La educación pública en Argentina se asfixia, ¿qué está pasando?
La Universidad de Buenos Aires indicó que funcionaría hasta el 31 de mayo y otras instituciones públicas también están preocupadas por los ajustes económicos de Javier Milei. No hay dinero, pero los problemas van más allá de la financiación.
Camilo Gómez Forero
Los pasillos ya no se iluminan como antes y los ascensores solo se usan para llevar a las personas con movilidad reducida. Esa es la nueva realidad de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más grande de Argentina. La escena no es producto de un racionamiento por una crisis energética o una decisión que responda a alguna campaña ecológica. La institución se va a quedar sin fondos en mayo y, por eso, las directivas han tomado decisiones radicales, como limitar la energía que se usa para poder permanecer funcionando un par de semanas más.
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Los pasillos ya no se iluminan como antes y los ascensores solo se usan para llevar a las personas con movilidad reducida. Esa es la nueva realidad de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más grande de Argentina. La escena no es producto de un racionamiento por una crisis energética o una decisión que responda a alguna campaña ecológica. La institución se va a quedar sin fondos en mayo y, por eso, las directivas han tomado decisiones radicales, como limitar la energía que se usa para poder permanecer funcionando un par de semanas más.
“Llegó una cuenta de luz impagable y por la emergencia presupuestaria estamos cursando así”, afirmó un grupo estudiantil de la facultad. Si bien la UBA ha enfrentado sin pausa crisis económicas en las últimas dos décadas, los problemas actuales parecen ser los más angustiantes de los últimos años. El vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, señaló que nunca había visto un ajuste presupuestario como el que se está haciendo ahora, el cual es, solo en parte, responsable de tener a la institución en vilo. La UBA recibió el mismo presupuesto que le fue aprobado en 2022, pese a que la inflación interanual alcanzó el 287,9 % en marzo de este año. Eso quiere decir que la institución tiene que responder a más gastos con menos dinero. De los US$140 millones con los que consta en la actualidad, el 90 % se va en salarios para profesores y otros trabajadores del campus. Queda muy poco o casi nada para el mantenimiento de las instalaciones y de zonas claves para programas como los de medicina, como lo son los laboratorios.
El problema no solo es en la UBA. En marzo, las 57 universidades públicas del país entraron en paro para protestar contra el congelamiento del presupuesto y ante el temor de no poder funcionar más allá de mayo. El gobierno de Javier Milei sostiene que los ajustes realizados son necesarios ante la emergencia económica actual que se atraviesa.
Pero más allá del ajuste y la financiación, algo está ocurriendo de fondo para que la educación se esté asfixiando de manera cíclica, sin importar si hay un gobierno de derecha, como el de Milei, o uno de izquierda, como los de los Kirchner, en los que también se presentaron situaciones similares. ¿Qué pasa?
“Era esperable que ocurriera un ajuste así, pues era una promesa de campaña. Pero también pasa que las universidades públicas tienen problemas para financiarse por razones obvias de fondo. En Argentina todas las universidades públicas son absolutamente gratuitas. Eso está en la Constitución Nacional. Y también tienen prohibido hacer exámenes de ingreso. Estas dos cosas se convierten en la tormenta perfecta, porque tienes recursos finitos, a la vez que manejas una demanda infinita, porque todo el mundo puede entrar”, explicó Mariano Narodowski, exministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires.
El sistema actual y su estructura, de acuerdo con Narodowski, hace que el problema financiero de las universidades públicas trascienda la situación actual. “El ajuste lo empeora, pero estructuralmente tienen esa dificultad”, explicó el experto, refiriéndose al sistema como un coctel explosivo. ¿Qué se puede hacer para continuar? Para el pedagogo e investigador, las universidades tienen que ver cómo se “reconvierten” para sostenerse mientras se solucionan los problemas de fondo, como la equidad en el sistema.
“Las instituciones educativas piden recursos suficientes para atender la gratuidad, porque la Constitución les exige esto. Y el gobierno responde que por qué no les cobran a las personas que tienen ingresos medios o altos. Esto porque a las universidades públicas concurre una gran cantidad de personas que vienen de escuela privada y recursos medios o altos. El gobierno se pregunta por qué tiene que poner dinero para las personas con mayor poder adquisitivo, mientras hay un 60 % de chicos pobres. Para mí, ambas partes tienen razón. Este es un problema muy difícil de resolver mientras el país enfrenta un ajuste. Cuando Argentina vuelva a tener sus cuentas controladas y un crecimiento económico, se podría abordar esta conversación”, señaló el experto.
Narodowski agregó que este debate no es una prioridad del Congreso en este momento, cuando se tienen por delante tantas reformas claves. Sin acciones puntuales para salir de la crisis, el panorama se dibuja abierto y lleno de incertidumbre. Se espera que varias instituciones educativas vayan a huelga el próximo martes, lo cual plantea preguntas sobre cómo podrían impactar estas en la imagen de Milei. El mayor apoyo al proyecto de La Libertad Avanza se encuentra entre los jóvenes, aseguró Narodowski. Por ahora la situación no parece distanciar esta base de votantes de Milei. Sin embargo, el experto advirtió que esto podría cambiar más adelante.
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