Hawái: chefs estrella tratan de alimentar a los sobrevivientes de los incendios
Para alimentar a los desamparados y a quienes continúan en Lahaina en precarias condiciones, estrellas de la cocina que incluso perdieron sus restaurantes a causa de las llamas trabajan en tres guardias en las instalaciones de la escuela de gastronomía de la Universidad de Hawái con el apoyo de decenas de voluntarios.
Paula Ramon | AFP
Cuando un incendio forestal arrasó una pequeña comunidad costera de Hawái la semana pasada, algunos de los más reconocidos chefs del archipiélago decidieron unir fuerzas para ayudar como mejor podían: en la cocina.
“Sabemos que la comida es medicina, y poder darle a la gente una comida caliente. Mejor aún, algo que los conecte con Hawái en vez de un enlatado”, dijo a AFP Sheldon Simeon, embajador de la cocina hawaiana. “Ojalá sea el comienzo del proceso de sanación”, agregó.
Lahaina, un histórico y turístico pueblo de unos 12.000 habitantes en la costa oeste de Maui, fue diezmado por un voraz incendio la semana pasada, dejando más de 90 muertos, miles de personas evacuadas y cientos desaparecidas.
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Las autoridades, que solo han rastrillado 3 % del área carbonizada, creen que el número de fallecidos continuará en ascenso, en tanto cientos de personas cuyas casas sobrevivieron a las brasas están en la región sin acceso a recursos, electricidad ni conexión telefónica.
Más de 1.400 residentes que perdieron todo en el voraz incendio que impactó más de 2.700 estructuras están ahora en refugios, con familiares o en sus autos.
Mientras aumentan las críticas y la frustración frente a la respuesta oficial que para muchos ha sido lenta, donaciones y diferentes iniciativas comunitarias le hacen frente a la tragedia.
Para alimentar a los desamparados y a quienes continúan en Lahaina en precarias condiciones, estrellas como Simeon, la celebridad culinaria Lee Anne Wong —cuyo restaurante en Lahaina fue arrasado por el fuego— y figuras de la cocina local, como el chef Taylor Ponte, trabajan en tres guardias en las instalaciones de la escuela de gastronomía de la Universidad de Hawái con el apoyo de decenas de voluntarios.
“Algunos de nuestros chefs perdieron sus casas (en el incendio), y están aquí cocinando para su comunidad. Eso te da una idea de lo que es el espíritu ‘aloha’”, dijo Simeon.
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“Nunca dormimos”
El equipo prepara y empaqueta unas 9.000 porciones a diario. “He trabajado en restaurantes y cocinas con alta demanda toda mi vida, pero nunca vi una cantidad tan masiva de alimentos”, comentó Ponte.
“Tenemos ganaderos que dejan 4.000 libras (1.814 kg) de carne. Acabamos de recibir 2.000 libras de salmón de Alaska. La gente deja cientos de libras de sandías. Es una cantidad enorme de comida”, agregó Ponte durante una de las pocas pausas que la intensa jornada le permite.
“Preparar entre 7.000 y 9.000 porciones a diario da mucho trabajo, y te toca ponerte creativo con lo que tienes”, dijo Simeon. “Pero la respuesta ha sido abrumadora, la gente solo quiere dar, y nosotros como chefs, creamos y preparamos comida”.
Los menús se adaptan a los insumos, pero siempre con un toque local. El almuerzo del domingo, por ejemplo, fue un curri tailandés con mahi local. Para la cena se prepararon macarrones con queso, boloñesa y salsa de tomate.
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El ritmo es frenético en la gigantesca cocina de la escuela de cocina localizada en Kahului, a unos 50 kilómetros de Lahaina. Decenas de bandejas de comida desaparecen en minutos con un sinfín de brazos llenando pequeños envases, que luego son colocados en hieleras.
Miembros del Ejército de Salvación y otras redes de voluntarios recogen los alimentos, que llegan a los refugios y a Lahaina aún calientes.
Ni bien terminan con el almuerzo ya es hora de comenzar con la cena. Y aunque la llegada de más voluntarios ha garantizado horas adicionales de descanso para los chefs, las guardias siguen siendo largas.
Pero Ponte, con su delantal azul, no se queja. “Solo estamos cansados, pero ellos (los sobrevivientes) están cansados, hambrientos y sin hogar”, dijo. “De cualquier manera, los chefs en realidad nunca dormimos”.
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Cuando un incendio forestal arrasó una pequeña comunidad costera de Hawái la semana pasada, algunos de los más reconocidos chefs del archipiélago decidieron unir fuerzas para ayudar como mejor podían: en la cocina.
“Sabemos que la comida es medicina, y poder darle a la gente una comida caliente. Mejor aún, algo que los conecte con Hawái en vez de un enlatado”, dijo a AFP Sheldon Simeon, embajador de la cocina hawaiana. “Ojalá sea el comienzo del proceso de sanación”, agregó.
Lahaina, un histórico y turístico pueblo de unos 12.000 habitantes en la costa oeste de Maui, fue diezmado por un voraz incendio la semana pasada, dejando más de 90 muertos, miles de personas evacuadas y cientos desaparecidas.
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Más de 1.400 residentes que perdieron todo en el voraz incendio que impactó más de 2.700 estructuras están ahora en refugios, con familiares o en sus autos.
Mientras aumentan las críticas y la frustración frente a la respuesta oficial que para muchos ha sido lenta, donaciones y diferentes iniciativas comunitarias le hacen frente a la tragedia.
Para alimentar a los desamparados y a quienes continúan en Lahaina en precarias condiciones, estrellas como Simeon, la celebridad culinaria Lee Anne Wong —cuyo restaurante en Lahaina fue arrasado por el fuego— y figuras de la cocina local, como el chef Taylor Ponte, trabajan en tres guardias en las instalaciones de la escuela de gastronomía de la Universidad de Hawái con el apoyo de decenas de voluntarios.
“Algunos de nuestros chefs perdieron sus casas (en el incendio), y están aquí cocinando para su comunidad. Eso te da una idea de lo que es el espíritu ‘aloha’”, dijo Simeon.
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“Nunca dormimos”
El equipo prepara y empaqueta unas 9.000 porciones a diario. “He trabajado en restaurantes y cocinas con alta demanda toda mi vida, pero nunca vi una cantidad tan masiva de alimentos”, comentó Ponte.
“Tenemos ganaderos que dejan 4.000 libras (1.814 kg) de carne. Acabamos de recibir 2.000 libras de salmón de Alaska. La gente deja cientos de libras de sandías. Es una cantidad enorme de comida”, agregó Ponte durante una de las pocas pausas que la intensa jornada le permite.
“Preparar entre 7.000 y 9.000 porciones a diario da mucho trabajo, y te toca ponerte creativo con lo que tienes”, dijo Simeon. “Pero la respuesta ha sido abrumadora, la gente solo quiere dar, y nosotros como chefs, creamos y preparamos comida”.
Los menús se adaptan a los insumos, pero siempre con un toque local. El almuerzo del domingo, por ejemplo, fue un curri tailandés con mahi local. Para la cena se prepararon macarrones con queso, boloñesa y salsa de tomate.
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Miembros del Ejército de Salvación y otras redes de voluntarios recogen los alimentos, que llegan a los refugios y a Lahaina aún calientes.
Ni bien terminan con el almuerzo ya es hora de comenzar con la cena. Y aunque la llegada de más voluntarios ha garantizado horas adicionales de descanso para los chefs, las guardias siguen siendo largas.
Pero Ponte, con su delantal azul, no se queja. “Solo estamos cansados, pero ellos (los sobrevivientes) están cansados, hambrientos y sin hogar”, dijo. “De cualquier manera, los chefs en realidad nunca dormimos”.
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