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De un lado, una victoria cantada. Del otro, la sorpresa. Luisa González, la abogada y atleta que encarna al socialismo, medirá fuerzas con el derechista y millonario empresario Daniel Noboa en el balotaje presidencial de Ecuador.
Las bases del expresidente Rafael Correa (2007-2017) confiaron en su delfín en la primera vuelta de este domingo. De 45 años, González obtuvo la victoria en los comicios y está cerca de cumplir su anhelo de devolver el correísmo al poder.
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En las antípodas está Daniel Noboa, de 35 años, educado en prestigiosas universidades de Estados Unidos y llamado a representar a los adversarios del exmandatario en la elección definitiva del 15 de octubre.
“Encaja perfectamente en la figura del tecnócrata empresario, es hijo de un magnate del banano, tiene un discurso antiizquierda hasta cierto punto parecido al de Guillemo Lasso, pero este último tenía más trayectoria política. Es el gran ganador, puede aprovechar todo el voto en contra del regreso del correísmo y lo que se dice de Venezuela y a inseguridad. Arranca en desventaja porque de todas maneras lo del asesinato de Villavicencio no afectó al correímo como se esperaba”, afirma Mauricio Jaramillo, docente de la Universidad del Rosario.
Por tercera vez consecutiva, el pulso será entre la izquierda y la derecha. En 2017, con Correa saliendo del poder, su exvicepresidente Lenín Moreno venció en el balotaje a Guillermo Lasso, aunque después se ganó el rótulo de traidor. Cuatro años adelante, el exbanquero tuvo desquite ante Andrés Arauz, actual compañero de fórmula de González.
Al respecto, Jaramillo afirma que: “La campaña se va a polarizar más. Van a empezar a descalificarse entre sí, seguramente Correa, desde el exilio, va a jugar un papel importante en redes. Va a empezar una etapa de polarización y descalificativos, como es la pauta en América Latina”.
El ganador en segunda vuelta gobernará hasta 2025 para completar el periodo que le correspondía a Lasso, quien llamó a elecciones anticipadas para evadir una posible destitución en un juicio político.
Jaramillo también afirma que el hecho de que las elecciones transcurrieran en un ambiente pacífico legitima el resultado: “Cuando hay incidentes, irregularidades y violencia, se mancha el resultado. Lo mismo cuando los candidatos no reconocen los resultados. Cuando Yaku Pérez no aceptaba que Lasso hubiera avanzado a segunda ronda empañó las elecciones pasadas”. Y agrega que la ausencia de violencia era clave para demostrar que Ecuador está en condiciones de celebrar elecciones democráticamente.
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- González, correísmo en cuerpo ajeno -
“Nosotros ya lo hicimos”, repetía como un mantra González cuando escuchaba las propuestas de sus rivales. Su fórmula para resolver todos los males del país es volcarlo nuevamente hacia el socialismo que instauró por una década su padrino.
Sin titubear, la única mujer que se postuló a la presidencia afirma que su principal asesor en caso de victoria será el carismático Correa, condenado en ausencia a ocho años de cárcel por corrupción y en el exilio desde 2017 en Bélgica.
Sin embargo, recalca que mantendría independencia en sus decisiones. Ciclista, maratonista y amante de los tatuajes, reniega que los gobiernos de Moreno y de Lasso “destrozaron” el legado de su mentor, que gozó de una bonanza petrolera para gobernar con chequera abierta.
“Es la candidata de revolución ciudadana. Han optado generalmente por personas jóvenes. Han hecho lo mismo con Andrés Arauz, que hubiera sido el presidente más jóven de la historia de Ecuador”, afirma Jaramillo.
Antes de lanzar su candidatura, la madre de dos varones de 29 y 9 años fue asambleísta y consejera del exmandatario.
Su prioridad, dice, será recuperar la seguridad en un país donde la tasa de homicidios se duplicó en 2022, cuando alcanzó las 26 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.
“Vamos a reconstruir esa patria digna, esa patria segura, esa patria de paz, de amor, de tranquilidad”, dijo en la celebración de su victoria en primera vuelta.
En medio de un ambiente de terror por secuestros, extorsiones y asesinatos, incluido el del candidato Fernando Villavicencio, dice que no siente temor por su vida.
Reconoce que un año y medio de gobierno no bastará para recuperar lo que construyó Correa, aunque sostiene que será suficiente para “controlar la seguridad en el país, las cárceles” y “las fronteras”.
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- Noboa, con la bendición del padre -
Noboa podría ser el presidente más joven de la historia moderna de Ecuador. Conocido por ser el hijo de uno de los hombres más ricos del país, que amasó una fortuna con la venta de bananos y embarcaciones, el candidato fue la sorpresa de la jornada electoral.
Está a un paso de hacer realidad el sueño de su padre, Álvaro Noboa, que intentó sin éxito en cinco ocasiones ser mandatario.
“Estuviste conmigo, ahora yo estoy contigo para alcanzar la victoria merecida”, le escribió Noboa a su hijo mayor, quien fue un niño con “ímpetu”, un adolescente “responsable” y se tornó en un joven “exitoso”.
Tras recibir la bendición de su padre, el empresario le respondió: “Dios nos ha dado la fortaleza para trabajar por el país, lo llevamos en la sangre, nuestra única pasión es servir”.
Ahora enfrentará al correísmo, un viejo enemigo familiar. En el balotaje de 2006, su padre midió fuerzas con el entonces poco conocido Correa, que terminó dándole vuelta a la historia política del país.
Casi un anónimo en la política, salvo por el cargo de diputado en la disuelta Asamblea Nacional, la candidatura de Daniel Noboa se catapultó tras el único debate presidencial, al que se presentó con un chaleco antibalas alegando amenazas de muerte.
“Capitaliza el tema de la inseguridad y la antipolítica. Representa la historia de éxito de los empresarios que es efectiva en algunas coyunturas”, dice sobre el candidato Jaramillo.
Claro en sus explicaciones y evitando confrontaciones, propone generar empleo, incentivos tributarios y facilidades de crédito para pequeñas y medianas empresas. Ya se dijo abierto a recibir los apoyos de otros eternos oponentes de Correa: “Si hay personas que se quieren sumar a ese proyecto con mucho gusto”.
Estudió Administración de Negocios en la Universidad de Nueva York y obtuvo el título de Administración Publica en Harvard Kennedy School. Casado y con dos hijos, el presidenciable también tiene una maestría de Gobernanza y Comunicación Política, en la Universidad George Washington.
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