¿La hora del pacto migratorio? La presión está sobre Biden en su cumbre
La Cumbre de las Américas es el escenario perfecto para un pacto migratorio regional. Ante la dudas sobre el éxito del evento, 152 organizaciones llevan a cabo un encuentro paralelo para abordar la materia.
Camilo Gómez Forero
Como sucede en la mayoría de los eventos de integración regional, los escándalos y dardos políticos e ideológicos opacaron lo que realmente debería resaltar en este tipo de encuentros: la convocatoria, el debate y la formulación de políticas públicas para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Esta vez, con la novena edición de la Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles, fue la lista de invitados la que se llevó los reflectores. “¿Sí? ¿No? ¿Tal vez?”: las dudas sobre quién asistía y quién no acapararon los titulares de esta “fiesta”, cuyo anfitrión es el presidente Joe Biden.
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Como sucede en la mayoría de los eventos de integración regional, los escándalos y dardos políticos e ideológicos opacaron lo que realmente debería resaltar en este tipo de encuentros: la convocatoria, el debate y la formulación de políticas públicas para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Esta vez, con la novena edición de la Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles, fue la lista de invitados la que se llevó los reflectores. “¿Sí? ¿No? ¿Tal vez?”: las dudas sobre quién asistía y quién no acapararon los titulares de esta “fiesta”, cuyo anfitrión es el presidente Joe Biden.
Aunque el panorama luce sombrío, y varios expertos ya se han atrevido a catalogar la Cumbre de las Américas como un rotundo fracaso, el evento puede dar una gran sorpresa a finales de esta semana. De fondo hay un tema que para Biden es una prioridad: la migración. Al menos sobre el papel.
Desde hace semanas se ha venido sopesando la posibilidad de que Estados Unidos ofrezca un anuncio “sorprendente” en la Cumbre. Antony Blinken, secretario de Estado, dijo a principios de mayo que esperaba cerrar un pacto beneficioso para toda la región en junio junto con los mandatarios de todo el continente.
“Confío en que lograremos una declaración regional sobre migración en la próxima cumbre que beneficie a todos nuestros países, especialmente a la gente de la región”, dijo Blinken, resaltando que este desafío no puede abordarse con soluciones “a corto plazo”.
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Por esto, la invitación que le hizo Biden a España para participar de la cumbre cobró mayor relevancia este fin de semana, en la antesala del evento. El gobierno español se encuentra negociando con Washington la reubicación de un “número modesto, pero significativo” de migrantes centroamericanos. El anuncio oficial se haría en el transcurso de la cumbre, destacando que el programa podría triplicar sus esfuerzos en los próximos años.
El de España no es el único anuncio que se baraja sobre esta materia. El gobierno de Canadá, por su lado, tiene pensado recibir a por lo menos 5.000 refugiados del continente al año durante los siguientes años, junto con un plan de contratación para la población haitiana, uno de los grupos claves para afrontar el desafío migratorio en la región. ¿Significará esto el preámbulo de un gran pacto migratorio?
La conversación llega en un momento crucial. Por un lado, este mismo lunes, cuando arranca la cumbre entre mandatarios, una nueva caravana de migrantes venezolanos, calculada entre 8.000 y 14.000 personas, proyecta salir de México hacia Estados Unidos. Esto remarca la urgencia del diálogo entre gobiernos para abordar este desafío de manera conjunta y con políticas cooperativas. Por otro lado, hace tan solo una semana, Colombia concluyó su primera etapa de su proceso de regularización de migrantes, un hito a escala continental y mundial. Por esta razón, el gobierno de Iván Duque, que ve en este programa una de sus banderas, es el más llamado a extender la invitación a la cooperación regional en función de lo que se ha visto sobre este mecanismo y sus retos.
Lizabelt Ávila y Maureen Meyer, del equipo de desarrollo de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), concuerdan en que la migración será un tema central del debate, así no se haya anunciado con bombos y platillos. Esto es fundamental, dicen, considerando la falta de esfuerzos coordinados para atender a la población en riesgo en el continente americano.
“A pesar de los crecientes esfuerzos por aumentar la colaboración, la región aún carece de capacidad de coordinar una respuesta que respete los derechos y que gestione de forma eficaz y humana el flujo de personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo. En lugar de ello, los gobiernos han dado prioridad a la seguridad de las fronteras y al control migratorio, obligando a migrantes a enfrentarse a graves peligros durante el tránsito y al riesgo de ser devueltos en cualquier puesto de control”, señalan las expertas en un informe.
Eso sí, aunque el positivismo sobre un gran anuncio se siente entre los invitados a la cumbre, también reina el pesimismo para algunos, y con toda la razón. En primer lugar, no se puede abordar el desafío migratorio sin tener en la mesa a uno de sus protagonistas: Venezuela. Por eso, cualquier esfuerzo para hablar de respuestas a la migración resulta de entrada poco eficiente.
Por otro lado, a Biden, quien hizo de un mejor trato a los migrantes una bandera de su campaña, poco se le ha visto hacer por corregir el daño que generó su antecesor, Donald Trump. Sus esfuerzos por eliminar la política del Título 42, que permite las expulsiones inmediatas de migrantes en la frontera, no han sido fructíferos. A esto se suman las demoras en los trámites de ingreso para las personas refugiadas y la baja recepción de estos en el país. El presidente prometió acoger a 125.000 refugiados en 2022, pero en lo que va del año solo se han procesado poco más de 7.000 casos.
Ante ese panorama sombrío, una coalición de 150 organizaciones convocó una Cumbre de los Pueblos de la Democracia, también en Los Ángeles, para abordar temas de migración, en caso de que la Cumbre de las Américas deje pasar el debate de largo y sin anuncios. En este encuentro se busca plantear respuestas a las problemáticas actuales, como la prevalencia del Título 42. Los invitados a la cumbre de Biden deberían integrar las inquietudes de estos paneles.
En las afueras del Centro de Convenciones de Los Ángeles, donde se albergará el evento presidido por Biden, se vive la auténtica “Cumbre de las Américas”. En las calles de los barrios que rodean el escenario se nota que un gran porcentaje de la población es hispana, y se observa en este grupo los problemas de la desigualdad y la violencia. El testimonio de estas personas es muy diciente: la mayoría dice que no tiene la oportunidad de defenderse ante una deportación, pues carecen de asesoría legal. Este tema no puede ser ignorado en la cumbre, y Biden tiene que asumir que, como anfitrión del encuentro, debe poner el ejemplo en casa. Por ahora eso no se ha visto.
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