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Un avión con 62 personas a bordo se estrelló el viernes 8 de agosto en una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, en el estado de Sao Paulo, Brasil, sin dejar supervivientes.
En tierra, solo resultó dañada una vivienda y no hubo heridos.
El avión y su ruta
El vuelo 2283, operado por la aerolínea brasileña Voepass, partió de Cascavel, en el estado de Paraná (sur), con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en Sao Paulo. Su duración habitual para esa ruta es de alrededor de dos horas, pero a la hora y 26 minutos después del despegue (11:56 a. m. hora local) desapareció de los radares.
A la 1:25 p. m. hora local, el avión se precipitó sobre una zona residencial de la localidad de Vinhedo, a unos 80 km al noroeste de la ciudad de Sao Paulo, e impactó sobre el jardín de una casa en el Residencial Recanto Florido, un condominio en un entorno arbolado.
El avión, fabricado en Francia, era un bimotor del constructor francoitaliano ATR, modelo 72-500, con dos hélices, 27 metros de largo y capacidad para 68 pasajeros.
Según ATR, en vuelo de crucero alcanza una velocidad máxima de 510 km/h.
¿Cómo ocurrió la caída?
Imágenes grabadas con celular por los vecinos del lugar muestran el avión girando antes de desplomarse en caída libre en pocos segundos.
La aeronave, que impactó “de barriga” en el suelo, quedó con la cabina de pasajeros “aplastada”, según los bomberos. Los ocupantes murieron entre el amasijo de hierros y un incendio posterior carbonizó los cuerpos.
De acuerdo con el sitio de seguimiento de vuelos Flight Radar 24, el avión voló durante casi una hora a 17.000 pies (5.180 metros) hasta que a las 1:21 p. m hora local (11:21 a. m. hora Colombia) empezó a perder altitud y en apenas un minuto cayó bruscamente hasta los 4.100 pies (1.250 metros).
La aeronave perdió contacto con los controladores a las 1:22 p. m. hora local y la tripulación en ningún momento “declaró una emergencia ni estar bajo condiciones meteorológicas adversas”, según la Fuerza Aérea Brasileña (FAB).
El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil (Cenipa) está analizando las cajas negras que contienen grabaciones de la cabina y datos del vuelo.
Esas “importantes informaciones nos podrán contar lo que ocurrió en este trágico evento”, dijo el brigadier Marcelo Moreno, jefe del Cenipa.
El organismo tiene previsto divulgar un primer informe sobre el accidente en un plazo de 30 días. Por ahora, asegura no privilegiar ninguna hipótesis.
Para colaborar en la investigación, el Organismo de Investigaciones y Análisis (BEA) francés, encargado de analizar los siniestros aéreos, anunció su participación en la investigación abierta por el siniestro.
En concreto, indicó que cinco de sus expertos están sobre el terreno acompañados por consejeros técnicos del fabricante de aviones Airbus.
Condiciones meteorológicas y estado del avión
Especialistas apuntaron a la hipótesis de que una formación de hielo en las alas pudiera haber afectado la sustentación del avión y contribuido al accidente.
El director de operaciones de Voepass, Marcel Moura, admitió que este modelo de ATR vuela “en una franja donde tiene una mayor sensibilidad al hielo”, pero que las condiciones meteorológicas del viernes preveían la presencia de ese elemento “dentro de las características aceptables”.
Según la Agencia Nacional de Aviación Civil, la tripulación y la aeronave, que volaba desde 2010, cumplían con todas las normas y certificados vigentes.
Moura dijo que la noche anterior al accidente el avión había pasado por un “mantenimiento de rutina” y no presentaba “ningún tipo de problema técnico”.
Voepass, fundada en 1995 bajo el nombre Passaredo, es la cuarta aerolínea de Brasil, tiene actualmente una flota de 15 aviones, y opera solo dentro del país.
De acuerdo con un reporte del New York Times, “el avión entró en pérdida”. Es decir, que las alas del avión habían perdido la sustentación necesaria para mantenerlo en el aire, lo que provocó que dejara de volar y empezara a caer, explicó John Cox, piloto de líneas aéreas durante 25 años, quien ahora colabora en la investigación de accidentes aéreos.
Sin embargo, la cuestión de por qué el vuelo 2283 de VoePass pudo entrar en pérdida sigue siendo un misterio.
“La forma en que cayó el avión, girando fuera de control, es característica de quien perdió la funcionalidad del ala y de los controles del avión”, dijo Celso Faria de Souza, ingeniero aeronáutico brasileño y experto forense en accidentes aéreos, al NYT. “Esto puede ocurrir a causa del hielo”, agregó.
Según los expertos, la formación de hielo por sí sola no debería provocar que el avión se estrelle. En la mayoría de los casos, los pilotos pueden evitar que el hielo provoque una pérdida, aunque fallen los sistemas del avión.
La formación de hielo fue una de las causas principales de un accidente en 1994 de American Eagle con el mismo modelo de avión ATR en Indiana, pero desde entonces el fabricante ha mejorado el sistema antihielo.
También, sorprende que los pilotos no hubieran reportado alguna falla a los controladores aéreos.
“Quizá intentaron llamar y falló la radio, falló la comunicación”, dijo Joselito Paulo, presidente de la Asociación Brasileña de Seguridad Aérea. “O hicieron la comunicación, pero no fue captada por el control de tráfico aéreo”. “Si no hubo comunicación”, añadió, “fue algo muy rápido, inesperado”.
Marcel Moura, director de operaciones de VoePass, la aerolínea que operaba el vuelo, dijo a los periodistas que los investigadores analizarían todas las causas posibles.
Identificación de ocupantes
Voepass divulgó una lista con los nombres de los 62 ocupantes (58 pasajeros y 4 tripulantes) que fallecieron en el accidente.
El piloto Danilo Santos Romano tenía 35 años y más de 5.200 horas de vuelo, según la aerolínea, que lo contrató en noviembre de 2022 como copiloto y lo promovió a comandante en julio del año pasado.
Según la empresa, todos los ocupantes tenían documentación brasileña, pero también había una mujer con doble nacionalidad portuguesa y tres venezolanos, incluido un niño de cuatro años y su perrita Luna, entre los pasajeros.
Peritos forenses del Instituto Médico Legal de Sao Paulo se guían también por la ubicación de los pasajeros en las filas de asientos para intentar identificarlos. Pero debido al mal estado de los cuerpos, deben recurrir a muestras de ADN de familiares, piezas dentales y huellas dactilares.
Muchos familiares de las víctimas viajaron desde Paraná, de donde era la mayoría de los pasajeros, a Sao Paulo, para colaborar con este proceso.
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