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El ajedrez político en Brasil sufrió ayer un nuevo sacudón con tres decisiones judiciales a favor y en contra del expresidente Luis Inácio Lula da Silva.
En horas de la mañana el juez de turno Rogerio Favreto, del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región de Porto Alegre, ordenó la liberación “inmediata” del exmandatario, quien se encuentra preso desde el pasado 7 de abril por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero vinculados al escándalo Lava Jato. Una noticia que tomó por sorpresa a Lula y a sus seguidores.
En su decisión, el magistrado de guardia concedió un hábeas corpus solicitado por el Partido de los Trabajadores (PT) y determinó que la prisión le impedía a Lula da Silva ejercer sus derechos como precandidato a la Presidencia de Brasil. Esto le abría una pequeña posibilidad al expresidente de aspirar de nuevo a unas elecciones, en las que de acuerdo con las encuestas partiría con ventaja frente a sus competidores.
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Sin embargo, la euforia de Lula y de sus seguidores sólo duró unas cuantas horas. Luego de que voces como las del juez Sergio Moro, quien condenó a Lula a 12 años de cárcel, se manifestaran en contra de la decisión de Favreto, un magistrado que forma parte de la investigación Lava Jato anuló la orden que daba la libertad al expresidente brasileño.
El encargado de revocar la decisión fue el juez João Gebran Neto, uno de los tres jueces que integran la octava sala del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región, la misma corte que emitió el fallo condenatorio en contra de Lula da Silva, que desde que comenzaron las investigaciones se ha declarado inocente.
“Determino que la autoridad coautora” de la orden y la Policía Federal “se abstengan de practicar cualquier acto que modifique la decisión colegiada” del tribunal, escribió en su despacho el juez Gebran Neto, encargado de la operación anticorrupción Lava Jato.
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“El juez federal de guardia, con todo el respeto, es una autoridad absolutamente incompetente para sobreponerse a la decisión del colegiado” del TRF4 y “del plenario del Supremo Tribunal Federal, que ya negó la liberación de Lula recientemente, adujo Sergio Moro poco después de que se conociera la decisión a favor del expresidente brasileño.
La Fiscalía General también pidió a la corte de apelaciones suspender la concesión del hábeas corpus por considerar que el juez Favreto no tiene competencia para liberar a Lula y que no hubo ningún acto “ilegal” en la orden de prisión decretada por Moro.
Sin embargo, a pesar de que la libertad de Lula fue anulada, Favreto insistió y volvió a ordenar la liberación inmediata de Lula da Silva, por lo que se espera una nueva reacción por parte de los magistrados de la octava sala del Tribunal Federal de la Cuarta Región, encabezados por Neto.
En el pasado mes de abril, Lula fue acusado por la justicia brasileña de haberse beneficiado de un apartamento en una playa de São Paulo ofrecido por la constructora OAS, a cambio de mediaciones para obtener contratos en la petrolera estatal Petrobrás.
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El expresidente, imputado en otros seis casos, ha negado que ese apartamento sea suyo y considera su condena parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder, pues el líder de izquierda se perfila, según las encuestas, como el favorito a conseguir la Presidencia de Brasil.
Aunque hubiera sido liberado, la candidatura de Lula da Silva debería ser invalidada por el tribunal electoral al estar condenado en segunda instancia, según la ley brasileña, por lo que no podría aspirar a la Presidencia.