Tras su victoria en las urnas, ganando las elecciones de Brasil sobre su contrincante, Jair Bolsonaro, Lula da Silva comenzó con el discurso de su triunfo. “Esta es una victoria para un movimiento democrático, por encima de los intereses de los partidos y las ideologías”, dijo la cabeza del Partido de los Trabajadores en su discurso, después de hacer una sorprendente remontada para ganar las elecciones presidenciales en una segunda vuelta.
El exsindicalista, quien vuelve a ocupar el Palacio de Planalto en calidad de jefe de Estado, aseguró que la suya es una “historia de resurrección política”. Refiriéndose a su condena por las acusaciones de corrupción en su contra, posteriormente anuladas por el Tribunal Supremo, manifestó: “Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy”.
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“Llegamos al final de una de las elecciones más importantes de la historia. Unas elecciones que colocaron dos proyectos opuestos de país y que hoy tienen un único vencedor: el pueblo brasileño”, comentó ante una multitud de seguidores que inundan la avenida Paulista. “El pueblo brasileño demostró que desea mucho más que decir que tiene hambre, que su salario no le llega, que le falta educación, que no tiene futuro. El pueblo brasilero quiere vivir bien”.
En su discurso, ofrecido desde São Paulo, el presidente electo de Brasil prometió “una lucha implacable contra el racismo, los prejuicios y la discriminación, para que blancos, negros e indígenas tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades”. Su mensaje al mundo fue el siguiente: “¡Brasil ha vuelto!”.
Hablándole a los periodistas, aseguró: “Vamos a vivir nuevos tiempos de paz, amor y esperanza. Gobernaré por los 215 millones de brasileños (…) y no solo por los que votaron por mí. No hay dos Brasiles, somos un país, un pueblo, una gran nación”. Al respecto, agregó: “A nadie le interesa vivir en un país dividido y en constante estado de guerra”.
Los más recientes comicios fueron los más reñidos en las últimas tres décadas, pues un poco más de 2 millones de votos separaron a los dos candidatos, con el 99,5 % de las urnas escrutadas. La contienda anterior más reñida, en 2014, se decidió por un margen de 3,46 millones de votos.
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