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“La diplomacia de la salud es una urgencia”: canciller de Brasil

Ahora que se habla de la viruela del mono, Brasil insiste en fortalecer los mecanismos de intercambio y cooperación en salud y otras materias.

Camilo Gómez Forero
11 de agosto de 2022 - 02:00 a. m.
El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos França, estuvo en la ceremonia de posesión de Gustavo Petro. / AP
El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos França, estuvo en la ceremonia de posesión de Gustavo Petro. / AP
Foto: Agencia AP
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Brasil tiene mucho para enseñar sobre diplomacia en el continente. Por un lado, los cargos diplomáticos allí son sinónimo de profesionalidad y altísima competencia. Con casi 80 años de funcionamiento, el Instituto Rio Branco, donde se capacitan los diplomáticos en el país, es una de las instituciones más exigentes. Se necesitan décadas para que una persona pueda alcanzar el puesto de embajador. Eso ha hecho que los brasileños se enorgullezcan de su cuerpo técnico de diplomáticos, que tienen la misión de defender los intereses de su país, pero también de buscar la integración regional, como se destaca en la Constitución nacional. Decía Oswaldo Aranha, legendario diplomático brasileño, que Brasil “no tenía fronteras para sus vecinos”. El actual ministro de Relaciones Exteriores, Carlos França, comparte ese entusiasmo por la cooperación. En diálogo con El Espectador habló sobre este nuevo capítulo que se abre para las relaciones regionales con la llegada de nuevos gobiernos de izquierda.

¿Cómo quedaron las relaciones con Brasil tras el gobierno de Iván Duque?

En los últimos cuatro años nuestras relaciones han sido óptimas. Duque y nuestro presidente tenían muy buenos acercamientos y se encontraban frecuentemente en foros internacionales. Eso permitió el desarrollo. Nuestras cifras de comercio bilateral demuestran eso. Si no hemos tenido más intercambio ha sido porque la pandemia no lo facilitó.

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Para Duque y Bolsonaro, uno de los puntos en común era la agenda sobre Venezuela. ¿Con los cambios en la región habrá una nueva postura frente a este país?

En Brasil nos preocupa mucho Venezuela por el déficit de democracia que hay allí, la falta de libertad de expresión, los presos políticos y la falta de transparencia en las elecciones. Todos los gobiernos en Sudamérica deberíamos tener una mirada más crítica a lo que pasa allí, en Nicaragua y en Cuba, más allá de las posturas ideológicas. Lastimosamente, Venezuela se convirtió en un país que cobija el crimen organizado de bandas que operan en muchos países, así que ya hablamos de corporaciones transnacionales del crimen. En ese sentido afecta la seguridad de todos los países del continente a través del narcotráfico, blanqueo de activos, lavado de dinero, migración ilegal y sobre delitos frente al medio ambiente también. Pensamos que la integración tiene que ser regional, con todos los países de Sudamérica, bajo el pilar de la democracia, la libertad y la prosperidad y el crecimiento económico. Esto no pasa en Venezuela.

Ya se reunió con el nuevo canciller, Álvaro Leyva. ¿Qué puede cultivarse con esta nueva relación?

Hay una cantidad increíble de empresas brasileñas con presencia en Colombia y viceversa y eso tiene que continuar. Le propuse al canciller Leyva un consejo empresarial como lo tenemos nosotros con EE. UU., porque eso ayuda mucho a edificar una zona de convergencia que permita destrabar el comercio y tratar un cuadro de regulación que traiga un mejor ambiente de negocios, seguridad jurídica y por tanto más inversiones. La semana pasada firmamos un acuerdo que previene la doble tributación entre Colombia y Brasil y pronto va a pasar por el Congreso. Eso significará que habrá menos gastos para las empresas, es decir, más plata para invertir. Otros temas para cooperar son la migración y la salud.

Su respuesta sobre este tema, así como la de Colombia, ha sido positiva, pero se necesita mucho más a nivel regional. ¿Qué hace falta para acciones conjuntas frente a la migración?

No solo es Venezuela, también es Haití que necesita un apoyo de la comunidad internacional. Como decía Jesucristo, hay que ayudar al prójimo, y ese prójimo está acá, al lado. Es tu vecino. Tenemos que poder hacer algo para estabilizar Haití, para darles un futuro y traerlos a una corriente que les permita incorporarse al crecimiento y lograr desarrollo social. Tengo un diálogo intenso con la canciller de Panamá, que ha sido muy activa en el tema, y con la excanciller colombiana. Recientemente, en Los Ángeles, Brasil firmó una declaración paralela sobre el tema migratorio con Estados Unidos. Así que esas acciones conjuntas no están lejos, pues se está armando una cooperación entre muchos países.

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Ahora que se habla de la viruela del mono se recuerdan todos los problemas que hubo durante la pandemia en materia de intercambio, ¿cómo afianzamos precisamente la cooperación regional en salud?

Eso lo pensamos en Brasil desde hace rato y creo que hemos hecho avances. Lo mencioné cuando asumí mi cargo: la diplomacia de la salud es una urgencia. Tras firmar un acuerdo de cooperación de transferencia entre la Fundación Oswaldo Cruz, dependiente del Ministerio de Salud, con Oxford-Aztrazeneca, una entidad anglo-sueca, para que pudiéramos hacer las vacunas, encontramos que los insumos no estaban ni en Reino Unido ni en Brasil, sino en India o China, y que, para traerlos a Brasil, aunque existiera ese acuerdo, se necesitaban permisos de los gobiernos indio y chino. Eso nos llevó a la siguiente reflexión: lo más importante es fortalecer las cadenas integradas de la industria farmacéutica en Sudamérica, crear capacidad industrial regional de manera que nosotros podamos ayudarnos en futuras pandemias. Hoy en día tenemos centros de investigación en Brasil muy desarrollados que se están modernizando y ampliando con planes del gobierno federal. Se pueden crear otros en Argentina y en Colombia para crear una capacidad más grande, no solo en farmacéutica sino, por ejemplo, con los microprocesadores que tienen sufriendo hoy a la industria de los automóviles y computadoras. La diplomacia marcha en dos sentidos de cooperación. Un ejemplo es lo que hicimos con Argentina, que no tenía en pandemia relajante muscular y eso era necesario para la gente que estaba en terapia intensiva. Nosotros en Brasil lo teníamos en nuestro stock y lo enviamos a nuestros vecinos para que no les faltara. Fue un lindo ejemplo de cooperación. Y mira que Fernández y Bolsonaro tienen ideologías distintas, pero esto no impidió que hubiera cooperación en nuestros dos gobiernos.

Es increíble la cantidad de logros que podríamos alcanzar en la región si trabajáramos juntos. Sobre el campo energético también, por ejemplo...

Sin duda, porque somos un continente autosuficiente en energía. Si mañana desapareciera el mundo y solo quedara Sudamérica, tendríamos energía. Brasil está desarrollando con Argentina un gasoducto. Nosotros recibimos energía de Argentina para el sur de nuestro país en el verano, cuando nuestras reservas están en su punto más bajo y la necesitamos para la siembra del arroz. Después, cuando llueve más y Argentina necesita más energía en el invierno, nosotros les enviamos energía para ayudarles. Así que la integración es clave. Y no tenemos que crear ninguna institución ni buscar apoyo de organizaciones internacionales. El mensaje es que podemos hacer muchas cosas juntos si nos ponemos a charlar sobre los mecanismos que ya existen.

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¿Qué otro tema es prioritario para las naciones de América?

La cooperación en inteligencia es muy necesaria para que podamos lidiar contra esas amenazas transnacionales que se han hecho muy poderosas a través del narcotráfico, la trata de personas y el comercio ilegal de armas. Se necesita intercambio y cooperación en el seno de la Organización de Estados Americanos. Hay que interrumpir las actividades ilegales que se conectan con otros delitos. Nosotros, por ejemplo, miramos la tala ilegal también como la exportación ilegal, pues está relacionada con el tránsito de la madera que es tallada sin el permiso, con el lavado de dinero. Tenemos que pensar en esas pandillas del crimen organizado que operan en zonas donde no hay control del gobierno, como en Venezuela.

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