Luis Abinader: mismo presidente en República Dominicana, misma política “anti-Haití”
Con el 58 % de los votos el actual presidente de República Dominicana, Luis Abinader, fue reelegido por cuatro años más para “seguir profundizando el cambio” en el país caribeño. Siendo así, la construcción de un muro de 164 km, que vende como “una de las obras más importantes y que cambiará para siempre la República Dominicana”, seguirá en construcción.
Juliana Castellanos Guevara
Más de 8 de los 11 millones de dominicanos fueron llamados a votar el domingo para decidir si continuaban con el gobierno de Luis Abinader (2020-2024) o si regresaban a la época del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que por 16 años estuvo en el poder. Pero “República Dominicana ha cambiado y ha cambiado para siempre”, proclamó el ganador y reelegido presidente Abinader que con el 58 % de los votos gobernará por cuatro años más.
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Más de 8 de los 11 millones de dominicanos fueron llamados a votar el domingo para decidir si continuaban con el gobierno de Luis Abinader (2020-2024) o si regresaban a la época del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que por 16 años estuvo en el poder. Pero “República Dominicana ha cambiado y ha cambiado para siempre”, proclamó el ganador y reelegido presidente Abinader que con el 58 % de los votos gobernará por cuatro años más.
Luis Abinader es el actual mandatario del país caribeño y uno de los presidentes de Latinoamérica con el mayor índice de popularidad, después de Nayib Bukele de El Salvador. De acuerdo con una consulta de AtlasIntel, el 64,7 % de los ciudadanos aprueba su gestión y el 63 % tiene una valoración positiva sobre este. Fue elegido en 2020 durante los tiempos de la pandemia de covid-19 y luego del estallido social del mismo año en el que una nueva generación quería algo diferente a los 16 años consecutivos del PLD para así dar respuesta a la impunidad de la corrupción administrativa.
En varias ocasiones el mandatario enfatizó en que su gobierno no descansaría “hasta hacer de República Dominicana un Estado de Derecho con una justicia independiente, unas fuerzas policiales eficaces y democráticas y unos ciudadanos iguales ante la ley”. Razón por la que creó en 2022 un Ministerio de Justicia que incluía instituciones como la Procuraduría General Administrativa o el Sistema Penitenciario Nacional con el objetivo de liberar por completo al Ministerio Público de la injerencia política, “una de las mayores aspiraciones del pueblo y de él personalmente”, dijo Abinader cuando presentó la reforma.
Como resultado de este y otros ajustes, por tercer año consecutivo, según la calificación de la organización no gubernamental Transparencia Internacional (TI), República Dominicana es uno de los siete países en el mundo con avances significativos contra la corrupción. En 2020 el índice colocaba al país en la posición 136, en el 2021 bajó a la posición 128, en el 2022 quedó en la 126 y para el 2023 bajó al número 108, un descenso de 18 posiciones. En mayo de este año, el presidente Abinader recibió el premio Chairman’s Award for Leadership in the Americas, una distinción otorgada a funcionarios electos democráticamente que han destacado por su compromiso excepcional con el hemisferio occidental.
Antes de las elecciones, según Tania Molina, periodista en Diario Libre de República Dominicana, era “muy probable la reelección del presidente. La mayoría de la gente quiere seguir con él, aunque se le cuestionen algunas cosas. Se le reconoce bastante por el manejo que hizo de la crisis sanitaria cuando comenzó su gobierno en 2020 en plena pandemia”. A pesar de que la economía del país se contrajo en un 7 % en 2020, para 2021 se expandió más del 12 %, una de las tasas de crecimiento más altas de América Latina después del covid. También, fue uno de los países que alcanzaron un índice de vacunación alto en poco tiempo, lo que dio una pronta apertura de la economía.
“Además, cuando entra este gobierno en medio de bullicios y demandas para que se llevara a los corruptos a las cárceles, o que se sometieran a la justicia por lo menos, el presidente nombra una justicia independiente (...) Él puso a una persona que todo el mundo reconoce como independiente en este país (Miriam Germán Brito) y de unos principios morales muy firmes. Eso se vio como una buena señal de que el presidente verdaderamente quería que se persiguiera la corrupción y hubiera un régimen de consecuencia”, explicó Molina. “Tenemos funcionarios y empresarios que nunca habíamos visto sometidos por casos de corrupción o sobornos en administración pública. Todo eso ha hecho que esta gestión del gobierno de Abinader tenga un visto bueno por una gran parte de la población”, agregó.
Otra de las razones de su popularidad es su dura retórica frente a Haití, tachada de racista por sus críticos. Su propuesta son redadas migratorias, cientos de miles de deportaciones, el cierre de los pasos fronterizos y la construcción de un muro de 164 km, que vende como “una de las obras más importantes y que cambiará para siempre la República Dominicana”. Sin olvidar el calvario que sufren miles de personas en situación de apatridia, como lo hemos documentado en este diario.
Haití (excolonia francesa) y República Dominicana (excolonia española) comparten una frontera de casi 400 km en la denominada Isla La Española desde 1844, cuando se creó la República Dominicana, como se la conoce hasta estos días. República Dominicana logró consolidar una estabilidad política a partir de 1990 y ha sostenido una economía que, según el Banco Mundial, es de las de mayor crecimiento en la región. Por otro lado, Haití terminó en una espiral de violencia, con grupos armados que han tomado control de gran parte del territorio haitiano en la actualidad y donde cerca del 60 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza nacional.
Para Elvin Calcaño, politólogo y analista internacional dominicano, en el país “se ha instalado un discurso ultranacionalista de tinta reaccionaria donde se presenta el asunto haitiano como una amenaza existencial para el pueblo dominicano”. Un discurso que, como explica el analista, trata de crear temores en relación con Haití y la historia de la separación en 1844 desde la que se ha construido el imaginario nacional dominicano por encima del haitiano. Un discurso que al final “hace mucho ruido, pero no resuelve casi nada”, afirmó.
Juan Del Rosario, experto en temas fronterizos, coincide al considerar que “no es efectivo”. “La presión migratoria no se detiene con infraestructura física ni tecnológica”, explicó a la AFP. “Dificulta ahora el paso de ganado (de contrabando) en donde se ha concluido, por ese lado, podemos decir que hay cierto control; sin embargo, ilícitos como drogas, armas, eso no se ha controlado todavía”, añadió.
“Cada candidato se presenta como el que va a solucionar de manera categórica esta entrada irregular de ciudadanos haitianos al país (...) Para un candidato mostrarse fuerte le gana muchos puntos. Si alguno dice que va a tener una política no tan extrema, probablemente pierda votos, incluso le señalaría como el que quiere unir a la isla o que quiere permitir la injerencia de organismos internacionales”, expresó Indhira Suero, periodista, profesora y locutora cultural dominicana.
Otros aspirantes a la presidencia como lo fue Leonel Fernández, expresidente durante tres mandatos y que obtuvo el 28 % de los votos o Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana que logró el 11 %, también eran partidarios de la construcción del muro. Al parecer, independientemente del ganador, la postura antiinmigratoria haitiana no iba a cambiar en los próximos años.
Por otro lado, otro de los temas al que el presidente deberá prestar atención, según los analistas, es la falta de seguridad ciudadana. Según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar), el 66,5 % de los dominicanos de 15 años en adelante considera que la delincuencia es el principal problema del país. El 64,5 % de la población dijo que evita salir de noche por miedo a la delincuencia y el crimen; un 48,8% ha dejado de llevar mucho dinero consigo; el 43 % dejó de visitar a amigos o familiares; un 28,1 % dejó de participar en actividades de su barrio o comunidad y 24,3 % dejó de usar el transporte público.
También preocupa la falta de habilidades para el trabajo, la falta de acceso a empleos de calidad, informalidad, baja productividad y bajos salarios, especialmente para grupos como jóvenes y mujeres. Tendencias heredadas de la pandemia, de acuerdo con el informe de 2023 del Banco Interamericano de Desarrollo.
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