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En julio de 2016, poco antes de las elecciones presidenciales, Marc Fisher, del Washington Post, señaló en un artículo que Donald Trump no leía mucho y que la presidencia probablemente no iba a cambiar eso. Tenía razón. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha cambiado la forma en la que se maneja la información en el gobierno para no tener que leer demasiado.
The New York Times informó, en febrero de 2017, que el Consejo de Seguridad Nacional recibió la orden de reducir los informes de políticas de seguridad a una página e incluir muchos dibujos, como gráficos, tablas y mapas, para que el presidente los pudiera leer con mayor facilidad. Lo preocupante es que, incluso recortando la extensión de los informes, Trump no lee los documentos, pues prefiere informarse a través de medios aliados y de sus amigos conservadores, como señalan las fuentes consultadas por el medio. Y esta es una amenaza para la seguridad nacional.
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A Donald Trump no le gusta leer. Pero su mayor problema con la lectura no ha sido por la extensión, sino por el contenido. Desde la publicación de Fuego y furia, del periodista Michael Wolff en 2018, en el que confirma que el presidente no lee los informes presidenciales; esta serie de libros, que revelan los secretos de la Casa Blanca, han enfurecido al mandatario.
Al libro de Wolff le siguió Miedo: Trump en la Casa Blanca, una obra del experimentado y venerado periodista estadounidense Bob Woodward, en el que algunos funcionarios cercanos al mandatario lo describen como un hombre “incapaz” y alguien con la “comprensión de un niño de quinto de primaria”. Junto a estos llegó Desquiciado, escrito por Omarosa Manigault, exconsultora política de Trump y una de la primeras personas dentro del círculo presidencial en ventilar las conductas del mandatario. En resumen, Desquiciado puso en duda el estado de la salud mental de Trump, además de describirlo como una persona incapaz de controlar sus impulsos.
La saga de libros sobre Trump está lejos de llegar a su final. En pleno verano estadounidense, una nueva serie de ejemplares llegó para enfurecer al presidente que, considerando lo inoportunas que son estas obras para sus intenciones reeleccionistas, ha emprendido una guerra en los tribunales para impedir su publicación, aunque ha fallado en su intento. El primer libro ya fue publicado: El arte de su trato: la historia no contada de Melania Trump, escrito por la periodista Mary Jordan, revela detalles hasta ahora ocultos de la relación entre el presidente y la primera dama, como el hecho de que esta última usó la necesidad del presidente de contar con su apoyo en Washington para negociar un mejor acuerdo prenupcial. Además describe la otra cara de una mujer que, para muchos, es vista como una “prisionera elegante”.
Pero sin duda el libro que pone en mayor aprieto a Trump hasta ahora es el de su exasesor de Seguridad Nacional, John Bolton. En La habitación donde sucedió, publicado este martes tras superar las barreras que el presidente intentó imponer en los tribunales para impedir que saliera a la luz, Bolton describe a Trump como “la mayor amenaza para Estados Unidos”. En el libro, el antiguo hombre del presidente señaló que el mandatario le pidió ayuda a China para ganar la reelección “rogándole” al presidente chino, Xi Jinping, que aumentara las compras de soja y trigo de Estados Unidos para mantener contentos a sus electores en los estados del Medio Oeste. Cada movimiento de Trump mientras ha estado en el cargo ha estado pensado en conseguir la reelección, según Bolton.
Por otro lado, Trump manifestó estar de acuerdo con “construir campos de concentración” para las minorías uigures en China; ofreció “favores presidenciales” a líderes como el presidente turco Recep Tayyip Erdogan para detener investigaciones en su contra; manifestó un desconocimiento de la geopolítica, pues no sabía que Reino Unido era una potencia y creyó que Finlandia era parte de Rusia; hizo notorio su deseo de dejar la Organización del Tratado del Atlántico Norte y apuntó que invadir Venezuela sería “genial”. El libro también da detalles sobre el caso venezolano, en el que todo parecía haberse “dejado al azar”. Por último, pero no menos preocupante, Trump sugirió que el límite constitucional de dos mandatos debería derogarse, exhibiendo sus deseos de permanecer en el poder.
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Todavía quedan otros títulos jugosos por llegar a las librerías. En poco más de un mes, la sobrina del presidente, Mary L. Trump, publicará Demasiado y nunca es suficiente: cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo, un libro que, además de lanzarse estratégicamente cerca de la Convención Republicana, en la que Trump aceptará formalmente la nominación a un segundo mandato, revela detalles explosivos de una de las familias más “poderosas y disfuncionales del mundo”, sobre los traumas y abusos que se dieron internamente.
El teniente general H. R. McMaster, otro asesor de seguridad de Trump que salió abruptamente del gobierno, también publicará un libro sobre sus trece meses en la Casa Blanca titulado Campos de batalla: la lucha para defender el mundo libre, que también le traerá dolores de cabeza a Trump, pues él tiene detalles sobre el Ucraniagate. Por otro lado, Woodward publicará su segundo libro, aún sin título, sobre el presidente en septiembre, solo seis semanas antes de que se celebren las elecciones.
¿Los libros sobre Trump son necesarios? Por supuesto. Más aún cuando se acercan las elecciones. El género de publicaciones sobre política aumenta por esta época y es conveniente que el electorado esté más informado, aunque es casi imposible que los seguidores pro-Trump consuman el libro. Pero así como las editoriales, como Simon & Schuster encargada de publicar el libro de Bolton y el de Mary Trump, se están dando un banquete con la literatura sobre el presidente, también lo hacen los aliados y enemigos de Estados Unidos, que ven con cada revelación un mayor deterioro en la confianza en este país.
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“El contenido del libro (de Bolton) socava aún más la legitimidad de los Estados Unidos como líder mundial. El presidente solicita interferencia electoral, ve nuestro sistema de justicia como su máquina de venganza personal, es un campo de concentración y antiderechos humanos, por nombrar solo algunas causas de preocupación. Bolton puede no ver ninguna ganancia de su libro, pero es el ‘día de pago’ para Vladimir Putin y nuestros otros enemigos”, opina Samantha Vinograd, analista de seguridad nacional de CNN.
Cada detalle de los libros son una puñalada para Trump. También para el país, que exhibe sus fragilidades y su desgobierno. Y en el caso de Bolton, para él mismo. Como destaca Vinograd, Bolton fue cómplice de Trump. “Es por eso que con cada revelación, Bolton está cavando un agujero más profundo para él. Si estaba tratando de escribir su canción de redención, está fuera de tono”, escribe la analista. Aunque ahora puede estar en contra de Trump, en su momento Bolton no hizo nada por detenerlo. Durante su período en el cargo, ayudó a que la confianza y la seguridad nacional de Estados Unidos se desmoronaran.