“Lo que se ha hecho en Venezuela se ha consultado con EE. UU.”: Armando Benedetti
El embajador de Colombia en Caracas habló desde Barranquilla. En esta entrevista explica que el restablecimiento de relaciones debe hacerse “de la mano” con Estados Unidos para que llegue a buen puerto. Manifiesta su inconformidad con el hecho de que la Cancillería no haya nombrado cónsules.
María Alejandra Medina
¿Cuál es su balance del restablecimiento de relaciones y la reapertura de la frontera?
Espero no caer en la vanidad, pero lo que ha sucedido en poco más de 30 días es inimaginable. Restablecimos las relaciones diplomáticas, que llevan 191 años entre los dos países; se volvió otra vez a restablecer lo judicial, a los temas de Fuerza Pública; y el tema de Monómeros es muy importante porque se lo devolvimos a los dueños reales. Logramos que la urea nos la dieran a 600 dólares la tonelada, cuando en Cuba ellos lo venden a 750; la urea está entre 750 y 950 dólares (en el mercado). Se reabrieron las fronteras, empezó a funcionar el transporte de carga, y la próxima semana ya tiene que estar activado el transporte aéreo, sin ello no hay un verdadero restablecimiento.
Sugerimos: Desde el 7 de noviembre se reactivarán los vuelos directos entre Bogotá y Caracas
¿Qué monitoreo se hace en la frontera, pues hemos sabido que para mucha gente hoy es más difícil cruzar que antes?
Habían cometido la estupidez de cerrar las fronteras, y quedaron en manos de las mafias. Hay contabilizadas 200 trochas, de las cuales por 10 pueden pasar tractomulas. Cuando no había relaciones transitaban 30.000 venezolanos a Cúcuta diarios. El gobierno es consciente de eso, y uno de los puntos más importantes de por qué Petro fue a Caracas fue ese: que nos habíamos dado un logro político con que estábamos reabriendo la frontera, pero eso realmente no estaba funcionando porque sabemos que funcionarios de aquí y de allá se quedan con el 40 % de lo que pasa. Si este año puede llegar a 600 millones dólares, casi 200 millones se quedan con la mafia: quitárselos le duele. Fue uno de los errores más grandes en la reapertura, porque lo que sucedió fue eso: que las mafias se iban a tomar las fronteras. Me dicen que hay hasta 20 alcabalas para poder pasar, en que piden plata, se presentan violaciones sexuales, vejámenes contra las personas que cruzan, solo porque a alguien se le ocurrió cerrar las fronteras.
¿Cuál es su principal prioridad como embajador?
Hay dos. El segundo punto importante por el que fue el presidente Petro es buscar que Venezuela regrese a la CAN, ahora está buscando que Maduro regrese a la CIDH. ¡Y oh, sorpresa!, porque nos habría podido mandar al carajo: dijo que lo va a estudiar, lo que es importante para la gestión de Petro y para la mía como embajador. Pero una prioridad más importante para mí son los cinco millones de colombianos que dejaron botados a la desidia allá en Venezuela. Esas personas no tienen cédulas, cómo apostillar grados, no tienen pasaporte. Lo otro son los cinco millones de familias que estaban al lado de la frontera. Los departamentos al lado de la frontera llegaron a 20 % más de pobreza con el cierre de la frontera, y si va a Vichada o Guainía hay 65 % de nivel de pobreza. En los derechos humanos está la parte social, económica y cultural, y no me pueden decir que no estoy pendiente de los derechos humanos cuando estoy pendiente de 10 millones de colombianos.
¿Qué sometimiento a la justicia hay para las mafias de la frontera?
Lo primero que se ha designado es cambiar los funcionarios (colombianos) que estaban en la frontera. Lo otro que se le dijo Maduro es que por favor también ayude a recuperar la frontera, ese fue el primer punto en el almuerzo que tuvimos con él. Y él es consciente del tema de las mafias y el narcotráfico, que es bastante. El otro problema de haber dejado eso tirado es que las infraestructuras que tienen que ver con migración están reventadas; me ha tocado empezar de cero. Había 15 consulados en Colombia, de los cuales 14 fueron desmantelados. El de Caracas tampoco sirve, no han nombrado un cónsul. Me toca hacer las veces de cónsul.
¿No ha hablado con el canciller Leyva para que nombre a los cónsules?
Sí, claro.
¿Y qué le dice?
Ayúdame tú a alzar la voz, no me haga pelear con mi jefe.
Quedaron muchas dudas con el anuncio del regreso de Venezuela al sistema interamericano y a la CAN. ¿Cómo se va a materializar eso?
En la OEA reconocieron a Guaidó. Ahí está el primer punto para que el gobierno de Maduro esté molesto, y dos: la CIDH es para salvaguardar derechos, y usted no necesariamente tiene que estar en la OEA para que realmente sea valorado ese hecho. Que él diga sobre un organismo cercano a la OEA que va a revisar y estudiar (el regreso al sistema), para mí es una sorpresa, porque si hay algo que se dice es el tema de los derechos humanos en Venezuela. Sobre esto, si usted revisa el informe que da ONU Venezuela y ONU Suiza, que nunca ha venido por acá, son completamente diferentes. También se le ha pedido que si pueden venir más personas para cubrir los derechos humanos o verificar, y han dicho que sí. Para mí eso era impensado hace dos meses.
¿Pero se definió un cronograma o ruta de seguimiento?
Sí, el presidente Petro puso unas bases que no creo que esté autorizado para hablarlas.
¿Qué espacio hubo para hablar de paz total? Y lo pregunto porque para muchos expertos no es suficiente que Venezuela sea garante, sino que es necesario que sea parte activa teniendo en cuenta que el Eln es una guerrilla binacional y hay víctimas venezolanas también.
Intuyo que lo hablaron en privado, en el almuerzo no se tocó ese tema. El presidente Petro está recogiendo lo que dejó el presidente Santos para las conversaciones con el Eln. La guerrilla del Eln no solo está aquí, sino en la frontera, entonces lo que uno mejor quisiera es que estuvieran de garantes. Pero aquí se preocupan porque hay dos campamentos en Venezuela. Aquí (en Colombia) tienen 60, por qué no se distraen con los que hay aquí, o dicen que no ha cogido a Márquez: ¿por qué, si no lo cogieron Uribe, Santos ni Duque, quieren que en Venezuela vayan y lo cojan?
Hay quienes consideran que el tema migratorio ha estado desdibujado, y usted habla de los millones de colombianos que le preocupan. ¿Qué acciones concretas se están tomando en la materia?
Ojalá me ayuden a alzar la voz para que Cancillería nombre los cónsules. Por otro lado, las cifras que tengo incipientes muestran que se ha multiplicado por tres la entrada de venezolanos a Venezuela, pero como se fueron por las trochas, pues vuelven por las trochas. Lo que nos puede salvar de todo el desastre es volver a tener las relaciones comerciales. En 2008 estábamos por encima de 8.000 millones de dólares en exportaciones. Un paréntesis: si el dólar está como está, y es posible que el país vecino te pague en dólares… Puede ser una manera de volver otra vez a ver cómo entablar rápido esas relaciones. La balanza entre Colombia y Venezuela, cuando es de alimentos o medicinas, es de 90 a 10, pero en hidrocarburos es al revés: deberíamos buscar hacer una sola economía de 80 millones de personas, no competir, sino complementar las economías.
¿Cuál es la fuente de la cifra de venezolanos que están retornando?
Cancillería y Migración.
¿Colombiana?
Sí, claro.
Esa cifra ha causado incomodidad, incluso indignación, cuando hay informes como el de R4V que dicen que en un año se ha incrementado en un millón la cantidad de venezolanos en los países receptores, y viendo crisis como la del Darién. (Le recomendamos: ¿De dónde vienen los migrantes y refugiados que cruzan el Darién?)
Sin saber mucho, no creo que haya sido en los últimos dos meses que llegaron al Darién. Las cifras que doy son de la Cancillería de migración que muestran esa triplicación de personas, que son números pírricos, no son números para celebrar. El flujo de venezolanos hacia acá imagino que sigue, pero no como antes. Pero cómo saber quién tiene la razón si el gobierno colombiano anterior maquilló y contaminó las cifras, no supimos lo que pasó, es con base en cálculos y estimativos, porque la mayor parte de las personas que pasaron lo hicieron por trochas ilegales. Si vuelven, vuelven por ese lado. El tema del Darién: las sanciones que le han puesto a Venezuela son bárbaras. Y a quienes ahogan son los estratos 1 y 2. La migración venezolana no es porque no le guste Maduro, sino porque hay hambre por las sanciones. La asfixia no es contra Maduro, sino contra millones de personas, incluidas las colombianas.
¿Qué les responde a quienes dicen que al citar esa cifra de los venezolanos que supuestamente están retornando se le está dando la razón a Maduro, que ha tratado de minimizar la situación migratoria?
No nos acercamos a Maduro por ideología. Nos acercamos por 10 millones de colombianos tirados en la frontera y más allá, en Venezuela. Y por el comercio, los empresarios. Tratamos de arreglar el problema económico y social de los colombianos.
Otro de los temas que se tocaron en la reunión entre los presidentes fue el medioambiental, y se habló de llevar propuestas a la COP27. ¿Qué significa eso y qué compromisos en la materia habría por parte del gobierno venezolano, que es muy criticado internacionalmente por sus prácticas ambientales, sobre todo en el Amazonas?
Para nadie es un secreto que Bolsonaro estaba deforestando la Amazonia. Petro está teniendo un liderazgo en la región, y con ese tema es de los primeros. Lula el día de su elección también habló del tema, y Ecuador y Perú quieren jugar también. Es la primera vez que varios presidentes se van a poner de acuerdo para no deforestar la Amazonia, para buscar bonos, que, según he leído, se entregan al campesino o indígena para que tenga con qué vivir sin afectar la Amazonia.
¿Está en Caracas en este momento?
En Barranquilla, me voy el domingo para Caracas. Esa es la otra: que no tengo dónde dormir, me ha tocado pagar el hotel de mi bolsillo. El domingo me voy a empezar a quedar en la casa del embajador después de dos meses porque el agua no subía. No me estoy quejando, pero no tengo las mismas condiciones de otro embajador de Colombia en otra parte del mundo.
¿Está más tiempo acá que allá?
No, no puedo hacer eso, pero a veces no aguanta la plata para pagar los hoteles. O no tengo dónde dormir. O no hay con qué trabajar, porque todavía no hay nadie trabajando de la Embajada de Colombia en Venezuela. Estoy tratando de cuadrar todo para ver si a principios de diciembre me voy con mi familia; tengo dos niños, uno de ocho y otro de cuatro, y no fue fácil conseguir el colegio.
¿Ha hablado con opositores venezolanos en Colombia o en Venezuela?
El presidente Petro ha estado pendiente de que ayudemos en las negociaciones que están haciendo con Estados Unidos, que van muy adelantadas en México, van muy bien. Venezuela quiso que Colombia estuviera, pero Estados Unidos dijo que no. Y si no tengo la aceptación de quienes son garantes para buscar medio con la oposición, no puedo estar ahí.
Entonces la respuesta es no.
No (la respuesta es no).
¿Y ha tenido contacto con Guaidó, que le he trinado a usted y al presidente Petro?
No, no ninguno. El día que me designaron tenía un problema gastrointestinal, cuando me recuperé encontré que me había clavado un par de veces. Cuando llegué dije lo que pienso, no ahora, sino desde hace 4 años: que Guaidó no es nadie. Solo tiene importancia para Estados Unidos. Por cierto: todo lo que se ha hecho en Venezuela ha sido comentado, consultado, hablado, informado, con los Estados Unidos porque este proceso, si no es de la mano de Estados Unidos, no lleva a ningún lado. Y si revisa la relación de Colombia y Estados Unidos en lo referente a Venezuela, ha sido muy buena, nadie del gobierno Biden ha salido a fregar. Solo con lo del tema de la paz, unos congresistas estadounidenses. Pero Estados Unidos, de una u otra forma, ha dado su aceptación a lo que estamos haciendo.
Ese acompañamiento, ¿cómo es en la práctica?
Con el embajador (James) Story, designado para los temas de Venezuela, vive en Bogotá. Hemos estado hablando para no coger a nadie por sorpresa, y de una u otra forma nos ha ayudado con las cosas que han pasado. En el tema mío, en lo que tiene que ver con Colombia, en el gobierno Petro y con Venezuela, no ha habido ningún sobresalto en ninguna parte, solamente en algunos personajes de la oposición.
En ese sentido, ¿qué les responde a esos opositores que criticaron tanto la visita del presidente Petro?
Que son unos bobos. Si hay algo que tiene Petro es que no tiene oposición. Hay gente que pone tweets, pero que no tiene nada que ver y que se aprovecha en un momento de la reforma tributaria, pero hasta ahí. Lo otro es que ellos repiten como unas loras una cantidad de cosas sin saber lo que está pasando, entonces ellos quieren que uno vaya a restablecer las relaciones con Venezuela, pero que le pegue una cachetada a Maduro.¡¿Qué es eso?! Si vengo a restablecer relaciones, yo no puedo venirme con cara de puño, de pronto tampoco con tanta cara jovial, como la tuve; sí, debo reconocer que eso fue exagerado, pero el problema es que yo soy así, yo me río bastante, y entonces es un pecado reírse.
¿Pero ustedes están impulsando de alguna forma el diálogo con la oposición?
El presidente Petro quiere que hagamos ese acompañamiento, pero eso lo están haciendo en México: Noruega, Estados Unidos y el Gobierno de Venezuela. Te puedo anticipar que las negociaciones van superbién. A finales de noviembre, eso puede terminar demasiado bien e inesperado para todo el continente. Petro quiere participar, pero tengo entendido que Estados Unidos dijo que no, que no quería a Colombia ahí, que ya con lo que se había desarrollado era suficiente. Estaremos prestos a que, si nos llaman para hacer esto o lo otro, se hace.
La reunión entre el presidente Petro y Maduro fue casi al tiempo de que se conoció que el fiscal de la CPI pidió seguir con la investigación por crímenes de lesa humanidad en Venezuela. ¿Eso se comentó en la reunión?
Sí lo comentamos, pero no creo que te pueda decir mucho. Te diría una frase de embajador: todo a su tiempo.
¿Cómo es el trabajo binacional para combatir organizaciones criminales trasnacionales como el Tren de Aragua?
Es un tema que ya se ha tocado y, al ser un tema de seguridad de Estado bilateral, los ministros de Defensa de ambos países están trabajando en eso, la comunicación es fluida. Venezuela quiere colaborar directamente con el gobierno colombiano para combatir y repeler a bandas criminales, como el ELN, Clan de del Golfo, etc. Es la primera vez en más de 20 años que el gobierno de Venezuela tiene confianza en que las actividades de la fuerza pública se den en conjunto.
¿Usted confía en el gobierno de Maduro?
Como embajador, sí. Ellos han sido cordiales, generosos y nos han brindado todos los elementos necesarios para que fluya muy bien la relación y el trabajo conjunto entre ambos países, a veces con un poco de suspicacia, pero siempre en línea recta. Sobre la foto, acepto que me río mucho y que eso está bien, son ganas de fregar de algunos espontáneos que tenemos en nuestro país los que me quieren criticar por eso.
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¿Cuál es su balance del restablecimiento de relaciones y la reapertura de la frontera?
Espero no caer en la vanidad, pero lo que ha sucedido en poco más de 30 días es inimaginable. Restablecimos las relaciones diplomáticas, que llevan 191 años entre los dos países; se volvió otra vez a restablecer lo judicial, a los temas de Fuerza Pública; y el tema de Monómeros es muy importante porque se lo devolvimos a los dueños reales. Logramos que la urea nos la dieran a 600 dólares la tonelada, cuando en Cuba ellos lo venden a 750; la urea está entre 750 y 950 dólares (en el mercado). Se reabrieron las fronteras, empezó a funcionar el transporte de carga, y la próxima semana ya tiene que estar activado el transporte aéreo, sin ello no hay un verdadero restablecimiento.
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¿Qué monitoreo se hace en la frontera, pues hemos sabido que para mucha gente hoy es más difícil cruzar que antes?
Habían cometido la estupidez de cerrar las fronteras, y quedaron en manos de las mafias. Hay contabilizadas 200 trochas, de las cuales por 10 pueden pasar tractomulas. Cuando no había relaciones transitaban 30.000 venezolanos a Cúcuta diarios. El gobierno es consciente de eso, y uno de los puntos más importantes de por qué Petro fue a Caracas fue ese: que nos habíamos dado un logro político con que estábamos reabriendo la frontera, pero eso realmente no estaba funcionando porque sabemos que funcionarios de aquí y de allá se quedan con el 40 % de lo que pasa. Si este año puede llegar a 600 millones dólares, casi 200 millones se quedan con la mafia: quitárselos le duele. Fue uno de los errores más grandes en la reapertura, porque lo que sucedió fue eso: que las mafias se iban a tomar las fronteras. Me dicen que hay hasta 20 alcabalas para poder pasar, en que piden plata, se presentan violaciones sexuales, vejámenes contra las personas que cruzan, solo porque a alguien se le ocurrió cerrar las fronteras.
¿Cuál es su principal prioridad como embajador?
Hay dos. El segundo punto importante por el que fue el presidente Petro es buscar que Venezuela regrese a la CAN, ahora está buscando que Maduro regrese a la CIDH. ¡Y oh, sorpresa!, porque nos habría podido mandar al carajo: dijo que lo va a estudiar, lo que es importante para la gestión de Petro y para la mía como embajador. Pero una prioridad más importante para mí son los cinco millones de colombianos que dejaron botados a la desidia allá en Venezuela. Esas personas no tienen cédulas, cómo apostillar grados, no tienen pasaporte. Lo otro son los cinco millones de familias que estaban al lado de la frontera. Los departamentos al lado de la frontera llegaron a 20 % más de pobreza con el cierre de la frontera, y si va a Vichada o Guainía hay 65 % de nivel de pobreza. En los derechos humanos está la parte social, económica y cultural, y no me pueden decir que no estoy pendiente de los derechos humanos cuando estoy pendiente de 10 millones de colombianos.
¿Qué sometimiento a la justicia hay para las mafias de la frontera?
Lo primero que se ha designado es cambiar los funcionarios (colombianos) que estaban en la frontera. Lo otro que se le dijo Maduro es que por favor también ayude a recuperar la frontera, ese fue el primer punto en el almuerzo que tuvimos con él. Y él es consciente del tema de las mafias y el narcotráfico, que es bastante. El otro problema de haber dejado eso tirado es que las infraestructuras que tienen que ver con migración están reventadas; me ha tocado empezar de cero. Había 15 consulados en Colombia, de los cuales 14 fueron desmantelados. El de Caracas tampoco sirve, no han nombrado un cónsul. Me toca hacer las veces de cónsul.
¿No ha hablado con el canciller Leyva para que nombre a los cónsules?
Sí, claro.
¿Y qué le dice?
Ayúdame tú a alzar la voz, no me haga pelear con mi jefe.
Quedaron muchas dudas con el anuncio del regreso de Venezuela al sistema interamericano y a la CAN. ¿Cómo se va a materializar eso?
En la OEA reconocieron a Guaidó. Ahí está el primer punto para que el gobierno de Maduro esté molesto, y dos: la CIDH es para salvaguardar derechos, y usted no necesariamente tiene que estar en la OEA para que realmente sea valorado ese hecho. Que él diga sobre un organismo cercano a la OEA que va a revisar y estudiar (el regreso al sistema), para mí es una sorpresa, porque si hay algo que se dice es el tema de los derechos humanos en Venezuela. Sobre esto, si usted revisa el informe que da ONU Venezuela y ONU Suiza, que nunca ha venido por acá, son completamente diferentes. También se le ha pedido que si pueden venir más personas para cubrir los derechos humanos o verificar, y han dicho que sí. Para mí eso era impensado hace dos meses.
¿Pero se definió un cronograma o ruta de seguimiento?
Sí, el presidente Petro puso unas bases que no creo que esté autorizado para hablarlas.
¿Qué espacio hubo para hablar de paz total? Y lo pregunto porque para muchos expertos no es suficiente que Venezuela sea garante, sino que es necesario que sea parte activa teniendo en cuenta que el Eln es una guerrilla binacional y hay víctimas venezolanas también.
Intuyo que lo hablaron en privado, en el almuerzo no se tocó ese tema. El presidente Petro está recogiendo lo que dejó el presidente Santos para las conversaciones con el Eln. La guerrilla del Eln no solo está aquí, sino en la frontera, entonces lo que uno mejor quisiera es que estuvieran de garantes. Pero aquí se preocupan porque hay dos campamentos en Venezuela. Aquí (en Colombia) tienen 60, por qué no se distraen con los que hay aquí, o dicen que no ha cogido a Márquez: ¿por qué, si no lo cogieron Uribe, Santos ni Duque, quieren que en Venezuela vayan y lo cojan?
Hay quienes consideran que el tema migratorio ha estado desdibujado, y usted habla de los millones de colombianos que le preocupan. ¿Qué acciones concretas se están tomando en la materia?
Ojalá me ayuden a alzar la voz para que Cancillería nombre los cónsules. Por otro lado, las cifras que tengo incipientes muestran que se ha multiplicado por tres la entrada de venezolanos a Venezuela, pero como se fueron por las trochas, pues vuelven por las trochas. Lo que nos puede salvar de todo el desastre es volver a tener las relaciones comerciales. En 2008 estábamos por encima de 8.000 millones de dólares en exportaciones. Un paréntesis: si el dólar está como está, y es posible que el país vecino te pague en dólares… Puede ser una manera de volver otra vez a ver cómo entablar rápido esas relaciones. La balanza entre Colombia y Venezuela, cuando es de alimentos o medicinas, es de 90 a 10, pero en hidrocarburos es al revés: deberíamos buscar hacer una sola economía de 80 millones de personas, no competir, sino complementar las economías.
¿Cuál es la fuente de la cifra de venezolanos que están retornando?
Cancillería y Migración.
¿Colombiana?
Sí, claro.
Esa cifra ha causado incomodidad, incluso indignación, cuando hay informes como el de R4V que dicen que en un año se ha incrementado en un millón la cantidad de venezolanos en los países receptores, y viendo crisis como la del Darién. (Le recomendamos: ¿De dónde vienen los migrantes y refugiados que cruzan el Darién?)
Sin saber mucho, no creo que haya sido en los últimos dos meses que llegaron al Darién. Las cifras que doy son de la Cancillería de migración que muestran esa triplicación de personas, que son números pírricos, no son números para celebrar. El flujo de venezolanos hacia acá imagino que sigue, pero no como antes. Pero cómo saber quién tiene la razón si el gobierno colombiano anterior maquilló y contaminó las cifras, no supimos lo que pasó, es con base en cálculos y estimativos, porque la mayor parte de las personas que pasaron lo hicieron por trochas ilegales. Si vuelven, vuelven por ese lado. El tema del Darién: las sanciones que le han puesto a Venezuela son bárbaras. Y a quienes ahogan son los estratos 1 y 2. La migración venezolana no es porque no le guste Maduro, sino porque hay hambre por las sanciones. La asfixia no es contra Maduro, sino contra millones de personas, incluidas las colombianas.
¿Qué les responde a quienes dicen que al citar esa cifra de los venezolanos que supuestamente están retornando se le está dando la razón a Maduro, que ha tratado de minimizar la situación migratoria?
No nos acercamos a Maduro por ideología. Nos acercamos por 10 millones de colombianos tirados en la frontera y más allá, en Venezuela. Y por el comercio, los empresarios. Tratamos de arreglar el problema económico y social de los colombianos.
Otro de los temas que se tocaron en la reunión entre los presidentes fue el medioambiental, y se habló de llevar propuestas a la COP27. ¿Qué significa eso y qué compromisos en la materia habría por parte del gobierno venezolano, que es muy criticado internacionalmente por sus prácticas ambientales, sobre todo en el Amazonas?
Para nadie es un secreto que Bolsonaro estaba deforestando la Amazonia. Petro está teniendo un liderazgo en la región, y con ese tema es de los primeros. Lula el día de su elección también habló del tema, y Ecuador y Perú quieren jugar también. Es la primera vez que varios presidentes se van a poner de acuerdo para no deforestar la Amazonia, para buscar bonos, que, según he leído, se entregan al campesino o indígena para que tenga con qué vivir sin afectar la Amazonia.
¿Está en Caracas en este momento?
En Barranquilla, me voy el domingo para Caracas. Esa es la otra: que no tengo dónde dormir, me ha tocado pagar el hotel de mi bolsillo. El domingo me voy a empezar a quedar en la casa del embajador después de dos meses porque el agua no subía. No me estoy quejando, pero no tengo las mismas condiciones de otro embajador de Colombia en otra parte del mundo.
¿Está más tiempo acá que allá?
No, no puedo hacer eso, pero a veces no aguanta la plata para pagar los hoteles. O no tengo dónde dormir. O no hay con qué trabajar, porque todavía no hay nadie trabajando de la Embajada de Colombia en Venezuela. Estoy tratando de cuadrar todo para ver si a principios de diciembre me voy con mi familia; tengo dos niños, uno de ocho y otro de cuatro, y no fue fácil conseguir el colegio.
¿Ha hablado con opositores venezolanos en Colombia o en Venezuela?
El presidente Petro ha estado pendiente de que ayudemos en las negociaciones que están haciendo con Estados Unidos, que van muy adelantadas en México, van muy bien. Venezuela quiso que Colombia estuviera, pero Estados Unidos dijo que no. Y si no tengo la aceptación de quienes son garantes para buscar medio con la oposición, no puedo estar ahí.
Entonces la respuesta es no.
No (la respuesta es no).
¿Y ha tenido contacto con Guaidó, que le he trinado a usted y al presidente Petro?
No, no ninguno. El día que me designaron tenía un problema gastrointestinal, cuando me recuperé encontré que me había clavado un par de veces. Cuando llegué dije lo que pienso, no ahora, sino desde hace 4 años: que Guaidó no es nadie. Solo tiene importancia para Estados Unidos. Por cierto: todo lo que se ha hecho en Venezuela ha sido comentado, consultado, hablado, informado, con los Estados Unidos porque este proceso, si no es de la mano de Estados Unidos, no lleva a ningún lado. Y si revisa la relación de Colombia y Estados Unidos en lo referente a Venezuela, ha sido muy buena, nadie del gobierno Biden ha salido a fregar. Solo con lo del tema de la paz, unos congresistas estadounidenses. Pero Estados Unidos, de una u otra forma, ha dado su aceptación a lo que estamos haciendo.
Ese acompañamiento, ¿cómo es en la práctica?
Con el embajador (James) Story, designado para los temas de Venezuela, vive en Bogotá. Hemos estado hablando para no coger a nadie por sorpresa, y de una u otra forma nos ha ayudado con las cosas que han pasado. En el tema mío, en lo que tiene que ver con Colombia, en el gobierno Petro y con Venezuela, no ha habido ningún sobresalto en ninguna parte, solamente en algunos personajes de la oposición.
En ese sentido, ¿qué les responde a esos opositores que criticaron tanto la visita del presidente Petro?
Que son unos bobos. Si hay algo que tiene Petro es que no tiene oposición. Hay gente que pone tweets, pero que no tiene nada que ver y que se aprovecha en un momento de la reforma tributaria, pero hasta ahí. Lo otro es que ellos repiten como unas loras una cantidad de cosas sin saber lo que está pasando, entonces ellos quieren que uno vaya a restablecer las relaciones con Venezuela, pero que le pegue una cachetada a Maduro.¡¿Qué es eso?! Si vengo a restablecer relaciones, yo no puedo venirme con cara de puño, de pronto tampoco con tanta cara jovial, como la tuve; sí, debo reconocer que eso fue exagerado, pero el problema es que yo soy así, yo me río bastante, y entonces es un pecado reírse.
¿Pero ustedes están impulsando de alguna forma el diálogo con la oposición?
El presidente Petro quiere que hagamos ese acompañamiento, pero eso lo están haciendo en México: Noruega, Estados Unidos y el Gobierno de Venezuela. Te puedo anticipar que las negociaciones van superbién. A finales de noviembre, eso puede terminar demasiado bien e inesperado para todo el continente. Petro quiere participar, pero tengo entendido que Estados Unidos dijo que no, que no quería a Colombia ahí, que ya con lo que se había desarrollado era suficiente. Estaremos prestos a que, si nos llaman para hacer esto o lo otro, se hace.
La reunión entre el presidente Petro y Maduro fue casi al tiempo de que se conoció que el fiscal de la CPI pidió seguir con la investigación por crímenes de lesa humanidad en Venezuela. ¿Eso se comentó en la reunión?
Sí lo comentamos, pero no creo que te pueda decir mucho. Te diría una frase de embajador: todo a su tiempo.
¿Cómo es el trabajo binacional para combatir organizaciones criminales trasnacionales como el Tren de Aragua?
Es un tema que ya se ha tocado y, al ser un tema de seguridad de Estado bilateral, los ministros de Defensa de ambos países están trabajando en eso, la comunicación es fluida. Venezuela quiere colaborar directamente con el gobierno colombiano para combatir y repeler a bandas criminales, como el ELN, Clan de del Golfo, etc. Es la primera vez en más de 20 años que el gobierno de Venezuela tiene confianza en que las actividades de la fuerza pública se den en conjunto.
¿Usted confía en el gobierno de Maduro?
Como embajador, sí. Ellos han sido cordiales, generosos y nos han brindado todos los elementos necesarios para que fluya muy bien la relación y el trabajo conjunto entre ambos países, a veces con un poco de suspicacia, pero siempre en línea recta. Sobre la foto, acepto que me río mucho y que eso está bien, son ganas de fregar de algunos espontáneos que tenemos en nuestro país los que me quieren criticar por eso.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Le invitamos a verlas en El Espectador.