Lo que le faltaba a Haití: luego del terremoto, se acerca la tormenta Grace
La tragedia haitiana puede complicarse: cuando equipos de rescate hace lo imposible por buscar sobrevivientes del potente sismo, se avecina la tormenta tropical Grace, que según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, podría causar lluvias torrenciales e inundaciones esta noche en Haití.
Lo que le faltaba a la tragedia de Haití: la amenaza de la tormenta Grace. Un día después del terremoto de magnitud 7,2 grados que deja más de 700 muertos, miles de heridos y desaparecidos, el país está en alerta por la llegada de la tormenta Grace, que avanza por el Caribe con fuertes vientos y lluvias.
Grace ya pasó por Puerto Rico y otras islas del Caribe provocando intensas precipitaciones, pero en Haití una lluvia puede ser una verdadera desgracia. No sólo porque el país no tiene infraestructuras y es blanco fácil de los desastres naturales por la deforestación, la construcción de ciudades a orillas del mar y la falta de infraestructura.
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El drama aumenta porque una tormenta después de un terremoto tan potente solo anticipa más destrucción. Grace, la séptima tormenta tropical de la actual temporada de huracanes en el Atlántico, se ubica a 55 millas (90 km) al suroeste de Santa Cruz y a 100 millas (160) al sursureste de San Juan, en Puerto Rico, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) de Estados Unidos.
Mientras se acerca, Haití sigue contando sus muertes. Protección Civil aumentó el número de víctimas mortales de 304 a 724. Además, la agencia asegura que hay centenares de desaparecidos y heridos, por lo que se prevé que la cifra de muertes puede aumentar.
“Me salvé gracias a mi teléfono”
“Es gracias de Dios y también gracias a mi teléfono que estoy vivo, porque pude avisar a la gente de fuera dónde me encontraba”, dijo a la AFP el joven de 30 años.
Su hermano menor, Job y los vecinos pasaron más de tres horas sacándolo de los escombros sin más herramienta que sus brazos.
“Iba en el autobús al trabajo cuando ocurrió el terremoto. Pude localizar a Marcel por teléfono, pero me dijo ‘ven a salvarme, estoy bajo el cemento’”, cuenta Job François.
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Tras ser rescatado de entre los bloques de hormigón y los muebles rotos, con heridas en la cabeza, Marcel François fue trasladado inmediatamente al hospital en estado de shock, ya que no tenía noticias de su hija de 10 meses, que seguía atrapada entre las ruinas.
“Pensé que mi hija estaba muerta. Cuando llegué al hospital estaba llorando, estaba resignado”, cuenta, conmovido, este hombre de 30 años.
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Gracias al trabajo en equipo de los residentes y de su tío, la pequeña Ruth Marlee Alliyah François fue sacada de la casa cuatro horas después del terremoto.
Marcel y Job François esperan que los equipos profesionales les ayuden el domingo por la mañana a sacar de entre los escombros el cuerpo sin vida de su inquilina, una mujer de 27 años que vivía en la planta baja de la residencia y que murió a los pocos minutos del terremoto.
Bandas criminales
El ministerio de Salud envió personal y medicamentos a la península del suroeste, pero la logística de emergencia también se ve comprometida por la inseguridad que asola Haití desde hace meses.
La única carretera que une la capital con la mitad sur del país atraviesa en poco más de dos kilómetros el barrio pobre de Martissant, que está bajo el control de bandas armadas desde principios de junio, impidiendo la libre circulación.
Los pocos hospitales de las zonas afectadas tienen dificultades para prestar atención de urgencia.
El papa Francisco expresó el domingo su “solidaridad” con el pueblo de Haití, diciendo que esperaba que la comunidad internacional se implicara en su favor.
Muchos países, como Estados Unidos, República Dominicana, México y Ecuador, ya han ofrecido su ayuda enviando personal, raciones de emergencia y equipos médicos.
El primer ministro Ariel Henry, que declaró el sábado el estado de emergencia durante un mes en los cuatro departamentos afectados por la catástrofe, agradeció el domingo a la comunidad internacional.
“Queremos dar una respuesta más adecuada que en 2010 tras el terremoto. Toda la ayuda que venga del exterior debe ser coordinada por la Dirección de Protección Civil”, exigió el jefe del gobierno, al tiempo que llamó a sus conciudadanos a la “unidad nacional”.
Lo que le faltaba a la tragedia de Haití: la amenaza de la tormenta Grace. Un día después del terremoto de magnitud 7,2 grados que deja más de 700 muertos, miles de heridos y desaparecidos, el país está en alerta por la llegada de la tormenta Grace, que avanza por el Caribe con fuertes vientos y lluvias.
Grace ya pasó por Puerto Rico y otras islas del Caribe provocando intensas precipitaciones, pero en Haití una lluvia puede ser una verdadera desgracia. No sólo porque el país no tiene infraestructuras y es blanco fácil de los desastres naturales por la deforestación, la construcción de ciudades a orillas del mar y la falta de infraestructura.
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Mientras se acerca, Haití sigue contando sus muertes. Protección Civil aumentó el número de víctimas mortales de 304 a 724. Además, la agencia asegura que hay centenares de desaparecidos y heridos, por lo que se prevé que la cifra de muertes puede aumentar.
“Me salvé gracias a mi teléfono”
“Es gracias de Dios y también gracias a mi teléfono que estoy vivo, porque pude avisar a la gente de fuera dónde me encontraba”, dijo a la AFP el joven de 30 años.
Su hermano menor, Job y los vecinos pasaron más de tres horas sacándolo de los escombros sin más herramienta que sus brazos.
“Iba en el autobús al trabajo cuando ocurrió el terremoto. Pude localizar a Marcel por teléfono, pero me dijo ‘ven a salvarme, estoy bajo el cemento’”, cuenta Job François.
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Tras ser rescatado de entre los bloques de hormigón y los muebles rotos, con heridas en la cabeza, Marcel François fue trasladado inmediatamente al hospital en estado de shock, ya que no tenía noticias de su hija de 10 meses, que seguía atrapada entre las ruinas.
“Pensé que mi hija estaba muerta. Cuando llegué al hospital estaba llorando, estaba resignado”, cuenta, conmovido, este hombre de 30 años.
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Marcel y Job François esperan que los equipos profesionales les ayuden el domingo por la mañana a sacar de entre los escombros el cuerpo sin vida de su inquilina, una mujer de 27 años que vivía en la planta baja de la residencia y que murió a los pocos minutos del terremoto.
Bandas criminales
El ministerio de Salud envió personal y medicamentos a la península del suroeste, pero la logística de emergencia también se ve comprometida por la inseguridad que asola Haití desde hace meses.
La única carretera que une la capital con la mitad sur del país atraviesa en poco más de dos kilómetros el barrio pobre de Martissant, que está bajo el control de bandas armadas desde principios de junio, impidiendo la libre circulación.
Los pocos hospitales de las zonas afectadas tienen dificultades para prestar atención de urgencia.
El papa Francisco expresó el domingo su “solidaridad” con el pueblo de Haití, diciendo que esperaba que la comunidad internacional se implicara en su favor.
Muchos países, como Estados Unidos, República Dominicana, México y Ecuador, ya han ofrecido su ayuda enviando personal, raciones de emergencia y equipos médicos.
El primer ministro Ariel Henry, que declaró el sábado el estado de emergencia durante un mes en los cuatro departamentos afectados por la catástrofe, agradeció el domingo a la comunidad internacional.
“Queremos dar una respuesta más adecuada que en 2010 tras el terremoto. Toda la ayuda que venga del exterior debe ser coordinada por la Dirección de Protección Civil”, exigió el jefe del gobierno, al tiempo que llamó a sus conciudadanos a la “unidad nacional”.