La lucha de tres frentes para salvar la campaña de Joe Biden, explicada

El mayor desafío para Joe Biden durante el primer debate presidencial era demostrar que tenía la energía y la resistencia para el cargo, y no lo hizo. A pesar de sus más de 50 años de trayectoria política, es la edad y, con ello, su agilidad mental y física lo que impide el apoyo total no solo de los votantes, sino ahora de donantes y miembros de su partido. A cuatro meses de las elecciones y a uno de ser oficialmente el aspirante del Partido Demócrata, Biden debe luchar con todas sus fuerzas para salvar su candidatura.

El mayor desafío para Joe Biden durante el primer debate presidencial era demostrar que tenía la energía y la resistencia para el cargo, y no lo hizo. A pesar de sus más de 50 años de trayectoria política, es la edad y, con ello, su agilidad mental y física lo que impide el apoyo total no solo de los votantes, sino ahora de donantes y miembros de su partido. A cuatro meses de las elecciones y a uno de ser oficialmente el aspirante del Partido Demócrata, Biden debe luchar con todas sus fuerzas para salvar su candidatura.

El debate, un poco prematuro en comparación con elecciones pasadas, tuvo la intención, según el equipo de Biden, de “dar a los votantes la oportunidad de juzgar a los candidatos antes de que se emitieran los votos anticipados”. Aunque, a decir verdad, querían que los estadounidenses recordaran la naturaleza caótica de la presidencia de Trump y apelar a que el republicano “representa una amenaza a la democracia, que ha sido enjuiciado como un criminal y que no tiene el equilibrio emocional para el cargo”, explicó Lawrence Gumbiner, exdiplomático y analista internacional.

La estrategia evidentemente no salió como esperaban. Pese a las varias falsas afirmaciones de Trump, fue la cuestión de la edad y la agudeza mental de Biden lo que quedó resonando del encuentro. “El debate fue una oportunidad para brindar una respuesta clara y contundente sobre por qué su edad es una ventaja y no una vulnerabilidad y, desafortunadamente, fue una oportunidad perdida”, señaló la periodista de la BBC, Courtney Subramanian.

Según Gumbiner, “ya no es una cuestión de políticas o de temas, es de capacidad. Si uno lee las políticas de Biden y las compara con Donald Trump, él (Biden) va mucho mejor. Pero cuando uno compara el hombre, en uno contra uno, es cuando cae Biden”, expuso.

Antes del debate, una encuesta de Morning Consult mostró que Trump y Biden estaban empatados con un 44 %. Pero luego del enfrentamiento, según un sondeo de CNN, los votantes favorecen a Trump por 6 puntos, con 49 %, frente a 43 % para Biden. Además, el 72 % de los votantes dijo que las capacidades físicas y mentales son una razón para votar en contra de Biden.

Aunque se sabía que la cuestión de la edad de Biden, que tendría 86 al finalizar su segundo mandato en caso de ganar, era un determinante para los votantes, lo que poco se había mencionado era el consenso sobre su candidatura dentro del partido. Pero ahora todo ha cambiado.

El miércoles, Biden recibió en la Casa Blanca a gobernadores y congresistas demócratas que querían discutir con el mandatario su candidatura y expresarle sus preocupaciones ante lo que dicen las encuestas. Entre los participantes de la reunión estaban los gobernadores de Nueva York, Maryland y Minnesota. Este último, Tim Walz, señaló a la salida de la reunión que seguirán luchando por ganar las elecciones de noviembre.

“El presidente nos ha respaldado a nosotros (...) y los gobernadores lo respaldamos a él, estamos trabajando en conjunto para dejarlo muy claro. El camino hacia la victoria en noviembre es la prioridad número uno”, dijo Walz a los medios de comunicación que esperaban noticias. Por su parte, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, cuyo nombre se ha mencionado como posible sucesora de Biden, publicó en su cuenta de X: “(Biden) es nuestro candidato. Está comprometido a ganar y cuenta con mi apoyo”.

Públicamente, los líderes demócratas han demostrado firmemente su apoyo a Biden, expuso Alejandro Bohórquez-Keeney, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. “Incluso aquellos que se supondría podrían ser mejor candidato que él, como Kamala Harris, lo están apoyando”, agregó. “Parece que el partido está cerrando filas alrededor de Biden porque mucha de la campaña es que él no es Trump, además no hay una figura en los demócratas lo suficientemente carismática o conocida en este momento como para reemplazarlo”, explicó.

No obstante, el congresista demócrata de Texas Lloyd Doggedtt reveló las fricciones internas que empiezan a cristalizarse dentro del partido Demócrata. “Reconociendo que, a diferencia de Trump, el primer compromiso del presidente Biden siempre ha sido con nuestro país, no con él mismo, tengo la esperanza de que tome la dolorosa y difícil decisión de retirarse. Respetuosamente, le pido que lo haga”, expresó.

El presidente aseguró que “cometió un error” durante el debate. “Tuve una mala noche. El hecho es que metí la pata, me equivoqué”, dijo en una conversación con el presentador de radio Earl Ingram. Pero “estoy en esta carrera hasta el final y vamos a ganar porque cuando los demócratas se unen, siempre ganaremos. Así como vencimos a Donald Trump en 2020, vamos a volver a vencerlo en 2024″, aseguró el demócrata.

No obstante, los rumores sobre un reemplazo para Biden no paran, y más cuando las encuestas revelan que un candidato alternativo podría tener más probabilidades de ganar. En enfrentamientos hipotéticos, según la encuesta de CNN, la vicepresidenta Kamala Harris tendría el 47 % de los votos frente al 34 % de Trump y el gobernador de California, Gavin Newsom, el 42 %, frente al 36 % de Trump. Ahora, suena el nombre de la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, quien, según un sondeo de Ipsos, si las elecciones se celebrasen hoy, obtendría el 50 % de los votos frente al republicano.

Gumbiner opina que Biden renunciaría solo si su familia se lo aconseja, pero también si hubiera presiones internas en privado. “No sabemos qué están diciendo detrás de las puertas. Si las encuestas empeoran, creo que la presión será pesada. Pero, al final, solo él (Biden) puede tomar esa decisión”, mencionó.

No obstante, existen otras variables que podrían cambiar el panorama. Por ejemplo, que se reduzcan las donaciones a la campaña o si pusiera en peligro a los demás políticos afiliados al Partido Demócrata en futuras elecciones.

Por un lado, la campaña Biden-Harris aseguró en un comunicado que junio había sido el “mejor mes” y el “más fuerte” al experimentar “donaciones históricas” que ascienden los US$127 millones. En el segundo trimestre de 2024 han recaudado US$264 millones de los cuales US$38 millones llegaron en los cuatro días posteriores al primer debate presidencial, pese al débil desempeño del mandatario. “Un testimonio de la creciente y comprometida base de simpatizantes que respaldan firmemente al presidente y a la vicepresidenta”, dijo la directora de la campaña, Julie Chávez Rodríguez. No obstante, “grandes simpatizantes” parecen decir lo contrario.

Reid Hoffman, uno de los donantes más influyentes del Partido Demócrata, escribió en un correo electrónico a sus amigos un día después del debate que decía: “Recibí muchos correos electrónicos en las últimas 24 horas preguntándome si debería haber una campaña pública para presionar a Biden para que dimita después de su mal desempeño en el debate de anoche”, recogió The New York Times (NYT), que tuvo acceso al mensaje. No obstante, la conclusión de Hoffman fue: “Joe es nuestro nominado; cualquier decisión de hacerse a un lado depende de él y su familia, punto”.

Por su parte, el cofundador de Netflix, Reed Hastings, y su esposa, Patty Quillin, que han dado más de US$20 millones al partido durante los últimos años consideran que “Biden debe hacerse a un lado para permitir que un líder demócrata vigoroso derrote a Trump y nos mantenga seguros y prósperos”, dijeron por correo a NYT.

Por otro lado, hay encuestas que muestran que los demócratas seguirían recibiendo apoyo de los votantes estadounidenses, aunque no eligieran a Biden. La preocupación, según dijo a CNN un asesor de larga data, es que de continuar con la reelección del presidente se pusiera en peligro a los candidatos en la Cámara de Representantes, el Senado y las competitivas elecciones locales en todo el país. Allí, “Biden considerará siquiera la posibilidad de dar un paso al costado”, explicó la fuente.

No se vienen días fáciles para Biden. Ahora mismo su equipo debe prepararlo para luchar no solo contra uno, sino tres frentes: tiene que convencer a la masa votante de que el candidato tiene la vitalidad para continuar con la campaña y un segundo mandato, en caso tal; tiene que conciliar las voces de su partido y tiene que tranquilizar a los donantes que desde el debate no paran de preguntar “¿Y ahora qué?”. Todo esto antes de la convención demócrata de agosto donde Biden aceptará formalmente la nominación para las elecciones, a no ser que algo cambie en los próximos días.

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