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El alcalde de Rio de Janeiro, Marcelo Crivella, un expastor evangélico, fue detenido y destituido de su cargo este martes, acusado de “liderar una organización criminal” de sobornos. A nueve días del fin de su mandato, Crivella fue detenido en su casa en el barrio de Barra de Tijuca (Río de Janeiro).
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La jueza a cargo del operativo, Rosa Helena Penna Macedo Guita, determinó igualmente su destitución, señalándolo como “jefe de una organización criminal (...) instalada en el ámbito de la Alcaldía de Rio con la finalidad de obtener ganancias ilícitas de las más variadas formas”.
Crivella, que en las elecciones de noviembre resultó derrotado, y que contó con el apoyo del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, dijo que él era blanco de una persecución política. “Fui el alcalde que más actuó contra la corrupción en Rio de Janeiro. Pido justicia”, agregó.
Tanto Bolsonaro como sus hijos, que iniciaron su vida política en Río de Janeiro, mantuvieron silencio sobre el arresto, que en el Gobierno sólo fue comentado por el vicepresidente, Hamilton Mourao, quien apenas dijo que es un “asunto judicial” ajeno al Ejecutivo.
En total, se dictaron siete órdenes de captura, seis de las cuales fueron cumplidas, con órdenes de prisión preventiva. Entre los detenidos figura el empresario Rafael Alves, organizador del esquema y hermano de Marcelo Alves, expresidente de la agencia municipal de turismo Riotur.
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Otro de los encarcelados es Mauro Macedo, extesorero de las campañas de Crivella y primo de Edir Macedo, el fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD, neopentecostal), de quien Crivella es sobrino.
Según la investigación, que empezó en 2018 con la delación de un cambista, empresas que querían cerrar contratos con Riotur daban cheques al empresario Rafael Alves.
“La organización criminal recaudó por lo menos 50 millones de reales (casi 10 millones de dólares, al cambio actual), por lo que hemos podido descubrir”, dijo en una rueda de prensa el vicefiscal general, Ricardo Ribeiro Martins.
Esos pagos se efectuaban pese a que la alcaldía, que enfrenta una situación de emergencia sanitaria en una de las regiones de Brasil más afectadas por el coronavirus, “no tiene dinero ni para pagar el salario” de sus funcionarios y acumula atrasos salariales en los hospitales y otras instituciones municipales, agregó.
Un mandato polémico
El desprestigiado alcalde de Rio de Janeiro debía ceder su sillón el próximo 1 de enero a Eduardo Paes (MDB, centro-derecha), quien lo derrotó en noviembre por casi 30 puntos de ventaja (64% a 36&). La breve transición estará ahora a cargo del presidente de la Cámara Municipal, Jorge Felipe (DEM, centro-derecha).
Durante todo su mandato, Crivella fue objeto de varios procedimientos de destitución en el legislativo municipal, por malas prácticas y gestión deficiente.
El último fue motivado por un escándalo denunciado por TV Globo y apodado “Guardianes de Crivella”, un grupo de funcionarios públicos que intimidaban a los periodistas mientras hacían reportajes frente a los hospitales municipales desbordados por la pandemia.
El estado de Rio, con su capital homónima de 6,7 millones de habitantes, es proporcionalmente el más afectado por la pandemia que ya dejó más de 187.000 muertos en Brasil.
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Crivella también fue acusado de mezclar política y religión y de favorecer a los miembros de su iglesia. En julio de 2018, según el diario O Globo, prometió durante un encuentro con pastores evangélicos que los fieles de la IURD tendrían prioridad para ser operados de cataratas en clínicas municipales. La Fiscalía abrió recientemente una investigación por presunto uso de la Iglesia Universal para lavar dinero procedente de la corrupción.
Corrupción crónica
Esta detención suma otro oscuro episodio al historial del estado de Rio de Janeiro, de 16,5 millones de habitantes, virtualmente quebrado y en permanente crisis de seguridad. El gobernador, Wilson Witzel, ha sido destituido temporalmente por sospechas de corrupción en el área de la salud en plena pandemia.
Con Witzel, cinco de los seis gobernadores de Río en funciones desde 1998 han tenido problemas con la justicia, y cuatro de ellos fueron presos en algún momento.
El caso más emblemático es el de Sergio Cabral (2007-2014), preso desde 2016 y condenado a cerca de 300 años de cárcel en diferentes casos de corrupción, incluido uno relacionado con las obras de remodelación del estadio Maracaná para el Mundial de 2014.
Del púlpito a la política, primero con lula y luego con Bolsonaro
Crivella es uno de los tantos obispos evangelistas que saltaron a la política, lo cual en su caso se dio con apoyo de Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT), hoy el mayor antagonista de Bolsonaro y que pactó con esas iglesias en 2002 para garantizar su primera elección como presidente de Brasil.
Crivella fue elegido senador en 2002 por el Partido Liberal, que respaldó la elección de Lula, y en 2012 fue designado ministro de Pesca por Dilma Rousseff, sucesora del fundador del PT. Se alejó de la mandataria en vísperas de su destitución, en 2016, y ese mismo año fue elegido alcalde de Río de Janeiro con apoyo de las fuerzas conservadoras que desalojaron a Rousseff del poder por diversas irregularidades administrativas.
Se afilió al partido Republicano y en las presidenciales de 2018 fue uno de los promotores de la candidatura de Bolsonaro en Río de Janeiro, donde agrupó a las iglesias evangélicas en torno al líder de la ultraderecha que irrumpió en el país en esas elecciones.
Bolsonaro retribuyó el gesto en las municipales de este año, en las que Crivella aspiraba a la reelección, pero la impopularidad creciente del alcalde pesó más que el apoyo del mandatario y en los comicios se impuso Eduardo Paes, de centroderecha y quien antecedió en el cargo al obispo ahora preso.