Los gurús espirituales de Nicolás Maduro
El nuevo intento de diálogo entre la oposición y el gobierno de Venezuela, que comenzó esta semana en Barbados, tendrá una asesoría especial: Sri Sri Ravi Shankar, un gurú de la India, que también puso a meditar a las Farc en Cuba. Lo presentó esta semana Nicolás Maduro, quien además es seguidor de un polémico maestro espiritual indio, Sai Baba, cuyas enseñanzas son seguidas por un nutrido círculo chavista: Cilia Flores, Jorge Arreaza, Iris Varela y Aristóbulo Istúriz, entre otros. Estas son la asesorías “espirituales” del mandatario venezolano.
redacción internacional
A finales de 2014, cuando el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las Farc pasaba por uno de sus momentos más complejos, Francisco Moreno Ocampo, hijo del exfiscal de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Ocampo, comenzó a gestionar una reunión entre Sri Sri Ravi Shankar, un gurú de la India, y los negociadores de la guerrilla colombiana que se encontraban en Cuba. Su idea era destrabar las conversaciones con la filosofía de este maestro espiritual.
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A finales de 2014, cuando el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las Farc pasaba por uno de sus momentos más complejos, Francisco Moreno Ocampo, hijo del exfiscal de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Ocampo, comenzó a gestionar una reunión entre Sri Sri Ravi Shankar, un gurú de la India, y los negociadores de la guerrilla colombiana que se encontraban en Cuba. Su idea era destrabar las conversaciones con la filosofía de este maestro espiritual.
Aunque al comienzo hubo mucha resistencia por parte de las Farc, en 2015 dieciséis miembros de la organización mantuvieron un encuentro de tres días con el guía en la Embajada de la India en La Habana. Sri Sri Ravi Shankar realizó varias jornadas de meditación, les enseñó técnicas de respiración y ejercicios para controlar el estrés. Cuentan que su alumno más aventajado fue Iván Márquez, quien después siguió recibiendo asesoría de otros seguidores de Shankar. Estos encuentros quedaron registrados en un documental de la cineasta argentina Paula Schargorodsky, llamado El gurú y las Farc.
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De acuerdo con la página web de su fundación, El Arte de Vivir, Shankar quiere transmitir su “visión de una sociedad libre de estrés y de violencia”. Un principio que ha unido a miles de personas en 150 países. Desde hace tiempo se ha dedicado a asesorar procesos de paz: estuvo en Irak, en 2007, y desde allí promovió la paz, según su página web. También dice que medió en conflictos en Costa de Marfil, Cachemira y Bihar, uno de los estados más pobres de India.
Ahora, el gurú que puso a meditar a las Farc quiere hacer lo mismo con la oposición y el gobierno de Venezuela. El presidente, Nicolás Maduro, anunció la mediación del maestro indio en la mesa de diálogo, promovida por Noruega. “Agradecido y complacido con la visita del líder humanitario y embajador de la paz Gurudev Sri Sri Ravi Shankar, hombre de gran experiencia como mediador en la solución de conflictos en varios países del mundo. Sus aportes vienen a fortalecer el proceso de diálogo y paz”, anunció Maduro.
El guía espiritual visitó esta semana el Palacio Presidencial de Miraflores, en Caracas, cargado con regalos (una caja pintada de rosa con fotografías de Maduro y la foto de un templo de la India) para mostrar su disposición de colaborar con su meditación por la paz en Venezuela. “Hemos acordado que él nos ayude en la medida de sus posibilidades en los procesos de diálogo por la paz, así como ayudó en su momento a Colombia”, señaló el mandatario venezolano.
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Ravi Shankar Ratnam, llamado por sus seguidores Sri Sri Ravi Shankar, se autoproclama embajador de paz. Fundó en 1981 la ONG El Arte de Vivir y en 1997 la ONG Asociación Internacional para los Valores Humanos. En 2011 la Unesco lo nombró como uno de los oradores más destacados del siglo y según la revista Forbes es una de las cinco personas más influyentes de la India. Desde sus organizaciones imparte cursos de respiración, meditación y desarrollo personal.
Este personaje no solo ha generado devoción en Nicolás Maduro, sino también en Mauricio Macri, presidente de Argentina, y Narendra Modi, presidente de India. En Argentina logró un acuerdo con el gobierno para realizar meditaciones masivas, a las que asisten miles de personas. Sin embargo, medios de comunicación lo acusaron de montar una multinacional de la fe, por medio de un próspero negocio inmobiliario en la capital argentina. En el spa de su fundación, El Arte de Vivir, que también tiene representación en Colombia, ofrece paquetes completos para conseguir la paz, “sin ánimo de lucro”, según su página web.
Su presencia en los diálogos venezolanos genera desconfianza, entre otras cosas, porque en ese país es bien conocida la debilidad del presidente por los gurús espirituales, santeros y brujos.
Sai Baba y la pareja presidencial
Hay dos retratos que no se pueden tocar en la oficina de Nicolás Maduro en Miraflores: el de Hugo Rafael Chávez Frías, su mentor político, y el de Sai Baba, su primer y gran guía espiritual; un gurú de India que en audiencia privada con él, en diciembre de 2005, le hizo una serie de regalos espirituales y le profetizó que tendría mucho poder en Venezuela. Algo que ni el propio Maduro creyó, pues entonces su futuro político lucía limitado y Hugo Chávez vivía sus días de gloria.
En 2013, días después de la muerte de Hugo Chávez, aquellas palabras de Sai Baba se hicieron realidad, Maduro se convirtió en el sucesor de Chávez. Ese día el centro Sai Baba de la localidad de Puttaparthi, en el estado indio de Andhra Pradesh, fue el primero en celebrar su llegada al poder. Emitió un comunicado en el que aseguró que “su fe influye en su manera de hacer política, pues se basa en principios como el amor, la verdad y la paz”.
Lo que el saibabismo no anticipó fue que el gobierno de Maduro sería un desastre y estaría marcado por la constante violación de derechos humanos, la represión, los asesinatos cometidos por las fuerzas gubernamentales, el encarcelamiento de centenares de presos políticos y la migración obligada de millones de ciudadanos. Y lo que Maduro y Cilia Flores pasaron por alto fue la cantidad de acusaciones que pesaban sobre su maestro espiritual, muerto en 2011.
Un reportaje publicado por la revista India Today señala que antes de morir Sai Baba fue acusado por varias personas de enriquecimiento ilícito, malos manejos administrativos en su ashram (centro de enseñanza y meditación) y abuso sexual de menores. En el libro In Spite of the Gods: The Strange Rise of the Modern India, Edward Luce, excorresponsal del Financial Times en Washington, señala a este gurú de tener relación con un grupo terrorista que proclamaba la superioridad de los hinduistas y de inventar varios milagros que se atribuía.
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No obstante, un documental de Tanya Duff, periodista de la BBC, mostró cómo la organización de Sai Baba ha financiado en varios lugares muy pobres de India proyectos de salud y educación, además de hospitales y clínicas donde, dicen, se curan enfermedades con métodos poco convencionales.
Un gobierno saibabista
Nicolás Maduro es solo uno de los millones de saibabistas (seguidores de Sai Baba) en 113 países del mundo. En Venezuela este movimiento comenzó en 1974 y, dicen, tiene centenares de fieles, entre los que se cuentan varios miembros del gobierno chavista. Y aunque en el centro de Sai Baba en Caracas jamás han visto a Maduro ni a sus ministros, cuenta la prensa venezolana que el chavismo ha realizado varios viajes a Prashanti Nilayam, el ashram de Sai Baba, en Puttaparthi (India).
El periodista David Placer, en su libro El dictador y sus demonios, relata cómo el entorno presidencial venezolano es saibabista fiel. Cilia Flores es la más convencida y la que introdujo a Maduro en esta disciplina; Jorge Arreaza, actual canciller, es uno de los más veteranos fieles de Sai Baba, a quien conoció en un viaje en 1999; Aristóbulo Istúriz, hoy ministro de Educación, y su esposa son saibabistas radicales, y también la actual ministra del Poder Popular, la polémica Iris Varela. Todos están unidos por una fe ciega hacia Sai Baba y formaron un círculo impenetrable al que Placer llama “la secta que secuestró Venezuela”.
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El exgeneral venezolano Hugo Carvajal, actualmente preso en España, confirmó el fanatismo de Maduro. Y, además, lo acusó de gastarse millones de dólares en brujos. Carvajal aseguró que, al menos en una oportunidad, el gobierno venezolano había enviado un maletín con US$500.000 en efectivo para pagar babalaos de la santería cubana y reiteró: “Maduro es un devoto santero, seguidor de Sai Baba y quién sabe de qué otra cosa más”.
Placer asegura en su libro que Maduro tiene un brujo personal. Se trata de Cirilo Enrique Rodulfo, exprofesor de la academia militar de Hugo Chávez y también devoto de Sai Baba. Este hombre, radicado desde hace muchos años en Miami (Estados Unidos), cobra hasta US$90.000 por consulta y les “echa las cartas” a los saibabistas del chavismo cada vez que visita ese país. Un país en manos del esoterismo y la superstición.