Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A la frontera entre México y Estados Unidos, las mafias han integrado la tecnología de la inteligencia artificial para seguir extorsionando a los migrantes irregulares y sus familias.
Patricia Carchi Moroso tenía 36 años cuando decidió probar el sueño americano. Trabajador de la construcción sin visa desde hace cuatro años en Massachussets, su hermano Wilmer está desesperado: "Hasta ahora no se sabe nada desde que salió de Ecuador. Salió el 16 de agosto de 2023 y tomé contacto hasta el 9 de septiembre. Hasta hoy no hemos contactado", dice.
"Yo creí en ese video"
Tras su desaparición, otro hermano de Patricia en Ecuador ha recibido un primer video mostrándola desmayada, aparentemente agonizando, en el desierto. Un video real, pero más tarde aparecieron dos más hechos con inteligencia artificial. Patricia se veía aparentemente restablecida pero los coyotes pedían plata para sacarla de un hospital en Texas.
“Como estuve totalmente perdido por mi hermana, entonces yo creí en ese video y toda la familia también. Nos hicieron sacar tanta cantidad de dinero”, indica su hermano desde el sur del Ecuador.
En total, la familia se endeudó y mandó 13.500 dólares. Y todo para nada. Patricia Carchi sigue desaparecida.
Aprovechan la emotividad de los familiares
En Nueva York, William Murillo es el cofundador de la ONG 1-800-Migrantes. No le sorprende el uso fraudulento de la inteligencia artificial. "Los extorsionadores envían videos y fotos manipulados porque no tienen a la persona enfrente, porque si la tuvieran, simplemente hacen una videollamada. El uso de inteligencia artificial se nota, por ejemplo, en los ojos. El uno es un ojo más abierto que el otro, como que no aparece ni la pupila. Luego está que no se mueven las manos, no se mueve el cuerpo, no hay audios", explica.
Hija de migrantes y directora jurídica de la ONG, Andrea Ledesma sigue los casos de más de 150 ecuatorianos desaparecidos a la frontera. Alerta sobre los usos y abusos de la inteligencia artificial: "Cogen una fotografía y hacen hablar a esa fotografía. Pero otra persona es la que está hablando. Al recibir un familiar, un padre o una madre, que le van a matar a su hijo, que le tienen la pistola o que le tienen acá, obviamente no va a ver esos rastros que tal vez terceras personas sí lo pueden notar".
De allí un consejo de la ONG: evitar que los familiares más cercanos negocien con los traficantes, para no dejarse dominar por la emotividad.
Escuche este reportaje aquí: