La promesa de EE. UU. de suavizar las sanciones a Venezuela: ¿qué tan posible es?
El gobierno estadounidense ha dado ciertos pasos para reabrir los diálogos con el régimen de Nicolás Maduro. Con este nuevo anuncio se espera que se pueda estabilizar la situación en Venezuela e iniciar la democratización del país latinoamericano.
María José Barrios Figueroa
El pasado 23 de agosto, la agencia de noticias Bloomberg reveló que en las conversaciones que mantienen Estados Unidos y Venezuela se abrió la posibilidad de que la Casa Blanca suavizara las sanciones contra el país latinoamericano. La condición: que haya una elección presidencial justa y democrática el próximo año en Venezuela.
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El pasado 23 de agosto, la agencia de noticias Bloomberg reveló que en las conversaciones que mantienen Estados Unidos y Venezuela se abrió la posibilidad de que la Casa Blanca suavizara las sanciones contra el país latinoamericano. La condición: que haya una elección presidencial justa y democrática el próximo año en Venezuela.
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Desde el 2022, el gobierno estadounidense encabezado por Joe Biden ha comenzado a cerrar la distancia con Venezuela. Aunque el apoyo se mantiene por parte de demócratas tanto como republicanos en el Congreso para una salida negociada del autoritarismo en el país, algunos creen que más sanciones deberían ser impuestas, sobre todo ahora que las negociaciones entre la oposición y el gobierno venezolano están pausadas y algunos de los candidatos de la oposición están inhabilitados para participar en las elecciones.
Las sanciones impuestas a Venezuela
Por más de 17 años, el gobierno estadounidense ha impuesto sanciones al gobierno y a ciudadanos venezolanos. Estas han estado relacionadas con la prohibición de la venta de armas por parte de compañías estadounidenses, tráfico de drogas, violaciones a los derechos humanos y civiles, entrada a mercados estadounidenses y el bloqueo de cualquier tipo de propiedad a nombre de empresas venezolanas que estuviera bajo jurisdicción de Estados Unidos.
La mayor parte de estas sanciones fue aplicada por el expresidente Donald Trump (2017-2021), quien tomó medidas duras contra el gobierno socialista. El exmandatario ha criticado las acciones que ha tomado el presidente Biden con Venezuela, afirmando que estaban “haciendo rico a un dictador”.
“Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo”, afirmó Trump.
En mayo del año pasado, Estados Unidos anunció que relajaría algunas de las sanciones impuestas contra los gobernantes e instituciones gubernamentales de Venezuela. Entre ellas, el presidente Biden autorizó a Chevron, la petrolera estadounidense, para iniciar negociaciones con Petróleos de Venezuela (PSVA), la empresa estatal. En noviembre, la compañía estadounidense retomó la producción, importación y exportación de productos petrolíferos en sus empresas conjuntas en Venezuela.
A inicios de este año, el presidente Nicolás Maduro afirmó que hubo pérdidas de US$232.000 millones en el sector petrolero por las sanciones impuestas por Estados Unidos. El mandatario culpó a la oposición, que promovió las restricciones.
“El país debió haber percibido y dejó de percibir 232.000 millones de dólares que hubieran ido a salario, a derechos sociales, a educación, a salud, a alimentación, a vivienda, a infraestructura, al desarrollo general del país”, afirmó Maduro frente a la Asamblea Nacional.
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Las posibilidades de estrechar lazos
El panorama para las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela cambió después de la salida de Donald Trump del poder. Para David Castrillón, profesor de la Universidad Externado y experto en política estadounidense, esto no necesariamente se debe atribuir a la llegada de Joe Biden, sino a cambio general en el panorama mundial.
Primero, en Latinoamérica inició una ola de gobiernos de izquierda, que dificultaría conseguir apoyo político para endurecer las sanciones contra Venezuela. “Al menos políticamente no sería bien recibido en la región y este es gobierno que quiere mantener relaciones cordiales aún en este entorno”, explicó.
Segundo, los diálogos entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, con el acompañamiento de varios actores, como gobiernos de la región y europeos, lo que le da más confianza a todo el proceso, pues pueden generar presión. Esta puede estar dirigida tanto a la administración venezolana, “para que genere unas condiciones que sean aceptables para las oposiciones y el gobierno estadounidense, y también para las oposiciones, para que admitan que con las elecciones no se va a ganar todo y se va a cambiar el país, va a ser un proceso”, de acuerdo con Castrillón.
Tercero, la guerra entre Rusia y Ucrania produjo una inflación en los precios, específicamente en el petróleo. La reapertura de los diálogos con Venezuela, así como los permisos otorgados a Chevron, permitirían una baja en los precios, unos de los temas que más preocupa a los estadounidenses.
Según Castrillón, el panorama político en Estados Unidos dificulta estos acercamientos con Estados no democráticos, que no son posibles ni con socios tradicionales como Arabia Saudita. Además, después de las sanciones vendrían opciones “más violentas y agresivas, y no es algo que sea políticamente viable, sobre todo con un demócrata como Joe Biden”.
Sin embargo, el tema central para poder continuar con los diálogos está en las elecciones presidenciales y legislativas que vienen el próximo año en Estados Unidos. Cualquier acción que tome el presidente Biden con respecto a Venezuela podrá tener una repercusión vital en el proceso electoral.
“Ahí no está poniendo solo su credibilidad internacional en juego, sino también y sobre todo su credibilidad política domésticamente. Biden no puede aflojar un año antes de las elecciones presidenciales. Si en realidad está dispuesto a negociar, debe conseguir lo que quiere, porque de otra manera le saldría muy costoso en las elecciones”, indica el experto.
Si se logran unas elecciones libres y justas en Venezuela, este sería un logro para Biden frente al electorado estadounidense. Sobre todo, dice Castrillón, frente a los latinos en Estados Unidos, que se han convertido en un grupo electoral importante, sobre todo en estados como Nuevo México, Arizona y hasta en Florida, que pueden ser decisivos en una victoria demócrata en el 2024.
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¿Qué puede ganar Estados Unidos?
De acuerdo con el experto, dos cosas se pueden ganar frente a este acercamiento: la reintroducción del petróleo venezolano a los mercados globales y la posibilidad de discutir la relación del Estado latinoamericano con Rusia y China.
Por un lado, con la llegada de Venezuela, que tiene una de las mayores reservas de crudo, al mercado mundial del petróleo, los precios inflados por la guerra entre Rusia y Ucrania se alivianarían, pues se aumentaría la producción venezolana para reemplazar el crudo ruso.
Por otro lado, con la posible llegada de un nuevo gobierno al poder en Venezuela, Estados Unidos podrá iniciar el debate sobre temas importantes su agenda, como presencia de Rusia y China en Latinoamérica. “Cuando Estados Unidos ve esta región lo ve sobre todo desde ese lente: la injerencia extrahemisférica por parte de otras potencias como Rusia y China. Ahí, Venezuela, desde el punto de vista estadounidense, es uno de los talones de Aquiles en la región”, explicó Castrillón.
Aunque se estén cerrando las brechas, todavía no podría considerarse un acercamiento amistoso entre los dos Estados, sobre todo con la polarización en Estados Unidos.
“Un posible acercamiento podría ser viable solo hasta después de las elecciones. Sería aún más viable si Biden ganara con un margen alto y si llega al poder alguien en Venezuela que fuera aceptable para el público estadounidense. Alguien que Biden pudiera mostrar al mundo y decir ‘miren lo que logramos, esto es gracias a nosotros’. Son muchos los requisitos y eso hace que no sea muy optimista”, finaliza el experto.
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