¿Dónde queda Colombia con la política internacional de Duque?
El mundo con el que se encontró Iván Duque al asumir el poder fue todo menos tranquilo. Una pandemia, elecciones en Estados Unidos, y el cerco diplomático contra Nicolás Maduro en Venezuela fueron algunos de los eventos con los que tuvo que maniobrar.
María Paula Ardila
Nicolás Marín
La agenda internacional de Iván Duque ha estado lejos de la tranquilidad. Ha experimentado desafíos, aciertos, y errores frente a puntos muy calientes relacionados con algunos de sus aliados, como Estados Unidos y la Unión Europea, y con países como Venezuela. Lo que queda de mandato parece que avanzará sin muchos cambios, tratando de sobrellevar temas como la pandemia, los coletazos del paro nacional y las protestas de este año, la implementación del acuerdo de paz, y una recuperación económica que se avizora cuesta arriba sin la ayuda internacional. El Espectador consultó a analistas que hicieron un balance de la gestión del presidente y lo que puede venir el año que le queda de mandato en cuanto a política exterior.
Estados Unidos, un aliado clave
Colombia es el aliado más importante y estable de Estados Unidos en la región. Tras años caóticos durante el mandato de Ernesto Samper lograron consolidar un proyecto duradero y estable con el expresidente Andrés Pastrana que ha durado hasta hoy. Sin embargo, recientemente los roces han aparecido, comenzando por la postura del gobierno durante la campaña electoral del pasado año en la que salió vencedor Joe Biden.
Frente al tema Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia, dijo: “Concuerdo con que hubo errores estratégicos y políticos que se cometieron por parte de esta administración, en particular por el partido de Gobierno del presidente. Esto fue diciente y creo que Estados Unidos lo hizo notar porque hubo distanciamiento que se hizo evidente. Pero también es cierto que Estados Unidos le ha entregado a Colombia un número importante de vacunas en una forma de donación, lo cual ha llevado a pensar que fue más un ruido de aquellos que decían que la situación era crítica o más bien tratan de argumentar que la relación es supremamente fluida”.
La posición del experto con lo que realmente ocurrió va por una línea intermedia. “Creo que los graves hechos que se llevaron a cabo en el país, especialmente en el mes de mayo y junio evidenciaron una debilidad importante del gobierno, Estados Unidos tomó nota de eso y la forma como reaccionó fue ‘al aliado hay que darle lo que en este momento necesita’. Había una preocupación significativa por la demora de las vacunas y por lo que esa demora estaba ocasionando a nivel interno. Entonces creo que Estados Unidos fue muy hábil y astuto en el sentido de darnos vacunas”.
Según Piñeros, esto también se dio porque Estados Unidos debe generar un contrapeso con los avances que China ha tenido en la región. Esto explicaría el hecho de que la administración de Joe Biden le haya donado vacunas a países como México o Argentina. “En los últimos años no ha habido una forma de ver positivamente a Estados Unidos y es una reacción estructural de trabajar con los demás para asuntos de conveniencia regional y no necesariamente una cosa solo con Colombia”.
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Otro de los temas clave son los acuerdos de paz. Según Piñeros hay un escepticismo alrededor del gobierno de Iván Duque por su aproximación al acuerdo cuando llegó al poder. “Las preocupaciones de Estados Unidos pueden venir desde el punto de vista práctico, es decir, que la plata que entreguen, vaya a donde realmente tiene que ir. Esa es una presión de la comunidad internacional en general”.
Sin embargo, para el gobierno de Biden también es importante el punto de vista geopolítico porque en momentos el gasto en Colombia ha sido utilizado por administraciones estadounidenses para mostrar que es una buena medida. “El plan Colombia sirvió para poder modernizar las tropas colombianas y eso es mostrado por el Departamento de Estado y por el Departamento de Seguridad y Defensa de Estados Unidos como algo positivo, para mostrar que sí son capaces de lograr que otros lugares superen conflictos. Si Colombia fracasa significa que Estados Unidos también fracasa en su apuesta durante los últimos 20 años para superar el conflicto armado colombiano”.
América Latina, Colombia aislada de la región
Posiblemente uno de los momentos más desafiantes a nivel regional para la administración de Iván Duque inició el 23 de enero de 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente de Venezuela. De ahí en adelante inició el cerco diplomático liderado por Colombia y Chile que buscó, fallidamente, sacar a Nicolás Maduro del poder. El hecho dejó clara la postura de Colombia en la región en cuanto a su política internacional con más desventajas que ventajas, según analistas.
Para Eduardo Pastrana, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, se ha producido una ideologización extrema de la política exterior colombiana. “La ideologización se manifiesta en una actitud de rechazo a gobiernos contrarios. Es decir, los gobiernos de centro o izquierda radical son vistos como enemigos, como una amenaza para la seguridad del país”. Las tensiones derivadas de lo anterior, que incluyen los choques con Venezuela, dejaron aislados a ambos países, y en un futuro pueden traer repercusiones graves en materia de seguridad fronteriza, entre otros males.
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“No tenemos ni siquiera relaciones consulares con Venezuela. Pero lo más grave es que esto es sinónimo de renunciar a la estabilidad en materia de seguridad, pero también en temas económicos, lo que genera una serie de impactos sociales en los departamentos de frontera”, dijo Pastrana quien sostuvo que la Colombia de Duque “renunció a departamentos como La Guajira, Arauca, Vichada, Norte de Santander y Guainía porque una de las características de estas zonas fronterizas son todas las interdependencias en materia de comercio, legal o ilegal, que hay con Venezuela”.
“Durante muchos años existieron las comisiones binacionales fronterizas para gestionar las problemáticas de estas zonas, que además son territorios muy vulnerables. Ahora estamos viendo el renacer del conflicto, la ausencia de Estado, la pérdida de gobernabilidad, y toda una serie de impactos que vamos a sufrir en unos años, y eso será producto de esa política exterior totalmente equivocada, ideologizada, frente a Venezuela”, explicó Pastrana.
Unas tensiones que también se extendieron hasta Cuba: “lo que pasó con este país fue algo inédito: nunca un gobierno colombiano había sido tan hostil con Cuba; la solicitud de extradición de miembros del ELN, la expulsión de un diplomático, la decisión de abstenerse de votar en contra del embargo de EE. UU. a Cuba. Todo esto evidencia la intención de quedar bien con EE. UU, y el problema es que a Cuba lo necesitamos para una eventual negociación con el ELN”, sostuvo Mauricio Jaramillo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario.
¿Qué pasó en América del Sur? “Colombia se quedó solo en el Grupo de Lima. Y esto habla de un vicio negativo, y es que el país pensó que iba a ver hegemonía conservadora en la región”, comentó Jaramillo. Algo similar explicó Pastrana: a la llegada de Pedro Castillo a Perú, y a la salida de Sebastián Piñera como actor en la política exterior en la región, “se suma un Prosur que nunca surgió, se desbarató el Grupo de Lima, se cayó el cerco diplomático, y finalmente uno de los golpes más duros es el estancamiento total de la Alianza del Pacífico. Con esto nos vamos a quedar sin socios comerciales, algo que va a generar una serie de traumatismos, sin mencionar que este gobierno va a perder todo el apoyo ideológico que tenía con respecto a su política contra Venezuela”.
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Frente a Centroamérica, Jaramillo sostiene que con Nicaragua, por ejemplo, Colombia ha sido unos de los países más activos en denunciar las grandes violaciones a los derechos políticos de la oposición. A eso se suma el litigio en la Corte Internacional de Justicia. “Pero ha sido una respuesta muy selectiva porque Colombia no se ha pronunciado de la misma forma sobre la concentración de poderes en El Salvador, que es algo evidente y que ya despertó la preocupación de EE. UU. y la Unión Europea”.
Europa, escéptica con Colombia
Uno de los vínculos estructurales de la Unión Europea (UE) con Colombia en los últimos años ha sido el Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc en 2016. Durante el último tiempo otros temas han cruzado las agendas, como la pandemia y las protestas sociales. Para Mariano Aguirre, exasesor de Naciones Unidas en Colombia y miembro de la Red de Seguridad de la Fundación Friedrich Ebert, “las relaciones entre el gobierno de Duque y la UE son cordiales pero esta última expresó en mayo su preocupación, al igual que la ONU, por el excesivo uso de la fuerza del Estado contra la protesta social y pidió una investigación sobre las muertes de manifestantes”.
Por otro lado, la llegada de Duque al poder solo generó, según Rafael Piñeros, un escepticismo motivado por la resistencia inicial del Centro Democrático al documento inicial, pues argumentaba que se podía mejorar. “Uno va a ver y obvio, hay avances, pero es que la implementación se tenía que empezar a hacer en esta administración, no en la anterior. Además, en materia de gestión de los recursos hay mucho que desear y sigue habiendo muchos deberes: ha sido lento, no ha sido eficiente, ha habido desafíos a la seguridad que tampoco han acometido. Por eso siempre va a haber un asterisco muy fuerte”.
Sobre el tema, Duque dijo en una entrevista reciente a El Espectador, que su postura sobre la paz siempre ha sido de consenso y no de polarización: “Como presidente, lo que he buscado siempre es tener canales de entendimiento, tanto así que he sancionado leyes que son de iniciativa de la oposición. El Gobierno sí estuvo presente para escuchar a la oposición, a través de un decreto del Ministerio del Interior. Siempre hemos tenido la voluntad de escuchar”.
Ahora bien, Aguirre afirma que en lo que queda de Gobierno, y con los aires electorales soplando cada vez más fuerte, “Duque y sus funcionarios seguirán vendiendo internacionalmente que la implementación va mejor de lo que ellos mismos esperaban, mientras internamente ponen trabas, dejan de lado cuestiones como la reforma rural, insisten en fumigar campos de coca en vez de ir a la raíz del problema, y avanzan lentamente en otros capítulos del Acuerdo”.
Cada paso a partir de ahora será clave, mucho más teniendo en cuenta que, como dice Piñeros, los países y gobiernos del exterior tienen memoria, y no olvidan los aciertos y los errores de los demás. El presidente tiene la oportunidad en sus manos de dejar las bases para que la relación de Colombia con Europa, Estados Unidos, la región y el resto del mundo tengan un futuro constructivo para el país.
Aguirre aseguró: “Duque podría promover un verdadero diálogo social sobre los temas de la protesta, podría también movilizar el sistema judicial para investigar y procesar los inductores de los asesinatos de líderes sociales, y acelerar la implementación del Acuerdo de Paz en el capítulo rural. Aunque no tenga ya tiempo para alcanzar soluciones, así dejaría un legado positivo para quien le suceda”.
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La agenda internacional de Iván Duque ha estado lejos de la tranquilidad. Ha experimentado desafíos, aciertos, y errores frente a puntos muy calientes relacionados con algunos de sus aliados, como Estados Unidos y la Unión Europea, y con países como Venezuela. Lo que queda de mandato parece que avanzará sin muchos cambios, tratando de sobrellevar temas como la pandemia, los coletazos del paro nacional y las protestas de este año, la implementación del acuerdo de paz, y una recuperación económica que se avizora cuesta arriba sin la ayuda internacional. El Espectador consultó a analistas que hicieron un balance de la gestión del presidente y lo que puede venir el año que le queda de mandato en cuanto a política exterior.
Estados Unidos, un aliado clave
Colombia es el aliado más importante y estable de Estados Unidos en la región. Tras años caóticos durante el mandato de Ernesto Samper lograron consolidar un proyecto duradero y estable con el expresidente Andrés Pastrana que ha durado hasta hoy. Sin embargo, recientemente los roces han aparecido, comenzando por la postura del gobierno durante la campaña electoral del pasado año en la que salió vencedor Joe Biden.
Frente al tema Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia, dijo: “Concuerdo con que hubo errores estratégicos y políticos que se cometieron por parte de esta administración, en particular por el partido de Gobierno del presidente. Esto fue diciente y creo que Estados Unidos lo hizo notar porque hubo distanciamiento que se hizo evidente. Pero también es cierto que Estados Unidos le ha entregado a Colombia un número importante de vacunas en una forma de donación, lo cual ha llevado a pensar que fue más un ruido de aquellos que decían que la situación era crítica o más bien tratan de argumentar que la relación es supremamente fluida”.
La posición del experto con lo que realmente ocurrió va por una línea intermedia. “Creo que los graves hechos que se llevaron a cabo en el país, especialmente en el mes de mayo y junio evidenciaron una debilidad importante del gobierno, Estados Unidos tomó nota de eso y la forma como reaccionó fue ‘al aliado hay que darle lo que en este momento necesita’. Había una preocupación significativa por la demora de las vacunas y por lo que esa demora estaba ocasionando a nivel interno. Entonces creo que Estados Unidos fue muy hábil y astuto en el sentido de darnos vacunas”.
Según Piñeros, esto también se dio porque Estados Unidos debe generar un contrapeso con los avances que China ha tenido en la región. Esto explicaría el hecho de que la administración de Joe Biden le haya donado vacunas a países como México o Argentina. “En los últimos años no ha habido una forma de ver positivamente a Estados Unidos y es una reacción estructural de trabajar con los demás para asuntos de conveniencia regional y no necesariamente una cosa solo con Colombia”.
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Otro de los temas clave son los acuerdos de paz. Según Piñeros hay un escepticismo alrededor del gobierno de Iván Duque por su aproximación al acuerdo cuando llegó al poder. “Las preocupaciones de Estados Unidos pueden venir desde el punto de vista práctico, es decir, que la plata que entreguen, vaya a donde realmente tiene que ir. Esa es una presión de la comunidad internacional en general”.
Sin embargo, para el gobierno de Biden también es importante el punto de vista geopolítico porque en momentos el gasto en Colombia ha sido utilizado por administraciones estadounidenses para mostrar que es una buena medida. “El plan Colombia sirvió para poder modernizar las tropas colombianas y eso es mostrado por el Departamento de Estado y por el Departamento de Seguridad y Defensa de Estados Unidos como algo positivo, para mostrar que sí son capaces de lograr que otros lugares superen conflictos. Si Colombia fracasa significa que Estados Unidos también fracasa en su apuesta durante los últimos 20 años para superar el conflicto armado colombiano”.
América Latina, Colombia aislada de la región
Posiblemente uno de los momentos más desafiantes a nivel regional para la administración de Iván Duque inició el 23 de enero de 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente de Venezuela. De ahí en adelante inició el cerco diplomático liderado por Colombia y Chile que buscó, fallidamente, sacar a Nicolás Maduro del poder. El hecho dejó clara la postura de Colombia en la región en cuanto a su política internacional con más desventajas que ventajas, según analistas.
Para Eduardo Pastrana, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, se ha producido una ideologización extrema de la política exterior colombiana. “La ideologización se manifiesta en una actitud de rechazo a gobiernos contrarios. Es decir, los gobiernos de centro o izquierda radical son vistos como enemigos, como una amenaza para la seguridad del país”. Las tensiones derivadas de lo anterior, que incluyen los choques con Venezuela, dejaron aislados a ambos países, y en un futuro pueden traer repercusiones graves en materia de seguridad fronteriza, entre otros males.
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“No tenemos ni siquiera relaciones consulares con Venezuela. Pero lo más grave es que esto es sinónimo de renunciar a la estabilidad en materia de seguridad, pero también en temas económicos, lo que genera una serie de impactos sociales en los departamentos de frontera”, dijo Pastrana quien sostuvo que la Colombia de Duque “renunció a departamentos como La Guajira, Arauca, Vichada, Norte de Santander y Guainía porque una de las características de estas zonas fronterizas son todas las interdependencias en materia de comercio, legal o ilegal, que hay con Venezuela”.
“Durante muchos años existieron las comisiones binacionales fronterizas para gestionar las problemáticas de estas zonas, que además son territorios muy vulnerables. Ahora estamos viendo el renacer del conflicto, la ausencia de Estado, la pérdida de gobernabilidad, y toda una serie de impactos que vamos a sufrir en unos años, y eso será producto de esa política exterior totalmente equivocada, ideologizada, frente a Venezuela”, explicó Pastrana.
Unas tensiones que también se extendieron hasta Cuba: “lo que pasó con este país fue algo inédito: nunca un gobierno colombiano había sido tan hostil con Cuba; la solicitud de extradición de miembros del ELN, la expulsión de un diplomático, la decisión de abstenerse de votar en contra del embargo de EE. UU. a Cuba. Todo esto evidencia la intención de quedar bien con EE. UU, y el problema es que a Cuba lo necesitamos para una eventual negociación con el ELN”, sostuvo Mauricio Jaramillo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario.
¿Qué pasó en América del Sur? “Colombia se quedó solo en el Grupo de Lima. Y esto habla de un vicio negativo, y es que el país pensó que iba a ver hegemonía conservadora en la región”, comentó Jaramillo. Algo similar explicó Pastrana: a la llegada de Pedro Castillo a Perú, y a la salida de Sebastián Piñera como actor en la política exterior en la región, “se suma un Prosur que nunca surgió, se desbarató el Grupo de Lima, se cayó el cerco diplomático, y finalmente uno de los golpes más duros es el estancamiento total de la Alianza del Pacífico. Con esto nos vamos a quedar sin socios comerciales, algo que va a generar una serie de traumatismos, sin mencionar que este gobierno va a perder todo el apoyo ideológico que tenía con respecto a su política contra Venezuela”.
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Frente a Centroamérica, Jaramillo sostiene que con Nicaragua, por ejemplo, Colombia ha sido unos de los países más activos en denunciar las grandes violaciones a los derechos políticos de la oposición. A eso se suma el litigio en la Corte Internacional de Justicia. “Pero ha sido una respuesta muy selectiva porque Colombia no se ha pronunciado de la misma forma sobre la concentración de poderes en El Salvador, que es algo evidente y que ya despertó la preocupación de EE. UU. y la Unión Europea”.
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Uno de los vínculos estructurales de la Unión Europea (UE) con Colombia en los últimos años ha sido el Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc en 2016. Durante el último tiempo otros temas han cruzado las agendas, como la pandemia y las protestas sociales. Para Mariano Aguirre, exasesor de Naciones Unidas en Colombia y miembro de la Red de Seguridad de la Fundación Friedrich Ebert, “las relaciones entre el gobierno de Duque y la UE son cordiales pero esta última expresó en mayo su preocupación, al igual que la ONU, por el excesivo uso de la fuerza del Estado contra la protesta social y pidió una investigación sobre las muertes de manifestantes”.
Por otro lado, la llegada de Duque al poder solo generó, según Rafael Piñeros, un escepticismo motivado por la resistencia inicial del Centro Democrático al documento inicial, pues argumentaba que se podía mejorar. “Uno va a ver y obvio, hay avances, pero es que la implementación se tenía que empezar a hacer en esta administración, no en la anterior. Además, en materia de gestión de los recursos hay mucho que desear y sigue habiendo muchos deberes: ha sido lento, no ha sido eficiente, ha habido desafíos a la seguridad que tampoco han acometido. Por eso siempre va a haber un asterisco muy fuerte”.
Sobre el tema, Duque dijo en una entrevista reciente a El Espectador, que su postura sobre la paz siempre ha sido de consenso y no de polarización: “Como presidente, lo que he buscado siempre es tener canales de entendimiento, tanto así que he sancionado leyes que son de iniciativa de la oposición. El Gobierno sí estuvo presente para escuchar a la oposición, a través de un decreto del Ministerio del Interior. Siempre hemos tenido la voluntad de escuchar”.
Ahora bien, Aguirre afirma que en lo que queda de Gobierno, y con los aires electorales soplando cada vez más fuerte, “Duque y sus funcionarios seguirán vendiendo internacionalmente que la implementación va mejor de lo que ellos mismos esperaban, mientras internamente ponen trabas, dejan de lado cuestiones como la reforma rural, insisten en fumigar campos de coca en vez de ir a la raíz del problema, y avanzan lentamente en otros capítulos del Acuerdo”.
Cada paso a partir de ahora será clave, mucho más teniendo en cuenta que, como dice Piñeros, los países y gobiernos del exterior tienen memoria, y no olvidan los aciertos y los errores de los demás. El presidente tiene la oportunidad en sus manos de dejar las bases para que la relación de Colombia con Europa, Estados Unidos, la región y el resto del mundo tengan un futuro constructivo para el país.
Aguirre aseguró: “Duque podría promover un verdadero diálogo social sobre los temas de la protesta, podría también movilizar el sistema judicial para investigar y procesar los inductores de los asesinatos de líderes sociales, y acelerar la implementación del Acuerdo de Paz en el capítulo rural. Aunque no tenga ya tiempo para alcanzar soluciones, así dejaría un legado positivo para quien le suceda”.
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