“Maduro es un delincuente y tiene que estar preso”: Luisa Ortega
La fiscal general de Venezuela en el exilio afirma que la juramentación del presidente venezolano es ilegal y que perdió su inmunidad, por lo que pueden emitirse órdenes de captura internacionales.
Jesús Mesa / @JesusMesa
Muchos apostaban a que caería. Pero Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, demostró estar dispuesto a todo para mantenerse en el poder, incluso si eso le significaba estar completamente aislado de la región en que se encuentra su país.
El presidente venezolano inauguró ante el Tribunal Supremo su segundo mandato presidencial, pese a las denuncias de la oposición y las críticas de gran parte de la comunidad internacional, que desconocieron su nuevo gobierno. Su posesión provocó, entre otras cosas, que la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, nombrara a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
Una de las voces críticas de Maduro en los últimos años ha sido la fiscal general de Venezuela en el exilio Luisa Ortega, quien nunca ha negado su pasado chavista. En charla con El Espectador, la abogada venezolana opina sobre lo que le espera a Maduro y explica por qué, según ella, su mandato es ilegítimo.
Nicolás Maduro asumió su segundo mandato a pesar de una fuerte presión internacional. ¿Cree que está preparado para esto?
Creo que un gobierno nunca se prepara para cosas como esta. Vivimos en una aldea global, un país no puede ni debe estar aislado. Y eso es lo que está pasando con Venezuela. De hecho, creo que esto más bien le complica las cosas a Maduro, porque Venezuela está encarcelada. No pueden viajar, relacionarse con otros países o hacer intercambios. El progreso y la prosperidad de un país dependen en buena parte de unas buenas relaciones internacionales. Lo grave es que esto va a llevar a más atraso, más ignorancia, más sometimiento, más hambre, que es lo que tenemos. Y por supuesto, más represión.
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¿Cómo cree que será un segundo período de Maduro?
Aquí se va a consolidar una estructura delincuencial, pues en Venezuela no hay gobierno. Hay un grupo de delincuentes que abusan del poder. Además, no hay que olvidar que el país vive en una anarquización total. Los colectivos armados son los que tienen el control. No hay a quién reclamar. No hay autoridad a la que acudir para que el venezolano pueda pedir que respeten sus derechos.
Usted dijo en una entrevista que no votó por Maduro en 2013, pero sí apoyó a Chávez. ¿Cuándo cambió de opinión frente al chavismo?
Efectivamente, yo sí voté por Chávez en todas las elecciones. Pero aclaro que no voté por Maduro cuando resultó elegido presidente. Es que, independientemente, de lo que yo creyera, yo sabía que Maduro no iba a ser una buena gestión, porque era bien conocido que era un ignorante, un incapaz. Él tiene la particularidad de que se rodea de los peores, de los que menos saben. Y aunque no es que tuviera una relación con él, yo sabía del talante antidemocrático y de su incapacidad.
En esa misma entrevista usted planteó que el Ejército venezolano debía dar un paso al frente y “tomar las riendas del país”. ¿A qué se refiere con eso?
Lo que yo les pido a las fuerzas armadas no es que tomen la dirección del país, sino que se unan al pueblo venezolano para restaurar el orden democrático. Si el Ejército le retira su apoyo a Maduro, su renuncia sería casi irreversible. Pero ese no debería ser el planteamiento. Maduro es un delincuente, no tiene fuero ni inmunidad, y como delincuente que es debe ir preso.
(Le recomendamos: Ministra de Maduro amenaza con cárcel al jefe del Parlamento)
Usted dice tener pruebas de la responsabilidad de Maduro en una gran cantidad de delitos. ¿En qué van esos procesos?
Maduro es culpable de delitos como corrupción, violación de los derechos humanos, apoyo al narcotráfico, así como de otros delitos como lavado de dinero, blanqueo de capitales, usurpación de funciones o conspirar para cambiar la forma republicana de la Nación. Ha aprovechado el poder para cometer atropellos, como haber dirigido el plan Zamora, que mitigó las protestas del 2017 y dejó más de cien muertos. Sobre los procesos, yo acudí ante la Corte Penal Internacional y entregué más de 2.000 evidencias que prueban la responsabilidad de Nicolás Maduro y cinco de sus generales en violaciones a los derechos humanos. Otros son los casos de Odebrecht y el de los alimentos. En México, testaferros de Maduro los compran descompuestos y los pagan a precios exorbitantes. También está el caso de los narcosobrinos, los familiares de Maduro acusados de narcotráfico y que han sido sancionados por Estados Unidos. El gobierno de Maduro es ilegal, y él, al no ser presidente legítimo, no tiene inmunidad y puede ser requerido penalmente.
¿Por qué considera que la investidura de Maduro es ilegal?
Porque esto es una usurpación del cargo. Cuando el Tribunal Supremo de Justicia lo condena por una solicitud que hace el Ministerio Público, por el caso de Odebrecht, la sentencia ordena la resignación del cargo, porque es por un caso de corrupción. Pero quien está ahorita de fiscal general en Venezuela desconoció esas pruebas y dijo que Maduro era inocente, sin investigación. Pero, por eso repito, ya con eso Nicolás Maduro no podía ser presidente. Pero si faltaba algo más, Maduro hoy ocupa el puesto de manera ilegítima, pues las elecciones en las que salió victorioso no se hicieron en las fechas que dicta nuestra Constitución. Ese proceso violó todas las reglas, no hubo garantías, las cifras fueron alteradas, se amenazó al electorado con la comida. En fin, no fue transparentes. Si hoy hicieran unas elecciones transparentes, Maduro no saca ni el uno por ciento.
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Además de la presión internacional, ¿qué más se puede hacer para que haya un cambio en Venezuela?
Estoy iniciando una investigación como fiscal general de Venezuela contra Nicolás Maduro y contra los magistrados del Tribunal Supremo por haber cometido el delito de conspiración para cambiar la forma republicana de la nación. Eso está establecido en el artículo 132 del Código Penal. Maduro cambió la forma republicana de la nación, no solo juramentando ante el TSJ, y los magistrados son cómplices. Este proceso ya inició y lo haremos con algún país que esté comprometido con Venezuela.
Usted dijo que cuando estaba en Venezuela como fiscal, el gobierno de Maduro la presionó para tomar decisiones a favor del oficialismo. ¿Cuáles fueron esas presiones y esas acciones que la obligaron a tomar?
Un caso fue el del entonces presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos, en 2016. El entonces vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, me dijo que el presidente Maduro quería que metiera a la cárcel a Ramos. Les dije que me pasaran los documentos para iniciar la investigación, pero me dijeron que no. Que lo que Maduro quería era tenerlo preso. Y me negué. A los meses metieron preso al escolta de Henry Ramos, Coromoto Rodríguez, y pretendían que yo le abriera una investigación. Me negué también. Y como ese, fueron muchos los casos en los que no cedí ante sus presiones. Ellos pretendían que yo complaciera sus caprichos.
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El problema de la oposición en los últimos años ha sido la falta de cohesión, en comparación con el chavismo. ¿Cómo la ve hoy?
Veo que se están encaminando a la unión. A ser incluyentes y tratar de incorporar a los sectores políticos, sociales y democráticos. El nuevo presidente del Parlamento, Juan Guaidó, nos ha dado clases de eso: de articular y trabajar juntos en un solo objetivo, que es la democracia en Venezuela.
Cuando era fiscal general en Venezuela, la oposición tenía reparos frente usted. ¿Cómo ha hecho para ganarse su confianza una vez se desmarcó del chavismo?
Lo que pasa es que yo tenía y tengo un compromiso de país. Soy una mujer de Estado y tenía una responsabilidad con los venezolanos, con los que me quieren y con los que no me quieren. Creo que posturas como esa, de actuar cuando las injusticias son evidentes, son las que debemos tener todos, sobre todo la dirigencia política, porque los ciudadanos reclaman de su dirigencia contundencia y responsabilidad.
¿Cuánto tiempo cree que le queda a Maduro?
No le puedo dar una fecha o un tiempo particular. Pero eso sí, estamos trabajando para que su salida del poder sea rápida.
¿Cree que el chavismo habría tenido otro futuro sin Maduro?
Lo que pasa es que Maduro era el más ignorante, el más incapaz y el más incompetente. Peor que cualquier otro.
Muchos apostaban a que caería. Pero Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, demostró estar dispuesto a todo para mantenerse en el poder, incluso si eso le significaba estar completamente aislado de la región en que se encuentra su país.
El presidente venezolano inauguró ante el Tribunal Supremo su segundo mandato presidencial, pese a las denuncias de la oposición y las críticas de gran parte de la comunidad internacional, que desconocieron su nuevo gobierno. Su posesión provocó, entre otras cosas, que la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, nombrara a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
Una de las voces críticas de Maduro en los últimos años ha sido la fiscal general de Venezuela en el exilio Luisa Ortega, quien nunca ha negado su pasado chavista. En charla con El Espectador, la abogada venezolana opina sobre lo que le espera a Maduro y explica por qué, según ella, su mandato es ilegítimo.
Nicolás Maduro asumió su segundo mandato a pesar de una fuerte presión internacional. ¿Cree que está preparado para esto?
Creo que un gobierno nunca se prepara para cosas como esta. Vivimos en una aldea global, un país no puede ni debe estar aislado. Y eso es lo que está pasando con Venezuela. De hecho, creo que esto más bien le complica las cosas a Maduro, porque Venezuela está encarcelada. No pueden viajar, relacionarse con otros países o hacer intercambios. El progreso y la prosperidad de un país dependen en buena parte de unas buenas relaciones internacionales. Lo grave es que esto va a llevar a más atraso, más ignorancia, más sometimiento, más hambre, que es lo que tenemos. Y por supuesto, más represión.
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¿Cómo cree que será un segundo período de Maduro?
Aquí se va a consolidar una estructura delincuencial, pues en Venezuela no hay gobierno. Hay un grupo de delincuentes que abusan del poder. Además, no hay que olvidar que el país vive en una anarquización total. Los colectivos armados son los que tienen el control. No hay a quién reclamar. No hay autoridad a la que acudir para que el venezolano pueda pedir que respeten sus derechos.
Usted dijo en una entrevista que no votó por Maduro en 2013, pero sí apoyó a Chávez. ¿Cuándo cambió de opinión frente al chavismo?
Efectivamente, yo sí voté por Chávez en todas las elecciones. Pero aclaro que no voté por Maduro cuando resultó elegido presidente. Es que, independientemente, de lo que yo creyera, yo sabía que Maduro no iba a ser una buena gestión, porque era bien conocido que era un ignorante, un incapaz. Él tiene la particularidad de que se rodea de los peores, de los que menos saben. Y aunque no es que tuviera una relación con él, yo sabía del talante antidemocrático y de su incapacidad.
En esa misma entrevista usted planteó que el Ejército venezolano debía dar un paso al frente y “tomar las riendas del país”. ¿A qué se refiere con eso?
Lo que yo les pido a las fuerzas armadas no es que tomen la dirección del país, sino que se unan al pueblo venezolano para restaurar el orden democrático. Si el Ejército le retira su apoyo a Maduro, su renuncia sería casi irreversible. Pero ese no debería ser el planteamiento. Maduro es un delincuente, no tiene fuero ni inmunidad, y como delincuente que es debe ir preso.
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Usted dice tener pruebas de la responsabilidad de Maduro en una gran cantidad de delitos. ¿En qué van esos procesos?
Maduro es culpable de delitos como corrupción, violación de los derechos humanos, apoyo al narcotráfico, así como de otros delitos como lavado de dinero, blanqueo de capitales, usurpación de funciones o conspirar para cambiar la forma republicana de la Nación. Ha aprovechado el poder para cometer atropellos, como haber dirigido el plan Zamora, que mitigó las protestas del 2017 y dejó más de cien muertos. Sobre los procesos, yo acudí ante la Corte Penal Internacional y entregué más de 2.000 evidencias que prueban la responsabilidad de Nicolás Maduro y cinco de sus generales en violaciones a los derechos humanos. Otros son los casos de Odebrecht y el de los alimentos. En México, testaferros de Maduro los compran descompuestos y los pagan a precios exorbitantes. También está el caso de los narcosobrinos, los familiares de Maduro acusados de narcotráfico y que han sido sancionados por Estados Unidos. El gobierno de Maduro es ilegal, y él, al no ser presidente legítimo, no tiene inmunidad y puede ser requerido penalmente.
¿Por qué considera que la investidura de Maduro es ilegal?
Porque esto es una usurpación del cargo. Cuando el Tribunal Supremo de Justicia lo condena por una solicitud que hace el Ministerio Público, por el caso de Odebrecht, la sentencia ordena la resignación del cargo, porque es por un caso de corrupción. Pero quien está ahorita de fiscal general en Venezuela desconoció esas pruebas y dijo que Maduro era inocente, sin investigación. Pero, por eso repito, ya con eso Nicolás Maduro no podía ser presidente. Pero si faltaba algo más, Maduro hoy ocupa el puesto de manera ilegítima, pues las elecciones en las que salió victorioso no se hicieron en las fechas que dicta nuestra Constitución. Ese proceso violó todas las reglas, no hubo garantías, las cifras fueron alteradas, se amenazó al electorado con la comida. En fin, no fue transparentes. Si hoy hicieran unas elecciones transparentes, Maduro no saca ni el uno por ciento.
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Además de la presión internacional, ¿qué más se puede hacer para que haya un cambio en Venezuela?
Estoy iniciando una investigación como fiscal general de Venezuela contra Nicolás Maduro y contra los magistrados del Tribunal Supremo por haber cometido el delito de conspiración para cambiar la forma republicana de la nación. Eso está establecido en el artículo 132 del Código Penal. Maduro cambió la forma republicana de la nación, no solo juramentando ante el TSJ, y los magistrados son cómplices. Este proceso ya inició y lo haremos con algún país que esté comprometido con Venezuela.
Usted dijo que cuando estaba en Venezuela como fiscal, el gobierno de Maduro la presionó para tomar decisiones a favor del oficialismo. ¿Cuáles fueron esas presiones y esas acciones que la obligaron a tomar?
Un caso fue el del entonces presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos, en 2016. El entonces vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, me dijo que el presidente Maduro quería que metiera a la cárcel a Ramos. Les dije que me pasaran los documentos para iniciar la investigación, pero me dijeron que no. Que lo que Maduro quería era tenerlo preso. Y me negué. A los meses metieron preso al escolta de Henry Ramos, Coromoto Rodríguez, y pretendían que yo le abriera una investigación. Me negué también. Y como ese, fueron muchos los casos en los que no cedí ante sus presiones. Ellos pretendían que yo complaciera sus caprichos.
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El problema de la oposición en los últimos años ha sido la falta de cohesión, en comparación con el chavismo. ¿Cómo la ve hoy?
Veo que se están encaminando a la unión. A ser incluyentes y tratar de incorporar a los sectores políticos, sociales y democráticos. El nuevo presidente del Parlamento, Juan Guaidó, nos ha dado clases de eso: de articular y trabajar juntos en un solo objetivo, que es la democracia en Venezuela.
Cuando era fiscal general en Venezuela, la oposición tenía reparos frente usted. ¿Cómo ha hecho para ganarse su confianza una vez se desmarcó del chavismo?
Lo que pasa es que yo tenía y tengo un compromiso de país. Soy una mujer de Estado y tenía una responsabilidad con los venezolanos, con los que me quieren y con los que no me quieren. Creo que posturas como esa, de actuar cuando las injusticias son evidentes, son las que debemos tener todos, sobre todo la dirigencia política, porque los ciudadanos reclaman de su dirigencia contundencia y responsabilidad.
¿Cuánto tiempo cree que le queda a Maduro?
No le puedo dar una fecha o un tiempo particular. Pero eso sí, estamos trabajando para que su salida del poder sea rápida.
¿Cree que el chavismo habría tenido otro futuro sin Maduro?
Lo que pasa es que Maduro era el más ignorante, el más incapaz y el más incompetente. Peor que cualquier otro.