Lo que el video de Tyre Nichols dice sobre diversidad y brutalidad en la Policía
El más reciente caso de abuso policial en Estados Unidos ha puesto sobre la mesa el hecho de que el problema, más allá de la diversificación demográfica en la Policía, es estructural.
Finalmente se publicaron los videos de la brutal golpiza que recibió Tyre Nichols, un afroamericano de 29 años, por parte de cinco agentes de la Policía en Memphis, Tennessee, ataque que tres días después le causaría la muerte.
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Finalmente se publicaron los videos de la brutal golpiza que recibió Tyre Nichols, un afroamericano de 29 años, por parte de cinco agentes de la Policía en Memphis, Tennessee, ataque que tres días después le causaría la muerte.
Algunas de las imágenes —que fueron vistas por la familia de Nichols antes de que fueran liberadas públicamente ante los reclamos de transparencia en el proceso— muestran cómo Nichols es golpeado y rociado con gas pimienta, mientras se retuerce de dolor y llama a gritos a su madre, la misma que cuando le mostraron los videos (para efectos del proceso judicial) no pudo terminar de verlos y tuvo que dejar la sala.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se refirió a las imágenes: manifestó estar “indignado y profundamente dolido”. En el comunicado agregó: “Las imágenes difundidas esta noche indignarán con razón a la gente”, e instó a los manifestantes a expresarse pacíficamente.
El llamado no es fortuito, pues se espera que la indignación se materialice en protestas en las calles por un caso que ha recordado la brutal paliza que en 1991 recibió el también afroamericano Rodney King. La absolución judicial que el año siguiente recibieron los agentes procesados en ese entonces detonó violentos disturbios que se extendieron por varios días en Los Ángeles y causaron más de 60 muertos.
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En este caso, la historia ha sido un poco distinta, por lo menos en la celeridad con la que se ha respondido: los cinco oficiales, que la noche del pasado 7 de enero detuvieron a Nichols supuestamente por una infracción de tránsito y luego lo golpearon, fueron removidos de sus cargos la semana pasada y ante la Justicia deberán responder por homicidio en segundo grado, entre otros cargos.
Otra diferencia, que ha llamado la atención, es que, en este caso, en contraste con el de Rodney King, los agresores son también afroamericanos. De hecho, la cabeza de la Policía en Memphis es una mujer negra. Incluso, hay quienes han señalado racismo en esto también: ¿la celeridad en el proceso también se debe al color de la piel de los acusados?
Para algunos, señalar que los oficiales son negros es una distracción. Para otros, se trata de una situación que suscita una reflexión más de fondo respecto a la Policía: que el problema de los abusos policiales, en particular contra la población negra, es un problema estructural, sistémico o cultural, en la institución.
Por lo mismo, se ha vuelto a encender el debate de la necesidad de reformar la Policía.
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“Muestra que simplemente aumentar la diversidad de los oficiales que deben hacer cumplir la ley no atiende el problema del uso excesivo de la fuerza en contra de la población negra”, dijo, por ejemplo, Alexis Hoag-Fordjour, profesora de la Escuela de Leyes de Brooklyn, a CBS.
Jason Johnson, en Slate, hizo otra observación: ningún oficial blanco estuvo involucrado en el ataque que más temprano este mes produjo la muerte de Keenan Anderson, otro afroamericano víctima de la brutalidad policial, según lo que evidenciaron los videos difundidos.
Anderson, por cierto, era primo de una de las fundadoras del movimiento Black Lives Matter, que tomó relevancia tras el caso más emblemático en tiempo reciente de abuso policial contra la gente negra en Estados Unidos: el de George Floyd.
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“Solo diría que en cada ciudad donde he trabajado, es el hecho de la policía y no el tipo de policía la palanca más grande para reducir la violencia patrocinada por el Estado”, le dijo en una entrevista Phillip Ateba Goff, profesor de psicología y estudios afroamericanos en Yale, a Johnson.
Maia Niguel Hoskin, en Forbes, lo pone en clave de “sesgos” o estereotipos que históricamente ha habido en la sociedad y la Policía acerca de la relación entre la población negra y la criminalidad. Se trata de “sesgos” que también pueden ser interiorizados por los agentes negros que ingresan a la institución, sugiere la autora.
La analista cita datos que muestran que las fuerzas del orden en 2022 mataron a por lo menos 1.176 personas en Estados Unidos, lo que lo convierte en el “año más mortal” desde 2013, cuando se empezaron a llevar los registros.
Y agrega: aunque alrededor del 13 % de la población en Estados Unidos es negra, el 24 % de las personas que las fuerzas del orden mataron el año pasado pertenecen a este grupo.
Pero señala algo igualmente preocupante: solo en el 31 % de los casos la situación que desembocó en el uso letal de la fuerza estaba relacionada con una “situación seria” o un aparente crimen violento. Es decir, en el uso proporcional de la fuerza está prácticamente todo por hacer.
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