La imputación contra Trump y la silenciosa estrategia de Biden
En medio del rechazo republicano y las manifestaciones de simpatizantes trompistas en las calles, el presidente de Estados Unidos ha brillado por su silencio. Esta postura no es casual, sino una instrucción bien planificada. ¿Por qué?
Con algunas excepciones, la reacción de los republicanos a la imputación contra Donald Trump se ha caracterizado por rodear al expresidente, el primero en la historia de Estados Unidos en enfrentar cargos penales, un total de 34 para ser exactos. El pasado martes, el juez bogotano Juan Manuel Merchán se los leyó y anunció que el juicio, probablemente, comenzará en enero de 2024, en pleno año electoral. Trump, de 76 años, aspira mientras tanto a llegar por segunda vez a la Casa Blanca.
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Con algunas excepciones, la reacción de los republicanos a la imputación contra Donald Trump se ha caracterizado por rodear al expresidente, el primero en la historia de Estados Unidos en enfrentar cargos penales, un total de 34 para ser exactos. El pasado martes, el juez bogotano Juan Manuel Merchán se los leyó y anunció que el juicio, probablemente, comenzará en enero de 2024, en pleno año electoral. Trump, de 76 años, aspira mientras tanto a llegar por segunda vez a la Casa Blanca.
Sus copartidarios señalan que el proceso, en el que lo acusan de falsificación de registros empresariales y conspiración para defraudar al fisco (maquillando los pagos que hizo para silenciar a la actriz Stormy Daniels en vísperas de la campaña presidencial de 2016 sobre la supuesta relación extramatrimonial que tuvieron años atrás), tiene motivaciones políticas. De otro lado, los demócratas, en general, se han mostrado complacidos con el proceder de la justicia y quieren que a Trump le caiga el peso de la ley.
Pero el demócrata que más ha llamado la atención por su silencio es el que podría ser su contendor en la campaña del próximo año: nada menos que Joe Biden, solo cuatro años mayor que su antecesor republicano. Tanto en vísperas de la lectura de cargos como después el presidente número 46 de Estados Unidos ha dicho estar “sin comentarios” sobre el asunto o sobre si esto está polarizando al país, entre otras reformulaciones que los periodistas han hecho a la misma pregunta. Su portavoz dijo el mismo martes que el tema no es “prioridad” para el mandatario.
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Pero claro que lo es. Según analistas, el silencio ha sido una estrategia. Por un lado, proyectar que mientras el Departamento de Justicia investiga a Trump por su papel en la insurrección del 6 de enero de 2021 y por los documentos confidenciales que de forma indebida retuvo tras el final de su mandato, Biden se mantiene al margen, dejando a las entidades actuar con independencia. Pero, además, mostrándose como el presidente que es (y podría seguir siendo). Funcionarios de la Casa Blanca citados por Jeff Mason y Trevor Hunnicutt, de Reuters, dijeron después de la imputación que continuarían con el plan de “mantenerse callados y seguir”.
De hecho, como contó la BBC, mientras Trump comparecía ante la corte de Manhattan, a unos 383 km al sur Biden estaba en la Casa Blanca “sentado debajo de un retrato de Abraham Lincoln flanqueado por su consejo de asesores en ciencia y tecnología”. El presidente se reunió con los integrantes de ese órgano para hablar sobre los “peligros y las posibilidades de la inteligencia artificial”.
“Han sido inteligentes al mantenerse al margen”, les dijo la estratega demócrata Lis Smith a Mason y Hunnicutt sobre el plan de la Casa Blanca sobre Trump. “En 2020, Joe Biden se benefició del agotamiento de los votantes con el caos de la administración Trump. La pantalla dividida del presidente Biden centrado en hacer bien su trabajo frente a Trump y el Partido Republicano en caos solo lo ayudará”, agregó. Los autores señalan, eso sí, que la estrategia cambiaría si la respuesta a la imputación se vuelve violenta (un capítulo que Estados Unidos ya conoce tratándose de Trump).
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Pero no ha sido el caso. De hecho, buena parte de los titulares y comentarios en la prensa el día de la lectura de cargos fue que había más periodistas que manifestantes a las afueras del tribunal. El País de España, incluso, calificó al puñado de fanáticos simpatizantes de Trump como un “circo de friquis”. Mason y Hunnicutt no dejan de mencionar que la estrategia del silencio también cambiaría (o cambiará) en el momento en que Biden anuncie oficialmente su candidatura y se tenga que enfrentar a Trump ya no como el presidente de todos los estadounidenses, sino como competidor.
“¿Qué deberían hacer los demócratas con respecto a la noticia de la acusación? Permítanme comenzar con lo que no se debe hacer. Por mucho que quieras, ahora no es el momento de hacer un pedido masivo de camisetas y tazas “Enciérrenlo”. Eso es lo que harían Trump y sus partidarios”, dijo Jen Psaki, exportavoz de Joe Biden, en su programa de MSNBC. Según ella, los republicanos están instrumentalizando todo este episodio porque “Donald Trump todavía es el líder del partido y temen perder el apoyo de las bases”.
La exsecretaria de Prensa agregó que si se meten en la narrativa, deberían limitarse al “nadie está por encima de la ley”, con el que, por ejemplo, empezó la representante de California Barbara Lee, quien, no obstante, remató en Twitter con: “Ahora vayan tras los otros crímenes”. No está de más recordar que contra Trump siguen en curso otras investigaciones, como la relacionada con el supuesto intento de anular los resultados electorales en Georgia durante las elecciones de 2020, además de las pesquisas ya mencionadas por el 6 de enero y los papeles clasificados, entre otras.
Por lo mismo, demócratas consultados por The New York Times se cuestionaron si el caso de Stormy Daniels, considerado por muchos como el más débil, “vale la pena” teniendo en cuenta la profunda polarización que está produciendo en el país. Sin embargo, no hay que olvidar, como explicó Slate, que el fiscal del caso, Alvin Bragg, no quiere quedarse el “delito menor” que representaría la pura falsificación, sino que apunta a demostrar que hubo un delito grave, que se pagaría con cárcel, al querer conspirar para favorecer su propia elección (al evitar que el caso de su relación con Daniels saliera a la luz pública).
Muchos expertos coinciden en que el caso no es fácil de probar. Además, como señaló a este diario Lawrence Gumbiner, consultor y exdiplomático estadounidense, uno de los mayores retos que tendrá este caso será encontrar un jurado imparcial, pues en medio de este ambiente caldeado casi todos tienen ya una opinión formada.
Mientras algunos consideran que tener a Trump de contendor (es decir, que gane la nominación republicana, frente a otro peso pesado como Ron DeSantis, gobernador de Florida) sería el mejor escenario posible para Biden (en caso de que llegue a aspirar a la reelección), para otros, Trump es una amenaza demasiado grande y no vale la pena correr el riesgo de tenerlo de nuevo en la competencia.
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