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Dirigir uno de los once comandos de combate del Ejército de Estados Unidos dejó de ser una tarea exclusiva para hombres. En 2016, por primera vez en la historia de ese país, la generala Lori Robinson se ponía al frente del Comando Norte, cargo que dejó en 2018. Hace unos días era Jacqueline Van Ovost quien asumía el Comando de Transporte y este viernes será el turno de Laura J. Richardson, quien liderará el Comando Sur de Estados Unidos.
Por primera vez, esta estructura militar compuesta por 1.200 empleados entre civiles y uniformados, que destina operaciones militares, de seguridad y cooperación en Centroamérica, Suramérica y el Caribe, estará a cargo de una generala. Una de cuatro estrellas, que llega en un momento en que el narcotráfico, la migración y los efectos de la pandemia ubican a este comando como uno de los más importantes para la administración de Joe Biden.
Y no solo eso. Biden usó el nombramiento de Richardson para decirles a las niñas de Estados Unidos que las mujeres pueden alcanzar puestos de liderazgo.
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“Necesitamos que las niñas y los niños pequeños que crecen soñando con servir a su país sepan que este es el aspecto que tienen las generalas en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Este es el aspecto que tienen las vicepresidentas de Estados Unidos”, añadió, flanqueado por la vicepresidenta, Kamala Harris. Richardson tiene una familia en la que priman las mujeres: está casada con un general de tres estrellas, James Richardson, con quien tiene una hija y una nieta.
Nombramiento clave para Colombia
Laura J. Richardson, de 57 años, soñó desde los quince años con ser una piloto de helicópteros de combate; sin embargo, en la década de los años 60 no se les permitía a las mujeres manejar aeronaves de combate; tras graduarse del colegio en Colorado ingresó a una escuela de aviación.
Ya en el Ejército, en donde lleva treinta años, la ahora teniente generala voló helicópteros Sikorsky UH-60 Black Hawk y cumplió dos misiones de combate, en Irak y en Afganistán, además de servir como asesora militar del exvicepresidente Al Gore (1993-2001) y transportar el maletín nuclear.
En 2017, Richardson se convirtió en la primera mujer sub comandante del mayor mando del Ejército, conocido como Forscom, que llegó a liderar de forma interina a finales de 2018.
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La generala reemplazará al jefe saliente del SouthCom, Craig Faller, almirante de la Armada, quien ha dirigido el comando con sede en Doral, en las afueras de Miami, desde noviembre de 2018. Faller, de sesenta años, se retirará este viernes después de casi cuatro décadas de servicio militar como oficial naval. A la ceremonia asistirá el ministro de Defensa colombiano, Diego Molano.
Su presencia no es al azar. Faller fue un aliado importante para Colombia, país en el que se enfocó durante la última etapa de su gestión, debido a la migración. “Estamos enfocados en ayudar a Colombia, que ha absorbido un tremendo aumento de migrantes venezolanos”. No solo eso; Faller ha sido un crítico del gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, al considerarlo una “vergüenza que ha destrozado durante 25 años el país, arruinado a su pueblo y violado sus derechos humanos”, según dijo en entrevista a la agencia EFE. Faller acusó en septiembre a Maduro de estar vinculado al narcotráfico, otro tema clave que maneja el Southcom. “Existen vínculos entre organizaciones criminales trasnacionales y Venezuela, que es un abrigo seguro para el narcotráfico y estimula el envío de drogas hacia Estados Unidos y otros países”, dijo Faller.
Con la nueva política antidrogas de Biden, se esperan también cambios en temas de cooperación en la lucha contra el narcotráfico desde el Comando Sur. Analistas en Washington señalan que Richardson va a mantener su buena alianza con Colombia, en momentos en que el presidente Biden afronta una dura crisis migratoria y las relaciones con Venezuela están en su peor momento, tras la extradición de Álex Saab, supuesto testaferro de Nicolás Maduro.
Comando polémico
El Comando Sur de EE. UU. nació en 1903, cuando ese país envió a un grupo de marines a Panamá, a bordo del USS Nashville, para proteger el ferrocarril que unía las costas Atlántica y Pacífica. Historiadores señalan que esa misión, en la práctica, terminó con los esfuerzos que Colombia hacía para evitar la secesión de Panamá. Desde entonces, la controversia lo ha rodeado. Un estudio publicado por varios historiadores de la Universidad de Harvard señaló que Estados Unidos, a través de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y en varias ocasiones con ayuda del Comando Sur, intervino en 41 ocasiones para forzar un cambio de gobierno en países de América Latina entre los años 1898 y 1994.
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Analistas recuerdan que, en 1965, tropas del Comando Sur participaron en una invasión a República Dominicana, tras el levantamiento de seguidores del presidente Juan Bosch, recién derrocado; su actividad casi que cesó durante varios años, pero el presidente Ronald Reagan lo revivió a raíz de los conflictos centroamericanos (El Salvador, Nicaragua). Analistas señalan al Comando Sur como el responsable de diseñar el Plan Colombia. Desde 2001 el Southcom fortaleció el combate del narcotráfico y del terrorismo, a través de varias bases militares estadounidenses en la región, además de algunos centros de operaciones, así como una red de radares antinarcóticos.
El Comando Sur también desarrolla tareas de ayuda en desastres naturales. Una labor que se hace ahora más importante debido a los efectos del cambio climático en varios países: un informe de la ONU prevé un aumento del nivel del mar que afectará a Centro y Suramérica y lo hará más proclive a inundaciones y otras tragedias naturales.