Los Lobos, los Choneros y los grupos criminales en la guerra contra Ecuador

Ecuador entró en un estado de guerra interna contra 22 grupos armados al margen de la ley. Con el decreto 111 de la Presidencia, una nueva etapa de la crisis de seguridad comenzó. Las Fuerzas Armadas patrullan las calles desiertas, con el objetivo de neutralizar cualquier amenaza a la seguridad.

Ecuador entró en un estado de guerra interna contra 22 grupos armados al margen de la ley. Con el decreto 111 de la Presidencia, una nueva etapa de la crisis de seguridad comenzó. Las Fuerzas Armadas patrullan las calles desiertas, con el objetivo de neutralizar cualquier amenaza a la seguridad.

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La lista de grupos clasificados como “organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes” no es nueva. Algunos de ellos han tenido presencia en el territorio ecuatoriano desde los 90 y otros, aunque más recientes, han comenzado a tener cada vez más influencia territorial e internacional. En total, son 22: Águilas, ÁguilasKiller, Ak47, Caballeros Oscuros, ChoneKiller, Choneros, Corvicheros, Cuartel de las Feas, Cubanos, Fatales, Gánster, Kater Piler, Lagartos, Latin Kings, Lobos, Los p.27, Los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol, Patrones, R7 y Tiguerones.

Con presencia en la costa del Pacífico y tentáculos que llegan hasta México y Europa, esos grupos tienen a la población bajo un régimen de terror y se han convertido en el objetivo principal del Gobierno. Una radiografía de las organizaciones criminales en Ecuador establece que Los Choneros, Los Lobos y Los Lagartos son las que cuentan con más poder, incluso cuidando bajo sus alas a otras incluidas en la lista. Le contamos sus orígenes, su organización y sus áreas de influencia.

Los Choneros

El grupo reconocido como uno de los más peligrosos en Ecuador nació en la segunda mitad de la década de los 90 en la ciudad de Chone, en la provincia costera de Manabí. Su líder original, Jorge Busmarck Véliz España, alias “Teniente España”, fue asesinado en el 2007 y Jorge Luis Zambrano, alias “Rasquiña” lo reemplazó. Aunque fue capturado y encarcelado en el 2011, su liderazgo desde la cárcel llevó a que el grupo se consolidara como pandilla carcelaria. Aunque inició con un enfoque en el tráfico internacional de drogas, la banda se concentró en el microtráfico, sicariato, extorsión y contrabando, de acuerdo con Insight Crime.

El Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO) indica que el afianzamiento del monopolio criminal de Los Choneros fue seguido de un debilitamiento del liderazgo de Rasquiña. La muerte del líder en diciembre del 2020 llevó a José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, a la cabeza de la organización criminal. El jefe de la banda se encontraba en la cárcel del Litoral de Guayaquil, pagando una condena de 34 años por asesinato, narcotráfico y delincuencia, pero este domingo se conoció que se había fugado. Esta no es la primera vez para “Fito”, que tiene el control del centro penitenciario.

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Su organización, jerarquizada y estructurada bajo “comandos” con entre 12.000 y 20.000 integrantes, funciona en Guayaquil, indica el OECO, y mantiene su influencia en las provincias de Manabí, Guayas, Santa Elena, El Oro, Loja, Azuay, Cotopaxi, Cañar, Los Ríos y Pichincha, algunas conocidas por ser importantes rutas de tráfico de drogas. Además, cuenta con alianzas internacionales como el Cartel de Sinaloa en México, el Clan del Golfo en Colombia y redes de tráfico balcánicas.

Dentro de sí misma cobija a otras estructuras armadas mencionadas por el decreto 111, como lo son Águilas, Fatales, R7 y Gánster.

Los Lobos

Nacidos por una escisión de Los Choneros, esta agrupación se ha convertido en lo que Insight Crime llama “el motor de la máquina criminal ecuatoriana”. La Policía ecuatoriana ha dicho que su fundador es Wilmer Chavarría, alias “Pipo” o “Tuerto”, quien fue parte de los Choneros. Con una organización de subcomandos, se concentran en los delitos de narcotráfico, minería ilegal, extorsión, sicariato y tráfico de armas, de acuerdo con el OECO. Sin embargo, también han incursado en la trata de personas y el comercio ilegal de vacunas.

Su presencia es tan amplia como la de los Choneros en el Ecuador, de acuerdo con una radiografía del OECO, pues sus tentáculos llegan a las provincias de Sucumbíos, Pastaza, Zamora Chinchipe, Azuay, Napo, Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo, Santo Domingo, Los Ríos, Guayas, El Oro, Loja y Cañar. Su influencia internacional también es fuerte, con nexos con el Cartel Jalisco Nueva Generación en México, el frente 40 de los Comandos de Frontera (una disidencia de las extintas Farc-EP) y con redes de los Balcanes en Europa.

Uno de sus cabecillas, Fabricio Colón Pico, alias “Capitán Pico”, también se fugó en medio del estado de excepción decretado por el presidente Noboa. El hombre se encontraba en la cárcel de la ciudad de Riobamba, capital de la provincia de Chimborazo, y es acusado de planear el asesinato de la fiscal Diana Salazar.

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Los Lagartos

De la unión entre los Cubanos y los Gorras en Guayaquil resultó este grupo criminal, que lleva más de 10 años operando en el sistema penitenciario, según Insight Crime. Inicialmente, sus líderes fueron William Poveda Salazar, alias “El Cubano”, y Giovanny Mantilla Ceballos, alias “Gorras”, conocidos por los delitos de microtráfico y sicariato. El matrimonio entre pandillas se dio en el 2018 para desafiar el poder de los Choneros, quienes también operaban en cárceles y obtener protección.

Aunque El Cubano fue el líder inicial, su muerte llevó a que Gorras asumiera el mando, que construyó una “versión más fuerte” del grupo, dice una investigación de Insight Crime. A partir de ese momento, sus enfrentamientos con los Choneros ocurrieron dentro del sistema penitenciario, pero también en las calles, lo que aumentó los niveles de violencia. Pero el fallecimiento de su jefe por covid-19 causó una fragmentación al interior del grupo y las autoridades ecuatorianas han señalado a Carlos Mantilla, alias “Choclo”, como el líder actual.

Sus acciones delictivas de sicariato, narcotráfico, contrabando, extorsiones y robos se concentran en Guayaquil, especialmente en la Penitenciaría del Litoral, que contiene a una gran parte de los miembros del grupo. Su influencia, en forma de células o pandillas, se extiende a lo largo de todo el país, especialmente en cárceles en Cotopaxi, Azuay, Cuenca, Santa Elena y Guayas. Sus nexos internacionales son con redes balcánicas y el Cartel Jalisco Nueva Generación.

Los Tiguerones

A finales de la década del 2010, la banda criminal surgió en Esmeraldas, una ciudad portuaria. Aunque inicialmente eran una ramificación de los Choneros, el asesinato de Rasquiña llevó a que comenzaran a operar de forma separada y obtuvieran cada vez más poder. Ahora, bajo el mando de William Alcívar Bautista, alias “Negro Willy”, actúan con una organización jerarquizada con una doctrina paramilitar, explica el OECO. Sus acciones se concentran en tráfico de armas, sicariato, extorsión y narcotráfico.

Su presencia se extiende más allá de Esmeraldas, hasta las provincias de Guayas, Manabí y Pichincha. Sus alianzas también llegan hasta Colombia, con disidencias de las extintas Farc-EP como el Frente Oliver Sinisterra y la columna Urías Rondón; el Cartel Jalisco Nueva Generación y redes de tráfico balcánicas.

Si bien no opera conjuntamente, sí tiene alianzas con los Lobos y los Chone Killers contra un enemigo común: los Choneros.

Los Latin Kings

Nacida como una pandilla de carácter urbano en la década de los 90 exportada desde Estados Unidos, ha tenido varios cambios a lo largo de su historia. Fue reconocida como una pandilla juvenil a inicios de los 2000, pero la administración de Rafael Correa legalizó a sus integrantes, algunos de los cuales se reinsertaron en la sociedad con un proceso de pacificación que se inició en el 2005. Fueron estos hechos los que llevaron a su debilitamiento, pero dos décadas después, continúan siendo un grupo criminal importante en Ecuador.

La organización está bajo el mando de Manuel Macías, alias “Diablo”, y se encuentra en las provincias de Guayas y Pichincha, pero son de carácter internacional, pues los Latin Kings operan en República Dominicana, Perú, España e Italia. Sus acciones se enfocan en robos, la tenencia ilegal de armas y el narcotráfico, según el OECO.

Los Chone Killers

El que era el brazo armado de los Choneros terminó por convertirse en uno de sus enemigos más fuertes. Los Chone Killers, así como los Tiguerones, se separaron del grupo criminal con la muerte de Rasquiña, que generó disputas por el mando. Ahora, aliados también con los Lobos, se dedican a extorsiones, sicariato, narcotráfico y robos, y buscan desplazar a los Latin Kings de sus zonas de operación.

Operan en la provincia de Guayas, bajo el mando de Terry Israel Camacho, alias “el Trompudo” o “Hebreo” y Antonio Benjamín Camacho, alias “Ben 10″, divididos por subgrupos, llamados “capítulos”. Aunque con un número menor de integrantes y de áreas de influencia que otros grupos, se han asegurado de generar renombre. Insight Crime asegura que han sido “pioneros de las exhibiciones de muerte más macabras que Ecuador haya visto” y señalados de haber cometido varias masacres a lo largo de 2023, relacionadas con sus actividades de extorsión.

Sus alianzas están alineadas con las de los Lobos y los Tiguerones, que trabajan con el Cartel Jalisco Nueva Generación y redes de tráfico de los Balcanes.

Otros grupos criminales

Si bien sus influencias no son tan poderosas como otras estructuras criminales, grupos como ÁguilasKiller, AK47, los Caballeros Oscuros, los Corvicheros, el Cuartel de las Feas, Kater Piler, los p.27, los Tiburones, Mafia 18, Mafia Trébol y Patrones siguen imponiendo terror en sus regiones de presencia.

El Cuartel de las Feas opera en el Guasmo, una de las zonas más violentas de Guayaquil, y se ocupa de tráfico de todo tipo de armamento y robos, así como de homicidios selectivos. Mafia 18 opera en la misma zona y busca apoderarse de las rutas de narcotráfico.

En medio de una crisis que cada vez se agudiza más, Noboa ha dicho que Ecuador no puede “ceder ante estos terroristas”. Con tan solo un mes en el cargo, el mandatario tendrá que solucionar una situación que lleva años agravándose. Con los amotinamientos en cárceles, patrullas en las calles y bandas criminales que han contaminado todo el país, la ciudadanía vive entre el temor y la zozobra.

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