Las muchas crisis que llegan a la Asamblea General de la ONU
Mientras las crisis globales se agravan y las críticas a la ONU aumentan, expertos señalan que los Estados, no el organismo, son los verdaderos responsables de la paz mundial. ¿Qué tan limitada es realmente la Asamblea General de la ONU?
Camilo Gómez Forero
Como es de costumbre, la Asamblea General de las Naciones Unidas abrirá este martes su 79.º periodo de sesiones con una agenda llena de problemas: Medio Oriente, la guerra en Ucrania, la emergencia humanitaria en Sudán y la crisis política en Venezuela, por mencionar solo algunos. Muchas personas esperan demasiado de los encuentros de este organismo multilateral, sin entender que sus herramientas son limitadas, aunque necesarias de todas maneras.
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Como es de costumbre, la Asamblea General de las Naciones Unidas abrirá este martes su 79.º periodo de sesiones con una agenda llena de problemas: Medio Oriente, la guerra en Ucrania, la emergencia humanitaria en Sudán y la crisis política en Venezuela, por mencionar solo algunos. Muchas personas esperan demasiado de los encuentros de este organismo multilateral, sin entender que sus herramientas son limitadas, aunque necesarias de todas maneras.
“Los problemas del Siglo XXI son comunes y transversales y no pueden ser resueltos por un único actor. Entonces, acá hay un espíritu manifiesto de mostrar y de entender que las Naciones Unidas pueden contribuir como un foro que nos sirve para no matarnos, pero no dar la solución propiamente”, explica Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
A medida que varias guerras escalan en todo el mundo causando víctimas civiles cada día, los críticos de Naciones Unidas afirman que el organismo internacional está fallando en su misión más esencial, mientras expertos advierten que la ONU está siendo usada como chivo expiatorio en asuntos fuera de su control. Una de las tareas centrales de Naciones Unidas es mantener la paz y la seguridad internacional, pero su historial ha sido gravemente dañado mientras se intensifica el derramamiento de sangre en conflictos en todo el mundo.
Los detractores del organismo apuntan a estas guerras brutales, entre otras, como evidencia de que la ONU, que esta semana celebra su Asamblea General de líderes mundiales en Nueva York, ha fracasado en su misión. El jefe de Naciones Unidas, como Piñeros, tiene una visión diferente.
“Es obvio que no tenemos paz y seguridad en el mundo, y es obvio de que no es por la ONU como institución que eso no ocurre”, dijo el secretario general, António Guterres a la AFP. “Es por los Estados miembros”, sostuvo.
Y si la ONU no es tan efectiva, ¿por qué todavía acudir a ella?
“La ONU nunca ha sido capaz de frenar conflictos que involucren a las mayores potencias”, consideró Richard Gowan, del International Crisis Group, al acusar a los países con poderes militares dominantes de esconderse detrás de la ONU.
“Al final, es mejor tener a Estados Unidos y Rusia discutiendo sobre Siria en el Consejo de Seguridad que sosteniendo una guerra activa”, añadió.
Aunque sea un foro con capacidades limitadas, la Asamblea General de la ONU nos puede ofrecer una mirada a cómo estas crisis son vistas por los Estados miembro hoy por hoy. Aquí están algunas de ellas y qué papel podrán ocupar en esta semana de reuniones diplomáticas.
Irán, abierto a la diplomacia
El lunes, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, anunció que su país está preparado para “iniciar una nueva ronda de negociaciones nucleares, si las otras partes también lo están”. El objetivo sería retomar las conversaciones con diplomáticos extranjeros durante este mismo viaje, en el que está acompañado del presidente iraní, Masoud Pezeshkian, quien tiene poca influencia en la discusión, pues es el ayatolá, Alia Khamenei, quien tiene la decisión final sobre la política nuclear.
Según Araghchi, ya hay una “declaración general de preparación” con las demás partes, pero las guerras en Ucrania y en Gaza han hecho que la reanudación del diálogo sea más difícil y complicada que antes. Esta apertura a la diplomacia podría estar motivada por la cercanía con las elecciones de EE. UU. Y los temores de que un regreso de Donald Trump pueda deteriorar más las relaciones entre ambas naciones y matar cualquier intento de negociación.
El gran problema es que ambas partes se están quedando sin herramientas para ejercer presión en la mesa. Por un lado, el aumento del apoyo de Irán a Rusia y a Hezbolá, así como el ataque con aviones no tripulados a Israel en abril, es visto como una señal de poca voluntad para hablar. Estas acciones han llevado a que el E3 (Reino Unido, Francia y Alemania) pidan una política más rígida contra Teherán.
Por otro lado, en octubre de 2025, exactamente en un año, expira la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual ha permitido imponer sanciones a Teherán por la exportación de misiles. Sin este recurso, Occidente “corre el riesgo de eliminar nuestra principal herramienta de presión sobre Irán”, según le dijo un alto funcionario europeo a Reuters.
Pese a la urgencia de retomar las negociaciones, Kelsey Davenport, directora de políticas de no proliferación del grupo de defensa Armas Control Association, dijo que era poco probable que hubiera conversaciones sustanciales antes de noviembre, aunque puede que se adopten medidas provisionales como algún alivio de sanciones para Irán a cambio de una supervisión más amplia de sus instalaciones nucleares.
Ucrania: los dos actores principales ni se hablan
El fin de semana, Moscú descartó un encuentro entre su ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, con su par estadounidense, Antony Blinken, en Nueva York. No es la primera vez que ambos funcionarios evaden una reunión, a pesar de compartir un espacio propicio para un encuentro diplomático. En noviembre del año pasado, Blinken evitó verse con Lavrov en la reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Macedonia del Norte.
“Este tema también, que no se reunan, hace parte de las dinámicas de poder y las dinámicas de presión que puede haber para encontrar una solución. Me parece que es más como un juego de poder porque igual diálogos a nivel de medianos funcionarios los hay a nivel de funcionarios técnicos, pero el diálogo político escasea. Esto es preocupante porque una delegación que le hemos hecho a los cinco miembros del Consejo de Seguridad, entre ellos Estados Unidos y Rusia, es el mantenimiento de la paz. Entonces es grave que no discutan de manera directa o pública frente a la comunidad internacional los dos miembros históricos del Consejo de Seguridad”, dice Piñeros.
La semana pasada, el Tesoro estadounidense impuso nuevas sanciones que golpearon a Rusia a través del sector de tecnología, con el fin de evitar que Moscú acceda a ciertos sistemas informáticos de producción estadounidense enfocados en el área militar. También hubo un paquete de sanciones contra Corea del Norte, que se ha convertido en uno de los aliados más estrechos de Moscú en medio del aislamiento en el que se encuentra.
A pesar de no tener una reunión con Blinken, Lavrov insistió en que Rusia no está aislada y tiene “un colosal programa de reuniones” en Nueva York sobre temas que no conciernen a Ucrania. Entre los asuntos que puede tratar Lavrov estarían las políticas sobre Israel, Irán e incluso Corea del Norte, sobre los que Washington y Moscú también tienen posturas totalmente opuestas.
El distanciamiento se presenta en un punto crítico: el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, está cerca de presentarle a su homólogo estadounidense, Joe Biden, un “plan para la victoria” de su país en la guerra que libra contra Rusia. Este documento buscaría persuadir a Washington y a sus aliados para que permitan el lanzamiento de misiles desde Ucrania hasta territorio ruso. La Casa Blanca, por su parte, prepara un nuevo paquete de ayuda de unos US$375 millones para Kiev.
Sudán, el ejemplo de que otros mecanismos también importan
El pasado marzo, el Consejo de Seguridad, con la abstención de Rusia, pidió el cese inmediato de hostilidades en Sudán, donde el conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido continúa cobrándose la vida de miles de sudaneses y forzando la migración de unos 10 millones de personas. También sumió al país en una severa crisis alimentaria que tiene a 18 millones en riesgo de hambruna, pese a que es un país rico en recursos como el oro y el petróleo.
Tres meses después, en junio, el mismo Consejo exigió en una resolución -también con la abstención de Rusia- que se pusiera fin a los enfrentamientos en la ciudad de Darfur, advirtiendo un “escenario de pesadilla” que se estaba apoderando de amplias zonas del país. Sin embargo, pese a estas resoluciones, la emergencia humanitaria en el país sigue y el conflicto continúa cobrándose cada vez más víctimas. ¿Qué pasa?
“Las medidas tomadas en la Asamblea General son poco efectivas porque no son de obligatorio cumplimiento. Sin embargo, al mismo tiempo sirven para generar una alerta sobre esos temas que complican o hacen más difícil la vida de las personas en distintos lugares. En efecto, queda un sabor agridulce o amargo cuando uno observa los múltiples conflictos internos, los desafíos a la paz y la seguridad, pero también como lo dijo el exsecretario Dag Hammarskjöld, las Naciones Unidas no son para llevarnos al cielo, sino para evitar que caigamos al infierno. En ese sentido, pues delegar la solución de los problemas a la Organización sería un completo error. Son los estados los que tienen que solucionarlos con la mediación, ya sea de Naciones Unidas o de otras múltiples organizaciones a nivel regional, como en el caso africano podría ser la Unión Africana. Entonces también culpar a la ONU de todo o mucho de lo que ocurre en el mundo es un lugar común para desviar la atención del responsable primario, que son los estados”, explica Piñeros.
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