Lula pone en aprietos su propia cumbre con discurso sobre Maduro
Las palabras del presidente de Brasil, quien tildó de “narrativa” la crisis en Venezuela, no fueron bien recibidas por los mandatarios de Chile y Uruguay. Sus posturas diplomáticas podrían dinamitar su deseo de revitalizar Unasur.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, logró el martes una foto histórica: los representantes de los 12 países de Suramérica, casi en su totalidad presidentes, a excepción de Perú, posaron alzando sus manos en conjunto luego de 10 años. Este reencuentro tan esperado, que no tenía una agenda clara y no era más que una invitación para reuniones más formales en un futuro cercano, perseguía un objetivo concreto: poner en la mesa de diálogo la reactivación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un bloque de cooperación que surgió en 2008 y dejó de funcionar en 2019 tras la suspensión de su financiamiento. A su vez, también se buscaba fortalecer la integración regional con nuevas propuestas.
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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, logró el martes una foto histórica: los representantes de los 12 países de Suramérica, casi en su totalidad presidentes, a excepción de Perú, posaron alzando sus manos en conjunto luego de 10 años. Este reencuentro tan esperado, que no tenía una agenda clara y no era más que una invitación para reuniones más formales en un futuro cercano, perseguía un objetivo concreto: poner en la mesa de diálogo la reactivación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un bloque de cooperación que surgió en 2008 y dejó de funcionar en 2019 tras la suspensión de su financiamiento. A su vez, también se buscaba fortalecer la integración regional con nuevas propuestas.
Lo más llamativo de la foto fue que reunió todo el arco ideológico de la región: desde la derecha del uruguayo Luis Lacalle Pou, ubicado meticulosamente a la derecha de la foto, hasta la izquierda de Nicolás Maduro, de pie en el extremo izquierdo. La aparición de este último, como era de esperarse, se convirtió en el punto más controvertido de la cumbre. Convocar a Maduro es un doble reto para la visión de una nueva Unasur: no se puede revitalizar el bloque sin Venezuela como participante, es decir, con Maduro como invitado, pero a la vez la presencia del mandatario venezolano incomoda a una buena parte de los demás asistentes. Quizá la parte con la que más necesita acercarse Lula en este momento.
A pesar de la urgencia con la que Lula necesita mostrar una postura responsable e imparcial con sus homólogos de Ecuador, Paraguay, Uruguay, Chile y Perú, quienes junto a Colombia son los países que no se han reincorporado a Unasur, el presidente brasileño no tuvo reparos en encender la chispa de la discordia con unas controvertidas declaraciones.
“Compañero Maduro, usted sabe la narrativa que se construyó contra Venezuela: la de la antidemocracia, del autoritarismo. Cabe a Venezuela mostrar su propia narrativa, para que las personas puedan efectivamente cambiar de opinión”, dijo Lula, defendiendo a Maduro, tras una reunión privada entre ambos mandatarios antes de la cumbre del martes.
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El primero en reaccionar a esto fue Lacalle Pou, quien sugirió que la crisis en Venezuela no puede tomarse como un asunto de narrativas. “Esta reunión estuvo antecedida, no sé si de forma planificada o no, por una reunión bilateral entre Brasil y Venezuela. Me quedé sorprendido cuando se habló de lo que sucede en Venezuela es una narrativa… Si hay tantos grupos en el mundo tratando de negociar para que la democracia sea plena en Venezuela y que se respeten los derechos humanos, para que no haya presos políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”, manifestó el mandatario uruguayo.
No fue una crítica exclusiva de la derecha: el presidente chileno, Gabriel Boric, afirmó que si bien le alegraba el regreso de Venezuela a estos espacios, ya que es “acá donde se resuelven los problemas, eso, sin embargo, “no puede significar meter debajo de la alfombra o hacerse el de la vista gorda frente a temas que para nosotros son de principios e importantes… La situación de derechos humanos en Venezuela no es una construcción narrativa. Es una realidad, es seria. Y he tenido oportunidad de verla en los ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy están en nuestra patria y que hoy exigen una posición firme y clara respecto a que los derechos deben ser respetados siempre y en todo lugar, independiente del color político”.
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El tema de Venezuela y Maduro se pronostica espinoso para la reactivación suramericana que busca Lula, quien mantiene un perfil diplomático del que presume ser “no alineado” con el de las mayorías en Occidente. Pero ya se ha visto el coste que pueden tener sus palabras. Sus declaraciones sobre la guerra en Ucrania, asunto del que dice que “no importa quién tenga la razón” y del que sugirió que Kiev debería ceder parte de su territorio, llevaron a que el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, le dejara plantado la semana pasada en una reunión que se había agendado en Hiroshima, en el marco de la Cumbre del G7.
El brasileño debería calcular el peso que tiene esta conversación en los países a los que debe acercarse. No necesita que sus discursos promuevan un malestar interno en los gobiernos como el de Boric. En Chile, por ejemplo, la bancada de diputados de la Unión Demócrata Independiente (UDI) exigió al presidente mantener la distancia con Maduro y criticó que la invitación de este a la cumbre solo “contribuye al blanqueo de su imagen”.
Para Ángel Medina, politólogo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la invitación de por sí no fortalece a Maduro. “(Él) se va a fortalecer en la medida en que vaya cumpliendo algunas de las peticiones que han hecho algunos de los países latinoamericanos y el mundo, que es la redemocratización del país. En esa medida va a ir reinsertándose en la comunidad internacional. El viaje es un respiro, pero si no se maneja de manera estratégica puede terminar siendo un viaje aislado que no forma parte de nada”, le dijo el experto a Voz de América.
Tras la cumbre, la duda es si el asunto Venezuela hará que los planes de la revitalización de Unasur queden en el olvido. Y si la región podrá ser capaz de crear un mecanismo que funcione sin el tema ideológico como eje central, sino la integración para promover el comercio y para discutir políticas sanitarias, migratorias y medioambientales que favorezcan el crecimiento de la región. Lula deberá comandar la integración.
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