue uno de los últimos países en retirar su apoyo al país africano. Mientras tanto, en el ámbito interno, Estados Unidos sigue enfrentando una temporada electoral que no deja de tener influencia en su papel en la guerra.
Donald Trump, rival de Joe Biden para los comicios de noviembre, ha cuestionado varias veces el apoyo de Biden al primer ministro Benjamin Netanyahu, por lo que cualquier decisión que tome la administración demócrata debe leerse también en clave de campaña. Mientras tanto, al tiempo que siguen con su apoyo a la ofensiva, también parecen seguir pujando por unas negociaciones con Hamás. “Lo que Estados Unidos está haciendo, y ha hecho en repetidas ocasiones, es seguir o proseguir los esfuerzos de guerra para debilitar al máximo posible a Hamás, pero haciéndolo sentarse en la mesa para imponer ciertas condiciones. Todo buscando evitar el círculo vicioso de una posible confrontación en el futuro”, explicó en otra oportunidad a El Espectador Manuel Camilo González, analista y docente de la Universidad Javeriana. Sin embargo, pese a estos esfuerzos, Israel ya advirtió que planea extender la guerra por lo menos hasta fin de año.
“Es posible que tengamos otros siete meses de combates para consolidar nuestro éxito y lograr lo que hemos definido como la destrucción del poder y las capacidades militares de Hamás. Para nosotros, la victoria significa destruir las capacidades militares de Hamás, traer de vuelta a todos los rehenes y garantizar que al final de la guerra no haya más amenazas de Gaza”, afirmó ayer Tzachi Hanegbi, asesor de seguridad nacional israelí.
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