Los militares y la sombra de AMLO, los otros retos de Claudia Sheinbaum
Claudia Sheinbaum asume la presidencia de México con el respaldo de Morena y el legado de Andrés Manuel López Obrador, pero la herencia que recibe podría ser más una carga que una bendición. Entre los desafíos que enfrenta, además de la economía y la seguridad, se encuentra el empoderamiento excesivo de las Fuerzas Armadas y la sombra política del saliente mandatario, quien sigue influyendo a través de sus cercanos.
Camilo Gómez Forero
No toda herencia es una bendición. Algunas de ellas vienen cargadas de penas imposibles de evitar. Esa es una lección que la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, podría estar a punto de aprender en este gobierno. La exalcaldesa de la Ciudad de México recibe el martes con bombos y platillos todo el legado del saliente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
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No toda herencia es una bendición. Algunas de ellas vienen cargadas de penas imposibles de evitar. Esa es una lección que la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, podría estar a punto de aprender en este gobierno. La exalcaldesa de la Ciudad de México recibe el martes con bombos y platillos todo el legado del saliente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Entre las bendiciones que él le deja está, por supuesto, el capital político de un partido, Morena, que hoy gobierna 24 entidades mexicanas y tiene las mayorías en ambas cámaras. La preocupación para ella es si va a tener control absoluto sobre ese capital o, por el contrario, lo tendrán otras fichas del exmandatario. Hasta ahora, la oposición no la rebaja de ser una “marioneta” de López Obrador, quien gobernaría desde las sombras.
En la secretaría de Morena queda Andrés López Beltrán, hijo de López Obrador, quien en dicha posición podrá cabildear las posiciones para las elecciones intermedias de 2027. La huella de AMLO, entonces, no desaparecerá del todo de la escena política. Algunos sectores lo ven problemático, considerando otros casos latinoamericanos en los que un delfín político, como Sheinbaum en este caso, ha tenido problemas para tomar decisiones autónomas que se distancien de su otrora jefe sin que esto desate una disputa política irreparable, como ocurrió en Colombia (Uribe contra Santos), Ecuador (Correa contra Moreno) o en Brasil (Rousseff y Temer). ¿Podrán los alfiles que deja López Obrador permitirle la autonomía a la nueva presidenta como acusa la derecha mexicana?
“Esto, al corto plazo, no va a tener mucho peso. Andrés (hijo) no tiene todavía la capacidad de ejercer mayor influencia. Estaría apenas estrenándose en la política. Desde luego su cargo es importante, pero todavía no es el líder. Más bien, la nueva presidenta nacional de Morena, María Luisa Alcalde, sí podría ser la condicionante del partido, que transmita y aplique sin filtros los deseos de López Obrador, aunque esté lejos, pues ella ha sido incondicional para él. Y en esta izquierda ‘lopezobradorista’ se han formado clanes familiares y ella pertenece a uno de los más fuertes”, dice la periodista mexicana Blanche Petrich, de La Jornada.
A pesar de la influencia que puedan tener estas fichas más adelante, Sheinbaum no debería tener problemas en absoluto, según la reportera mexicana. México tiene un sistema altamente presidencialista y Sheinbaum cuenta con un equipo propio, respaldado por el sector privado, y una personalidad propia que va a acotar la presión del partido a su gestión si llega a darse.
“Morena es el partido oficial y todo lo que quieras, pero eso nunca condicionó a López Obrador y no creo que condicione a Claudia, aunque sí le va a facilitar las cosas en el Congreso, lo que a mí parecer no es tan positivo”, remarca Petrich.
Pero otras herencias sí le pueden perjudicar, empezando por los mecanismos revocatorios que se crearon en el gobierno pasado. El de Sheinbaum será el segundo periodo de gobierno en el que se pueda llamar a revocatoria a mitad del mandato, gracias a la Ley de Revocación de Mandato aprobada en 2021. Si la relación entre la presidenta y el partido se deteriora, esto podría conducir a una campaña para sacarla del poder, lo que habla del poder que tiene el partido hoy.
La falta de contrapesos se está volviendo un lío monumental en México, tanto en lo legislativo a nivel nacional, como en el Ejecutivo a nivel regional, y ahora en lo judicial. Recordemos que México va a elegir a sus jueces el próximo año, lo que podría significar un control absoluto de los tres poderes. Pero Petrich no observa esto como un problema de Morena, sino de las alternativas de la derecha mexicana que se han debilitado por falta de propuestas y sus crisis internas.
“Ellos tampoco tienen propuestas a futuro. Les pasa un poco lo que le pasó a la oposición venezolana durante el liderazgo fuerte de Hugo Chávez. La derecha venezolana nunca supo reaccionar y creo que estamos viendo ese mismo agotamiento de los dos partidos centrales que pueden hacer oposición. Es un debilitamiento del mapa político”, dice Petrich.
Este paralelo con el caso venezolano es clave por otra de las dinámicas perjudiciales que deja de herencia López Obrador: el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas. Durante su gobierno, AMLO respaldó profundamente al cuerpo militar.
“El Ejército fue muy socorrido por este Gobierno que le asignó tareas que no tenía que desempeñar. Al final del sexenio de López Obrador se aprobó una reforma en la que las fuerzas de orden civil quedaron sometidos al mando militar”, señaló Laura Valencia Escamilla, profesora e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco.
López Obrador llegó a entregarle a los militares obras como la del Tren Maya, el control de los aeropuertos, entre otras tareas que no deberían tener. Además, como señala Valencia, impulsó una reforma a la Guardia Nacional, que era de orden civil y policial, y ahora estará facultada para investigar delitos, detener personas y se va a garantizar el fuero para los elementos del organismo. Esta última reforma fue el regalo de despedida a los militares, que como califican varios expertos, son los grandes ganadores de este sexenio. Pero Petrich tiene otra observación.
“Esto (el empoderamiento de los militares) es muy preocupante. Pero hay matices. La derecha habla hoy de la ‘militarización del país’, pero si nos remontamos a los períodos anteriores, como los de hace 30 años cuando había focos de rebelión armada especialmente en las regiones indígenas, ahí sí la tropa tomó control de poblaciones remotas. Hubo masacres que nunca fueron esclarecidas, había patrullajes e instalaciones de batallones de población civil con corte militarista... esto sí era militarización”, dice Petrich.
Desde Chihuahua hasta Chiapas, México vivió un período en el que los militares tuvieron más protagonismo por la lucha contra el narcotráfico que se extendió hasta este milenio. Petrich recuerda, por ejemplo, que el Caso Ayotzinapa, que sucedió en el gobierno de Enrique Peña Nieto, también es un ejemplo de cómo en el narcotráfico tenía totalmente penetrado al Ejército, y la violencia que se ejerció contra los estudiantes fue de manera conjunta con poderes políticos, el narcotráfico y fuerzas armadas locales.
“Esto es algo que hay que destacar”, dice la periodista.
La actual crítica, sin embargo, es que la influencia de los militares que tenemos hoy en día se ha extendido a áreas y roles que no les corresponderían y que el mismo partido Morena criticó en el pasado. El Gobierno le entregó las obras del Tren Maya a los militares porque, según Petrich, era la mejor opción para evitar problemas de corrupción y, además, porque logísticamente era más adecuado.
“Los ingenieros militares son buenísimos. Pero una cosa es que hagan la obra y otra que se les entregue el control de la administración de esta. Este es el precio que pagó López Obrador dándole una influencia más allá de la que corresponde a la institución armada. Fue excesiva. Y esta es una herencia para Claudia Sheinbaum. Va a ser muy difícil que ella cambie esa situación”, dice Petrich.
Hay otros problemas heredados: las obras del Tren Maya, la Refinería Dos Bocas o el Aeropuerto Felipe Ángeles, además de los planes sociales que se ejecutaron, profundizaron el hueco fiscal en México. Sheinbaum recibe el doble de endeudamiento que recibió López Obrador, quien rompió su promesa de no aumentar la deuda. Y esta herencia la recibe en un período de desaceleración económica y con la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) dibujándose como la petrolera más endeudada del mundo. En este plano económico, las últimas reformas de AMLO, como la reforma judicial, no ayudan a calmar las aguas. A la nueva presidenta le esperan decisiones difíciles, quedando entre la emisión de más deuda o el aumento de impuestos.
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