“La postura migratoria de Duque requería de bravura política”: Gilles Bertrand
La respuesta al desafío migratorio por parte de Colombia es lo que más destaca el embajador de la UE en Bogotá, Gilles Bertrand. Los gobiernos venideros deberán continuar trabajando en esta materia.
Angélica Lagos Camargo
Han sido años difíciles para Colombia. Cuando se pensó que el mayor reto que tendría el país sería la implementación del Acuerdo de Paz, se sumó un desafío migratorio sin precedentes y luego una emergencia de salud pública con la pandemia del COVID-19. Sería imposible atender todo sin contar con aliados, y para fortuna de los colombianos la nación cuenta con una amistad inquebrantable que se hace más fuerte ante cada adversidad. La Unión Europea continúa reafirmando su apoyo incondicional con el país a través de todos los frentes posibles. El embajador de la UE en Colombia, Gilles Bertrand, conversó con El Espectador sobre la alianza entre el bloque de los veintisiete y el Gobierno Nacional, destacando la postura que ha tenido el presidente Iván Duque frente a una de las asignaturas más difíciles: la migración.
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Han sido años difíciles para Colombia. Cuando se pensó que el mayor reto que tendría el país sería la implementación del Acuerdo de Paz, se sumó un desafío migratorio sin precedentes y luego una emergencia de salud pública con la pandemia del COVID-19. Sería imposible atender todo sin contar con aliados, y para fortuna de los colombianos la nación cuenta con una amistad inquebrantable que se hace más fuerte ante cada adversidad. La Unión Europea continúa reafirmando su apoyo incondicional con el país a través de todos los frentes posibles. El embajador de la UE en Colombia, Gilles Bertrand, conversó con El Espectador sobre la alianza entre el bloque de los veintisiete y el Gobierno Nacional, destacando la postura que ha tenido el presidente Iván Duque frente a una de las asignaturas más difíciles: la migración.
La pandemia ha sido un reto mayor para todos. Nos ha puesto en igualdad de condiciones, nadie lo estaba esperando, aunque ya habíamos tenido pandemias que se han podido manejar y limitar. La pregunta es cómo hacer que la recuperación de esta situación nos lleve a algo mejor que lo de antes. Es la ocasión para revisar muchas de las cosas que hacemos para también tomar en cuenta el elemento verde. La recuperación tiene que ser más ecológica e inclusiva para que nos acerque a un mundo mejor, a una forma de vivir más saludable para todos.
El medio ambiente es la bandera de la UE, y tienen metas ambiciosas para mitad de siglo. ¿Cómo será su trabajo?
Es una tarea de largo plazo, pero sobre todo es una decisión, desde el punto de vista europeo, que había que tomar porque el tiempo se va agotando. Hemos hecho muchos esfuerzos desde la década de 1970, pero nos parece que esos esfuerzos no han llegado al nivel necesario para enfrentarse a la amenaza climática. Con Colombia tuvimos una cooperación ejemplar en la COP26, tenemos los mismos objetivos de carbono neutral para 2050 y de detener la deforestación. El ministro de Medio Ambiente, Carlos Correa, es quizás a quien más he visto desde mi llegada al país. Podemos hacer mucho juntos. Y esto también frente al tema comercial, porque nuestra idea del Pacto Verde es cambiar la manera en la que consumimos, como comerciamos y dejar atrás prácticas que no son sostenibles para el medio ambiente. Cambiar lo que hacíamos por prácticas ecológicas.
¿Y eso sé es sostenible en el caso colombiano?
No solo es posible, sino que Colombia es uno de los países con mayor potencial en el mundo para este cambio. Apoyamos, de la mano del Ministerio de Medio Ambiente, muchos emprendimientos verdes, y en estos notamos la posibilidad de hacer uso de la biodiversidad del país, de zonas importantes para los europeos y estadounidenses. El consumidor europeo ahora tiene en cuenta si se toma un café y sabe que es orgánico y que viene de la Costa Pacífica o de la selva amazónica. Y está dispuesto a pagar más por eso que por un café industrial. Así que es un reto también comercial, y Colombia tiene una ventaja comparativa con otros países.
¿Qué progresos han visto con su inversión?
Es otro de esos temas que requieren una transformación de largo plazo, pero nos parece que muchos de los proyectos que hemos apoyado demuestran que sí es posible el cambio y hay un potencial enorme en la agricultura sostenible. Pero iría más allá: es que no hay elección, nos toca. Se agota el tiempo en el planeta y los recursos, así que todo el esfuerzo de protección de los parques naturales, por ejemplo, que además son zonas de conflicto, es esencial. Estas son las fuentes de agua, de vida y de biodiversidad de Colombia. También será una prioridad para el próximo presidente. En mi experiencia, esta urgencia es cada vez más potente.
Usted llegó al cargo tras cinco años de la implementación del Acuerdo de Paz. ¿Cómo ha visto este proceso? ¿Con qué se encontró a su llegada?
Como siempre lo dice Eamon Gilmore, nuestro representante especial de la Unión Europea para el proceso de paz, es el acuerdo más ambicioso e integral del siglo XXI. António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, también ha dado un mensaje de paz muy contundente de parte de Colombia en un momento cuando ennegrecen en el resto del mundo los conflictos y las tensiones. Para nosotros queda claro que el apoyo de la Unión Europa es a largo plazo, que empezó antes del Acuerdo, porque ya llevamos 20 o 25 años con iniciativas para tratar de fortalecer las dinámicas de paz en el país, y ya sabemos que estaremos por muchos más años al lado de los colombianos, del Gobierno y del pueblo de Colombia. Lo que se ha logrado en los últimos cinco años nos parece remarcable, especialmente la reincorporación, que se hizo tan rápido, que mucha gente casi ya se ha olvidado del tema. Ahora tenemos esta situación, donde la gran mayoría, el 95 % de los reincorporados, siguen en el proceso. El riesgo militar de las Farc, con todo esto, ya no existe.
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Todo el trabajo que se ha hecho, que hemos apoyado a través del Fondo Europeo para la Paz, tiene el objetivo de volver al territorio o a territorios donde la presencia del Estado colombiano ni siquiera ha existido. Por ello, cualquiera que sea el próximo presidente tendrá que continuar el proceso. Una cosa que me llama mucho la atención al llegar es que los territorios donde se gana paz son donde se gana la lucha por el medio ambiente, la lucha contra el narcotráfico y donde hay mucha pobreza y desigualdad. En estos territorios no hay tantos votos, pero deben ser una prioridad.
Sin embargo, vemos mucha violencia contra líderes sociales y excombatientes. Como socios del Acuerdo, ¿cómo podemos abordar ese problema?
Este es el desafío más grande que queda con la implementación del Acuerdo de Paz. Pero, de todas maneras, la ambición del Acuerdo era resolver retos que venían desde hace décadas o hasta siglos. La ausencia del Estado en los territorios y las desigualdades de todos los tipos que existen en Colombia sabemos que no se superarán en un par de años. No se cambia lo que lo que ya lleva décadas o siglos en solamente un quinquenio. El tema de la violencia lo tratamos directamente con el Gobierno. Lo hemos conversado mucho con la vicepresidenta, con el presidente, con todas las autoridades con ocasión de la visita de Gilmore. Este tema, en el contexto de las elecciones, nos llama mucho la atención. Nosotros, como comunidad internacional, hacemos también lo que podemos para estar visibles en los territorios y apoyar a las lideresas y los líderes que son candidatos políticos o líderes ambientales o sociales que se sienten amenazados. Es un trabajo que es de largo plazo. Pero eso no quiere decir que las cosas no tienen que comenzar ahora. Pienso que de toda la institucionalidad también hay una dinámica para tratar de reforzar lo que se hace en este tema.
¿Cuáles son las principales trabas para la implementación del Acuerdo?
Cuando uno mira el Acuerdo ve que hay que seguir con atención la reforma rural integral y la cuestión de la propiedad de la tierra, que siempre fue una de las causas profundas de conflicto en varias partes de Colombia. Son elementos esenciales sobre los que se han hecho esfuerzos en los últimos años al modernizar el sistema de catastro, por ejemplo el otorgamiento de tierras, que tiene que ser más amplio. También la ausencia del Estado en muchas zonas del país. Pero son esfuerzos que se seguirán fortaleciendo de la mano de más gobiernos en el futuro. Otra traba sería la violencia, que tiene vínculos con el narcotráfico, sobre el que tenemos cooperaciones regionales.
¿Qué medidas podemos esperar ahora con la UE?
Acabamos de lanzar nuestro programa de cooperación para el período 2021-2024, y por primera vez el medio ambiente es una de las dos prioridades; la otra es la paz. Con esta prioridad abordaremos los problemas de deforestación, de transformación a un mercado verde y de procesos como la remuneración de los espacios frágiles y de trabajar a las comunidades que tienen el papel de guardas de la Tierra, porque esas son actividades esenciales que facilitarán la transición. Ahora, en los próximos años tendremos más reglas para acceder al mercado europeo. La Comisión Europea propuso una regulación sobre el tema de deforestación para controlar la entrada de productos de los cuales no se puede confirmar que se han producido de forma sostenible. Eso también cambiará el comercio mundial.
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El otro desafío para Colombia es la migración de los venezolanos, y por eso le ha pedido ayuda a la comunidad internacional para gestionarlo. ¿Cuál ha sido la participación de la UE acá?
El equipo europeo estuvo hace poco en Cúcuta para mostrar cómo ha trabajado con Colombia en este tema. Me impresionó, luego de haber visto la crisis siria que no se ha manejado con tanta ambición, la postura que ha adoptado el Gobierno colombiano sobre todo a largo plazo. Ese elemento del tiempo es una garantía para el migrante, pues puede desarrollarse e integrarse plenamente en la sociedad colombiana. Eso quiere decir que puede contribuir a la economía del país, desarrollar su emprendimiento, tener un empleo y tener una existencia económica y legal que le permite desarrollar su potencial. Eso no pasa en muchos países del mundo. Es una postura que requiere mucha bravura política que ha demostrado en particular el presidente Iván Duque.
¿Qué viene ahora?
Ya tenemos, y lo decía en Cúcuta, más de 400 mil venezolanos que contribuyen al presupuesto del país. Entonces, con la perspectiva de Colombia de largo plazo, la UE ha buscado ayudar en cada conferencia de donantes. Hemos aportado alrededor de 150 millones de euros cada vez al proceso. Al comienzo empezamos con ayuda humanitaria, pero luego pusimos en marcha programas de cooperación con las ciudades a través del proyecto de ciudades incluyentes. Ahora estamos trabajando con el Ministerio de Comercio en un proyecto para fortalecer las capacidades económicas de los y las migrantes, y también en las comunidades de acogida. Una gran lección de la migración es que la política de acogida tiene que funcionar como un todo y ayudar a las comunidades que acogen a los migrantes.
¿Cómo hacer para que la región entre en la misma onda de Colombia?
Es un esfuerzo constante que se ha hecho a través de las conversaciones del Pacto Global de Migración. Asimismo, hay que aceptar que en muchos países la migración es un tema político y complicado, y eso limita la capacidad de los Estados para tomar decisiones que sean ambiciosas. Colombia puede liderar con su ejemplo la conversación. Nosotros como comunidad internacional podemos resaltar sus dimensiones positivas para que los otros países de la región entiendan mejor las ventajas.
La migración sigue siendo un tema que genera mucho miedo en el mundo. Lo hemos visto en Europa...
Los países europeos tienen una tradición de acogida y de migración muy larga. También es un elemento que, en los debates políticos, algunos candidatos tienden a olvidar. Pero la diversidad de las sociedades europeas es muy grande y ha sido un elemento muy positivo para el continente. El tema de los últimos años ha sido que hay crisis de un tamaño que no veíamos desde la Segunda Guerra Mundial. Obviamente el tema sirio es un ejemplo. Hay un elemento que es importante, y se nota en casos como el de Bielorrusia, donde algunos Estados instrumentalizan la migración para ejercer presión sobre sus vecinos. Es un tema importante y que es sensible, pero en Europa está inscrita una tradición muy fuerte sobre la migración. También hay que matizar lo que digo, pues hay Estados que tienen una relación con la migración más reciente, y ahí se entiende que la reacción de la población pueda ser fuerte por la falta de costumbre.
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¿Cuáles son los ejemplos positivos de la migración en Colombia?
Hay muchos negocios que están ahora armando los migrantes venezolanos, porque tienen la visión de ser legales en el país y tener sus propias empresas. En Cúcuta visitamos varios proyectos que comienzan a generar sus propios beneficios y empleos.
¿Cuál es la participación de la UE en la conversación sobre equidad de género?
Estamos celebrando la movilización “Pinta tu mundo de naranja” para visibilizar esta lucha. Pero más allá de la campaña, para nosotros es esencial para expresar el potencial de la mitad de la población que no ha podido hacer todo lo que quiere con las mismas oportunidades y posibilidades que se ofrecen a los hombres. Es un tema que trabajamos de la mano con la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, pero que está presente en todos los proyectos productivos del bloque. En Cúcuta decidimos enfocarnos en los emprendimientos de mujeres migrantes o campesinas. Este elemento de la atención al género es esencial, porque es así que se cambia el mundo. Y como lo decía antes, así como con la urgencia climática, el tiempo se nos agota. Necesitamos tener toda la energía, todas las capacidades, todos los talentos a bordo del planeta y, obviamente, de cada país.
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