Lo que las condenas a Hunter Biden y Donald Trump tienen en común
A pesar del clamor de republicanos y demócratas, los jurados consideraron seriamente las pruebas antes de emitir sus veredictos.
Charlie Savage | The New York Times
El expresidente Donald Trump y sus aliados republicanos han intentado deslegitimar las investigaciones penales sobre sus acciones declarando que los demócratas han “instrumentalizado” el sistema judicial, un alegato que se intensificó luego de que un jurado condenara a Trump el mes pasado por 34 delitos graves en un caso de pago por silencio.
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El expresidente Donald Trump y sus aliados republicanos han intentado deslegitimar las investigaciones penales sobre sus acciones declarando que los demócratas han “instrumentalizado” el sistema judicial, un alegato que se intensificó luego de que un jurado condenara a Trump el mes pasado por 34 delitos graves en un caso de pago por silencio.
Al impulsar esa narrativa, han tendido a ignorar un hecho incómodo: el presidente Joe Biden no detuvo la investigación del Departamento de Justicia sobre su propio hijo. El martes, la contradicción se agudizó cuando un jurado condenó a Hunter Biden por tres delitos graves por haber mentido sobre su consumo de drogas cuando adquirió un arma en 2018.
El veredicto no fue suficiente para satisfacer a los republicanos, quienes minimizaron el resultado y siguieron insistiendo en que los demócratas han convertido al sistema de justicia penal en una herramienta partidista. No obstante, bajo una tremenda presión política, en ambos casos los 12 miembros del jurado parecen haberse tomado su trabajo en serio, sopesando las pruebas y dictando condenas. Al parecer, el sistema funcionó más o menos como se supone que debe hacerlo.
Por supuesto, se puede argumentar que tanto el caso del pago por silencio de Trump como el caso del arma de Hunter Biden se vieron afectados por la política. Ambos podrían caracterizarse como casos de relativamente poca importancia —a pesar de las abundantes pruebas que respaldan los cargos— que los fiscales tal vez no se habrían molestado en presentar si los acusados no hubieran sido nadie relevante. Sin embargo, a ninguno de los dos bandos le interesaba hacer énfasis en esto.
En lugar de esto, tras la condena de Hunter Biden los demócratas se unieron para presumir lo mucho que respetan el sistema de justicia penal, a menudo señalando explícitamente que no estaban criticando el caso como una extralimitación de la fiscalía. A pesar de que los republicanos alegan que el juicio de Trump se trató de una farsa corrupta, señalaron, las personas políticamente prominentes que cometen delitos son condenadas, independientemente del partido al que pertenezcan.
“La división aquí es impresionante, y es un gran recordatorio de que un partido político sigue comprometido con el Estado de derecho, y el otro no. Es así de simple”, afirmó el martes el representante Jim McGovern, demócrata por Massachusetts, durante una audiencia.
McGovern agregó: “Los republicanos no pueden hacerse a la idea de que su candidato presidencial, su presunto nominado, es un delincuente convicto. Eso no es el resultado de un proceso falso o de una vasta conspiración del gobierno de Biden”.
Los republicanos, por su parte, restaron importancia al esfuerzo que hicieron los fiscales por convencer al jurado que declaró al hijo del presidente Biden culpable de tres delitos graves. El caso fue dirigido por una persona designada por Trump, David Weiss, a quien el fiscal general Merrick Garland había mantenido a cargo de la investigación y que finalmente fue nombrado abogado especial.
El representante republicano por Kentucky James Comer, presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, elogió el veredicto de manera más bien escueta y tibia, antes de reiterar sus afirmaciones infundadas de que el presidente Biden había estado involucrado en un plan de soborno.
“El veredicto de hoy es un paso hacia la rendición de cuentas, pero cuando el Departamento de Justicia investigue a todos los implicados” en el supuesto plan, afirmó Comer a través de un comunicado, “quedará claro que los funcionarios del Departamento siguen encubriendo” al presidente.
Tras el veredicto, Biden expresó su apoyo personal a su hijo, pero dijo en un comunicado que aceptaba el resultado del caso. También aludió a una entrevista concedida a ABC News la semana pasada en la que aseguró que no utilizaría sus poderes oficiales para indultar a su hijo en caso de que fuera condenado.
“Como también dije la semana pasada, aceptaré el resultado de este caso y seguiré respetando el proceso judicial mientras Hunter considera una apelación”, dijo Biden.
Sin embargo, Karoline Leavitt, la secretaria nacional de prensa de la campaña de Trump, expresó en un comunicado que el juicio del hijo del presidente “no ha sido más que una distracción” de lo que afirmó, sin pruebas, que eran los “verdaderos crímenes” de la familia Biden.
Al restar importancia al resultado, algunos republicanos también subrayaron que Weiss había estado a punto de llegar a lo que denominaron “un acuerdo indulgente” el año pasado con Hunter Biden. Este acuerdo habría resuelto tanto el asunto de las armas como otros cargos por no haber pagado impuestos durante varios años, mientras se encontraba en plena adicción a las drogas.
El acuerdo se vino abajo después de que las preguntas de un juez federal sacaran a la luz el hecho de que ambas partes estaban en desacuerdo sobre si este excluía otros cargos presentados contra Biden relacionados con otros temas. Weiss consiguió entonces que se le imputaran delitos graves por ambos asuntos; Hunter Biden se enfrentará a un juicio por delitos fiscales en septiembre.
Otros republicanos simplemente ignoraron el veredicto de Hunter Biden. El representante Jim Jordan —el republicano de Ohio que dirige un subcomité sobre la instrumentalización del gobierno federal— declinó, a través de un portavoz, hacer comentarios al respecto.
Sin embargo, momentos después de la condena de Hunter Biden, los miembros republicanos del Comité Judicial que dirige Jordan anunciaron que este verano celebrarían audiencias sobre “las fallas” del caso de Nueva York contra Trump. El mes pasado, un jurado determinó por unanimidad que había falsificado registros comerciales para encubrir un pago de dinero por silencio a una actriz porno durante las elecciones de 2016.
La comisión también subrayó que había conseguido acuerdos para el “testimonio público” del fiscal del distrito de Manhattan que llevó el caso contra Trump, Alvin Bragg, y Matthew Colangelo, un fiscal de delitos de cuello blanco que participó en el juicio. Colangelo había sido funcionario del gobierno de Biden en el Departamento de Justicia antes de aceptar un trabajo en la oficina del Bragg en diciembre de 2022.
Los demócratas, sin embargo, aprovecharon la ocasión para señalar que el Departamento de Justicia de Biden también ha presentado cargos penales contra miembros del partido del presidente, incluyendo al senador Bob Menéndez, un demócrata de Nueva Jersey que está siendo juzgado por cargos relacionados con la corrupción, y el representante Henry Cuellar, un demócrata de Texas imputado el mes pasado por cargos de soborno y blanqueo de dinero.
El representante Jamie Raskin, de Maryland, demócrata de mayor rango en el Comité de Supervisión de Comer, hizo hincapié en las diferencias entre los enfoques de ambos partidos.
En la misma audiencia donde habló McGovern, señaló que “no había oído a un solo demócrata en ningún lugar del país gritar ‘fraude’, ‘amañado’ o ‘tribunal ilegal’” en respuesta a la condena federal de Hunter Biden, como hicieron los republicanos tras la condena de Trump, incluso mientras impulsaban la teoría conspirativa de que el presidente Biden controlaba de algún modo el caso estatal.
“Comparen y contrasten la diferencia de reacción entre los republicanos y los demócratas”, dijo Raskin. “Los republicanos están atacando todo nuestro sistema de justicia y el Estado de derecho porque no les gusta la forma en que salió un caso, mientras que el hijo del presidente de los Estados Unidos es procesado y no escucho a un solo demócrata quejarse de juego sucio.”
Luke Broadwater colaboró con reportería desde Washington.
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