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Cuando de verdad se sufre el apagón es de noche. Cuando las casas quedan totalmente a oscuras, las cocinas eléctricas no sirven para preparar la cena, los ventiladores inertes no espantan el calor caribeño y sólo las luces de un carro o un celular rompen el negro más rotundo.
Bien lo saben los cerca de 10 millones de cubanos que han pasado la noche a oscuras después de que una avería en una central clave en la mañana del viernes 18 de octubre desatase un apagón completo del que el país está apenas empezando a recobrarse.
Este es el culmen de una crisis energética de años que se había agravado en las últimas seis semanas por el déficit de combustible, fruto de la falta de divisas para importarlo, y de las frecuentes averías en las obsoletas centrales termoeléctricas del país, de factura soviética.
“Ésta hay que pasarla”, dice Alexis a EFE, sentado en la penumbra de una acera estrecha del popular barrio de La Habana Vieja, sobre una rustica banqueta, mientras comenta con un grupo de amigos y familiares lo “duro que está esto”.
Es cerca de medianoche y en las calles de su distrito apenas se puede distinguir una fachada, un vecino caminando o un tanque de basura a unos metros. El centro de la capital cubana tiene un toque espectral, casi apocalíptico.
Cuatro hombres juegan al dominó en la calle aprovechando la luz delantera de una moto. Una pareja con una niña en brazos camina iluminando la calzada plagada de agujeros con una linterna. Un delgado anciano sin camiseta anhela el fresco sentado en el escalón de la entrada de su casa.
“Está de p...”, replica a Alexis su amigo Yoelkis, un joven habanero sentado a su lado y muestra una pequeña botella de ron local barato, su remedio para superar las dificultades.
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) colapsó a causa de una avería en la central termoeléctrica de Guiteras, una de las principales generadoras del país, según explicó el Ministerio de Energía y Minas (Minem). Se produjo un evento de “cero cobertura energética nacional”, un apagón completo en todo el país.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó la situación de “emergencia energética”. El Gobierno ha puesto en marcha medidas de contingencia que incluyen la paralización de toda actividad laboral estatal no esencial, lo que ha afectado desde la agenda de los ministros hasta las escuelas.
El Gobierno cubano explicó que, tras el colapso del SEN, el momento de “cero cobertura energética nacional”, se puso en marcha el proceso de reactivación, algo que debe hacerse de forma “gradual”. En este momento inicial no podían anticipar plazos de recuperación.
Otros habaneros prefieren no hablar de la situación y evadirse. Una cuadra sí y otra también, de una motocicleta eléctrica o una bocina (altavoz) de grandes dimensiones, surge música -generalmente reparto y reguetón- a un elevado volumen a pesar de la hora. Una pareja baila bien pegada aprovechando el anonimato de la oscuridad; más allá discurre una conga con los más jóvenes.
En zonas residenciales, por el contrario, reina el silencio. Sólo lo rompe de vez en cuando el ruido ronco y monótono de las plantas generadoras de los grandes hoteles y algunos restaurantes y de los escasos afortunados particulares que pueden permitirse uno de esos aparatos y el combustible para alimentarlo.
“Cero cobertura energética nacional”
A primera hora de la noche la estatal Unión Eléctrica (UNE) comunicó que ya había algunos puntos de La Habana (y de al menos otras cuatro provincias) donde se había logrado poner en marcha circuitos y que su propósito era seguir ampliando esas áreas, conectarlas entre sí y acabar dando energía a las centrales termoeléctricas del país para que pudiesen volver echar a andar.
Sin embargo, toda Cuba volvió a quedarse este sábado 19 de octubre completamente sin electricidad tras fallar el proceso de recuperación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) iniciado la víspera después del apagón total que propició una avería en una central termoeléctrica.
El SEN se encuentra en un estado muy precario por el déficit de combustibles, fruto de la falta de divisas para importarlo, y las frecuentes averías en obsoletas centrales termoeléctricas, con cuatro décadas de explotación y carencia crónica de inversiones.
Los apagones son habituales desde hace varios años, pero desde finales de agosto se ha agudizado la situación hasta situarse en niveles similares a los de los peores momentos, como principios de este año y julio y agosto de 2021 y 2022.
Están alimentando un creciente descontento social en un país atenazado desde hace más de cuatro años por una grave crisis económica. Algunos expertos los consideran el catalizador de las inusuales protestas que se han registrado en Cuba desde 2021.
“Lo bueno que tiene esto es lo malo que se está poniendo”, resume Yoelkis.
El Gobierno cubano ha rentado en los últimos años varias centrales eléctricas flotantes para atenuar la falta de capacidad de generación.
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