Los “tres amigos”: Biden, Trudeau y AMLO evitan los asuntos más picantes en México
En Ciudad de México, los presidentes de Estados Unidos, México y Canadá se abstuvieron de hablar de las fricciones sobre el comercio. Nunca la relación económica del norte del continente había sido tan grande y a la vez tan llena de desencuentros.
No tiene la emoción de una cumbre del G7, el bombo de una reunión entre EE. UU. y la Unión Europea o el drama de un Consejo de Seguridad de la ONU, pero el encuentro de los “tres amigos de Norteamérica” -como se le bautizó a la cita entre los líderes de México, Estados Unidos y Canadá- podría llegar a ser uno de los eventos que harían tambalear al mundo si se lo propusiera.
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No tiene la emoción de una cumbre del G7, el bombo de una reunión entre EE. UU. y la Unión Europea o el drama de un Consejo de Seguridad de la ONU, pero el encuentro de los “tres amigos de Norteamérica” -como se le bautizó a la cita entre los líderes de México, Estados Unidos y Canadá- podría llegar a ser uno de los eventos que harían tambalear al mundo si se lo propusiera.
Esta región se ha convertido en toda una megapotencia económica: representa un tercio del producto interno bruto (PIB) mundial y su PIB combinado se ha duplicado en la última década. También cuenta con una de las fronteras más activas en cuanto a movilización de personas y al tráfico de sustancias ilícitas y armas, entre otras cosas.
Cada vez que los “tres amigos” se reúnen se esperan grandes anuncios. Sin embargo, tras su encuentro de esta semana, que concluye este miércoles, en esta ocasión tampoco hubo avisos trascendentales. El martes, la Casa Blanca se adelantó y publicó una lista de acuerdos que son solo, a final de cuentas, acciones que renuevan los compromisos de intercambio de información en cuanto a temas económicos, migración y seguridad. Entre estas acciones se informó de la creación del primer “foro trilateral de semiconductores” para analizar y comprender los puntos de disputa en la industria automotriz.
A falta de grandes anuncios, lo que sí se pudo observar fue una cuidadosa rutina de acercamiento entre tres líderes que quieren evitar a toda costa abordar los temas más sensibles en público y que demuestran estar dispuestos a hacer cualquier cosa para mostrar que su amistad vive una especie de luna de miel.
El más comprometido con estas muestras de amistad en público fue el presidente estadounidense, Joe Biden, quien decidió aterrizar en el polémico Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y no en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), a pedido de su homólogo, Andrés Manuel López Obrador.
“Me hizo el comentario de que, cuando le dijeron que yo quería que aterrizara su avión en el Felipe Ángeles, no entendía bien el porqué, pero que al final (Biden) dijo: ‘Lo que diga el presidente de México’”, afirmó López Obrador en el Palacio Nacional.
Es un hecho icónico, considerando las múltiples críticas que ha recibido el AIFA, una obra pública defendida a capa y espada por López Obrador y criticada por sus altos costos (entre US$3.600 y US$5.600 millones) y sus fallas en el diseño, las bajas operaciones y los problemas de movilidad. Pero el espaldarazo simbólico y diplomático a AMLO por su polémico aeropuerto no fue el único.
Biden también subió a AMLO a “La Bestia”, como se conoce popularmente la limusina Cadillac blindada del presidente estadounidense. Ambos mandatarios recorrieron Ciudad de México por una hora el domingo por la noche. “Ahí me estuvo mostrando cómo es ese vehículo especial. Él mismo ponía todos los botones”, señaló AMLO, quien aseguró que no tocaron temas sensibles, como la captura de Ovidio Guzmán, líder de los Chapitos e hijo del narcotraficante Joaquín el Chapo Guzmán.
Las escenas son sorprendentes, considerando que hace un año AMLO boicoteó la Cumbre de las Américas celebrada por Biden en Los Ángeles, luego de que Cuba, Venezuela y Nicaragua no fueran invitados al encuentro, y porque él y su contraparte estadounidense parecen no tener ningún punto en común en cuanto a política exterior. Biden y AMLO difieren sobre la guerra en Ucrania, la crisis en Perú y el caso de Julian Assange, pero también hay que recordar que el mexicano fue uno de los últimos en felicitar al demócrata por su victoria frente a Donald Trump en 2020.
Pese a todos los precedentes de una complicada relación, ¿a qué se debe el compromiso de Biden con mostrar una amistad fortalecida? Para Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos (2007 a 2013), Biden quiere reflejar una amistad revitalizada si esto ayuda a asegurar el apoyo del gobierno mexicano a sus estrategias en cuanto a temas espinosos para la Casa Blanca, como la migración.
“Creo que Biden ha tomado la decisión de dejar el pasado en el pasado. Eso es parte de cómo se ve la diplomacia personal para Biden. La relación no es perfecta hoy. Es un gran paso adelante en comparación con los cuatro años de vandalismo diplomático de Donald Trump con México”, explicó Sarukhán.
Lila Abed, subdirectora del Instituto México del Centro Wilson, comparte esta postura y señala que “Biden ha tenido que ser muy estratégico. Ha habido cuestionamientos en el camino sobre el silencio de la Casa Blanca de Biden sobre lo que ha estado ocurriendo en México, y algunos analistas llegan a la conclusión de que mucho tiene que ver con el hecho de que López Obrador sí ha estado cooperando en materia migratoria”, le comentó a la revista Time. México, de hecho, aceptó la semana pasada recibir a 30 mil migrantes expulsados de Estados Unidos cada mes.
Pero que los gestos de buena voluntad diplomática de Biden, y las concesiones de AMLO, no invisibilicen lo que hay de fondo: una relación llena de fricciones y disputas que no son abordadas en público. “Tres amigos” que no quieren que el mundo hable de su difícil amistad, la que no parece encontrar su sintonía. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien siempre lucha por ganar mayor atención en esta cumbre y que también aterrizó en el AIFA como gesto de buena voluntad con AMLO, fue más incisivo en el descontento por la política energética de México, que dice ha discriminado a los inversionistas canadienses y estadounidenses, aunque con extrema cautela en sus comentarios.
Las fricciones igual están entre Washington y Ottawa. Estados Unidos lamenta que continúen las barreras de acceso al mercado de productos lácteos de Canadá y la falta de voluntad del gobierno para tener un cambio. El mismo caso se presenta con el maíz: en Washington se busca iniciar una disputa por el decreto firmado por López Obrador de 2020, que amenaza con quitar las importaciones de maíz de Estados Unidos. Pero el asunto más crítico es el energético: Canadá y Estados Unidos señalan que la política energética de AMLO, que favorece a la mexicana Comisión Federal de Electricidad, perjudica a las firmas privadas de estos países y viola el tratado T-MEC.
El comercio es sin duda el aspecto más complicado de este trilateralismo. Nunca la relación económica de la región había sido tan grande y a la vez tan llena de desencuentros. El T-MEC ejemplifica la creciente fricción: desde que el tratado entró en vigor, en julio de 2020, se han registrado 17 disputas comerciales entre los tres países, frente a 77 ttque hubo durante el acuerdo anterior, el TLCAN (1994-2020). Por otro lado, el jueves se conocerá el fallo sobre un caso que presentaron Canadá y México contra Estados Unidos sobre las reglas del sector automotor bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), fallo que, en caso de ser adverso para Washington, el gobierno estadounidense pensaría no seguir.
“La pregunta será: ¿qué va a hacer Estados Unidos? Si rechazan el (fallo), realmente van a socavar el acuerdo. Cada vez que una de las partes pierde una disputa, tiene una decisión que tomar: ¿voy a reafirmar el sistema y cumplir, o voy a burlarme de él? Y eso es a lo que nos enfrentamos”, aseveró Bill Reinsch, experto del Centro de Estudios Energéticos e Internacionales.
Los líderes empresariales en Canadá, México y Estados Unidos seguían de cerca la cumbre de los “tres amigos” con la esperanza de que se encontraran soluciones a las disputas, pero estas prioridades fueron de nuevo ahogadas por las discusiones sobre migración y drogas, sobre las que tampoco hubo avances pronunciados. La gran lista de disputas comerciales relacionadas con energía y agricultura continúa sin resolverse, aun cuando para los expertos esta debería ser la prioridad.
“Tiene mucho sentido que se unan y enfrenten juntos los desafíos económicos y compitan con China”, le dijo Maryscott Greenwood, directora ejecutiva del Canadian American Business Council, al National Post de Canadá, añadiendo que “ha llegado el momento de que Canadá supere su resistencia al trilateralismo y se una como región con México a bordo.
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