Los candidatos a la Presidencia de Ecuador no hicieron de la seguridad su “leitmotiv”
Faltan pocos días para que los ecuatorianos vuelvan a las urnas y elijan entre Luisa González y Daniel Noboa, quien reemplazará a Guillermo Lasso. Con altas cifras de violencia e inseguridad, y el asesinato de un candidato presidencial y otros políticos de fondo, hay preocupación sobre qué hará en materia de seguridad el próximo ocupante del Palacio de Carondelet.
María José Noriega Ramírez
El círculo cercano de Fernando Villavicencio, asesinado en plena carrera por la Presidencia de Ecuador, denunció un atentado en contra de Verónica Sarauz, su viuda. Algunos creen que la tasa de homicidios en el país podría alcanzar los 40 por cada 100.000 habitantes a finales de este año.
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El círculo cercano de Fernando Villavicencio, asesinado en plena carrera por la Presidencia de Ecuador, denunció un atentado en contra de Verónica Sarauz, su viuda. Algunos creen que la tasa de homicidios en el país podría alcanzar los 40 por cada 100.000 habitantes a finales de este año.
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El presidente Guillermo Lasso extendió por 30 días más el estado de excepción que rige desde julio pasado dentro de las cárceles, donde los enfrentamientos entre los presos que pertenecen a bandas criminales relacionadas con el narcotráfico han dejado más de 430 fallecidos desde 2021.
Con estas y otras problemáticas, los ecuatorianos se alistan para elegir a un nuevo Ejecutivo, a una nueva cabeza de Estado que termine el período presidencial que el actual mandatario no culminará. En medio de un juicio político por presunta malversación, Lasso decretó, en mayo, la figura constitucional de la muerte cruzada y, con ello, la disolución de la Asamblea Nacional y su salida del gobierno, que estaba prevista para 2025. Ahora, la correísta Luisa González y el empresario Daniel Noboa se disputan la llegada al Palacio de Carondelet.
Si los comicios de agosto la dejaron a ella como la líder de la contienda y a él con un sorpresivo segundo lugar, las más recientes encuestas, de cara a las elecciones del 15 de octubre, muestran lo contrario. Los sondeos de Click Research y Negocios & Estrategias apuntan a que Noboa podría recibir el 55,16 % de los votos y González el 44,84 %. Otras encuestas, como la de Comunicaliza, muestran un patrón similar: él alcanzaría el 55,14 % de los sufragios, frente al 44,86 % que ella lograría.
Franklin Ramírez, profesor de Sociología Política en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede Ecuador, le atribuye esto a que en la primera vuelta solo hubo una candidatura del centro hacia la izquierda, la del correísmo, mientras que las demás se movieron hacia el otro lado del espectro. Eso, a su parecer, restringió el campo de alianzas para el partido Revolución Ciudadana, dejando a su candidata con poco campo de acción. Pero no solo eso: “Sigue pesando el anticorreísmo y la campaña misma no se abrió hacia negociaciones con otros actores sociales. Gran parte de ella se centró en ‘nosotros ya lo hicimos, ya sabemos’, resaltando los logros del pasado”.
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Ramiro Lapeña cree que González necesita buscar votos en otros electorados, pero ahí es donde Noboa parece estar teniendo mejor suerte que ella. Ahora bien, no todo está dicho y falta ver qué pasa tras el debate electoral de ayer, a ver si hay un cambio en las percepciones de las personas y en su intención de voto. Sin embargo, mientras eso sucede, el internacionalista cree que los dos aspirantes a la Presidencia tienen el mismo problema: son desconocidos. “González no ha tenido un liderazgo regional ni local, a pesar de que hizo parte de la burocracia en los gobiernos de Rafael Correa. Noboa tiene el respaldo de su apellido y de su familia, pero es otro desconocido”.
Los dos, según él, empezaron la campaña desde el desconocimiento ante el público y enfrentaron la primera vuelta presidencial con la necesidad de mostrarse ante él. “La estrategia del correísmo, en ese momento, fue decir ‘esta es la candidata de Rafael Correa’, aunque ahora se ha tratado de desligar de la pesada sombra del expresidente. En el caso de Noboa, en esta segunda vuelta, está recurriendo a las mujeres de su casa: a su mamá, la matriarca del grupo, y a su esposa influencer; está explotando su imagen de padre e hijo de familia. Ninguno de los dos tiene liderazgo propio”.
Hay quienes dicen que el correísmo está usando a su favor las 48 alcaldías que consiguió en las elecciones regionales de febrero, incluidas las de Quito y Guayaquil, así como el espacio que ganó en las prefecturas. “Ellos llegan a estas elecciones fortalecidos de la campaña local que ganaron”, le comentó al diario El País Stephanie Macías, estratega política, y, “como los líderes locales todavía no han dado resultados, no van a tener un voto de rechazo a los gobiernos locales”.
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De hecho, Ramírez cree que eso ya jugó a favor en las elecciones de agosto: “Quito, sin embargo, tiene un anticorreísmo fuerte, aunque Revolución Ciudadana haya ganado. Guayaquil, por su lado, es más correísta; su alcalde ganó con una votación considerable, pero no se ha visto tan involucrado en la campaña; parece que el correísmo sabe que en año y medio hay nuevas elecciones y que hay que esperar hasta entonces para exponer todas las cartas. Puede que no esté jugando al 100 %”. Lapeña agrega que “la agenda local del correísmo no está articulada con un proyecto nacional, y esto le quita potencial ahora”.
Entre tanto, los rezagos de la violencia e inseguridad en Ecuador, que han hecho del país uno de los más peligrosos de la región, marcan la próxima cita electoral. Es más, para Ramírez, el asesinato de Villavicencio modificó la dinámica alrededor de las urnas y ya tuvo un impacto en ellas: le dio a su coalición una votación mayor a la que esperaba tener y los dos candidatos que se disputan la Presidencia hacen campaña con chaleco antibalas.
“Todo eso está presente, pero ninguno de los dos puso en el centro de la discusión el tema de la seguridad, y eso es paradójico. Lo mencionan, sí, pero no hicieron de eso el leitmotiv de sus aspiraciones. Jan Topic, que quedó de tercero, sí lo hizo y se vendió prácticamente como un Nayib Bukele ecuatoriano”. Ahora bien, como recuerda Lapeña, la seguridad sí es un tema que le preocupa a la gente: “No se están dando aportes claros sobre qué se va a hacer sobre eso, y eso está dando una percepción de desilusión, que podría alimentar el voto nulo o la abstención”.
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