La foto del arresto de Trump, una bendición para su campaña
El expresidente alimentará la idea de que es una víctima y que los políticos tradicionales están usando la justicia como una herramienta contra él. El teatro político continúa en medio de amenazas a la seguridad.
El jueves, Donald Trump viajó al condado de Fulton, Georgia, para entregarse a las autoridades, un día antes de que se venciera el plazo que le dieron los fiscales que le investigan por intentar revertir los resultados de las elecciones de 2020. Allí posó para lo que será una de las fotografías más icónicas del año, y tal vez la más emblemática de su carrera política hasta ahora: la primera foto policial de un expresidente procesado por delitos penales.
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El jueves, Donald Trump viajó al condado de Fulton, Georgia, para entregarse a las autoridades, un día antes de que se venciera el plazo que le dieron los fiscales que le investigan por intentar revertir los resultados de las elecciones de 2020. Allí posó para lo que será una de las fotografías más icónicas del año, y tal vez la más emblemática de su carrera política hasta ahora: la primera foto policial de un expresidente procesado por delitos penales.
Nunca en la historia de Estados Unidos se había presentado un hecho semejante. La historia remotamente más parecida a esta escena es la del expresidente Ulysses Grant, quien fue arrestado por exceso de velocidad mientras conducía su carruaje tirado por caballos en 1872. Fue llevado a una estación, aunque se salvó de la fotografía policial, ya que este proceso sería introducido de manera más amplia una década después.
La anécdota solo fue traída a colación desde entonces por los problemas de Trump con la justicia, quien, a pesar de haber sido acusado cuatro veces por la vía penal en los últimos cinco meses, también había esquivado la fotografía. Hasta el jueves. Sin embargo, más que herir la imagen de Trump, esta fotografía podría ayudarlo.
Desde la introducción de este proceso policial, las fotografías de este tipo han transmitido mensajes. Por ejemplo, el puño arriba de la actriz Jane Fonda en su fotografía policial, luego de ser arrestada luego de protestar por el cambio climático frente al Capitolio, no solo ayudó a definir el nuevo activismo ambiental, sino también identificó el movimiento feminista en Estados Unidos. Se volvería una pieza icónica. En el caso de Trump, su fotografía policial de entrada envía un mensaje que a él le ha encantado replicar: que es una víctima.
“Esto le ayuda mucho a Trump. Él se ha posicionado como una víctima de un acoso político de parte de la justicia estadounidense. Es un experto en manejar su imagen, y ahora va a explotar la idea de que los políticos tradicionales están usando la justicia como una herramienta contra él. Y dentro del Partido Republicano eso es muy efectivo”, explicó el exdiplomático y profesor Lawrence Gumbiner.
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La campaña de victimización ya empezó. CJ Pearson, un reconocido comentarista de Fox News, comparó inmediatamente a Trump con Martin Luther King, quien también tuvo una foto de este estilo tras ser arrestado en Birmingham por desafiar una orden judicial y encabezar una marcha a favor de los derechos de los afroamericanos. “¿Saben quién más se vio obligado a tomar una fotografía policial por motivos políticos?”, dijo Pearson, acompañando su declaración con una foto de King. Su mensaje fue viralizado en círculos conservadores, anticipando la propaganda en la que trabajará el equipo Trump.
Pero la campaña no solo se encargará de capitalizar la fotografía con apoyo político, sino también económico. En abril, antes de la lectura de cargos por su primera imputación penal, Trump dijo que una fotografía policial de él se volvería en la “foto más famosa en la historia del mundo”.
Luego de esto, diversas personalidades de derecha, como Sean Hannity, Greg Gutfeld, Nick Fuentes y Laura Loomer, todos comentaristas políticos, apoyaron la idea de que se comercializara la imagen en camisetas y tazas de café. En efecto, la campaña aprovechó el momento y puso en venta una camiseta con una fotografía policial falsa de Trump con la frase “No culpable”. Su costo era de US$36 o gratis a través de una contribución de US$47. Se espera que hagan lo mismo con la foto oficial.
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El mensaje del equipo de Trump
En el camino a la problemática cárcel de Fulton, popular por sus condiciones peyorativas, fanáticos y detractores de Trump solo se preguntaban una cosa: ¿va a sonreír? Horas antes de que el republicano se entregara a las autoridades, otros acusados en el caso cumplieron con el mismo proceso de toma de huellas y fotografías que tendría Trump. Lo que más llamó la atención de las fotografías fueron las sonrisas.
Tanto las exabogadas del expresidente Jenna Ellis y Sidney Powell como el expresidente del Partido Republicano de Georgia David Shafer sonrieron. Para la mayoría de personas, ser fotografiado en una prisión mientras un puñado de policías les toman las huellas dactilares en un proceso que puede llevarles a prisión no es precisamente un momento para mostrar su mejor sonrisa. Sin embargo, para los políticos como Trump, o ciudadanos involucrados en un caso como el que el expresidente enfrenta, sonreír en una fotografía policial puede ser un momento para capitalizar apoyos.
En la política, el ejemplo más reciente es el del exgobernador de Texas Rick Perry, quien obtuvo su propia fotografía policial en 2014 tras entregarse a las autoridades por acusaciones de abuso de poder. Perry ofreció una sonrisa a los policías y salió de la estación a comerse un helado de vainilla. La sonrisa enviaba un mensaje de control sobre la situación.
“La única vez que Perry no pareció tener el control fue cuando le ordenaron que se quitara sus nuevas y exclusivas gafas con montura negra para la foto”, señaló entonces el Akron Bacon Journal.
El exrepresentante republicano Tom DeLay, también de Texas, sonrió igualmente en su fotografía policial, tras ser procesado por lavado de dinero. Y lo mismo ocurrió con el exsenador demócrata John Edwards, quien fue acusado de utilizar casi un millón de dólares de fondos de su campaña para encubrir una aventura extramatrimonial.
“Creo que una foto policial sonriente envía el mensaje equivocado. Dice que no te estás tomando en serio tu arresto. Si estás en la desafortunada situación de necesitar una fotografía policial, deberías mirar directamente a la cámara y no sonreír. No frunzas el ceño, pero mantén una expresión neutral en tu rostro”, explicó el abogado Ben Schwartz de la firma Schwartz & Schwartz.
Para el equipo de Trump, el mensaje equivocado del que habla Schwartz es el correcto: hay que transmitir control sobre la situación. Por eso sonrieron. No obstante, Trump no siguió sus pasos: en la foto se mostró desafiante ante el proceso. “Es la imagen de hombre duro que siempre ha querido proyectar, dice Gumbiner, quien encuentra lógico que no sonriera. La imagen alimenta el teatro político al que se ha acostumbrado el país con el republicano.
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