Más de 1.000 hectáreas consumidas y miles de desplazados por incendio en Malibú
El incendio bautizado Franklin se desató la noche del lunes y hasta la tarde de este martes había consumido unas 1.100 hectáreas en la localidad que alberga lujosas mansiones de celebridades de Hollywood y millonarios.
Más de 700 bomberos combaten por aire y por tierra un feroz incendio forestal que se propaga velozmente por el exclusivo balneario de Malibú, en la costa oeste estadounidense, donde miles de personas tuvieron que abandonar sus casas.
A pesar del esfuerzo de los bomberos, el incendio está fuera de control, informaron las autoridades.
Unas 18.000 personas y 8.100 edificaciones están bajo amenaza de las llamas, explicó el sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, quien instó a la población a obedecer las órdenes de evacuación sin titubeos.
La pintoresca Malibú, vecina de Los Ángeles, se alza en la costa oeste de Estados Unidos, entre el mar pacífico y una serie de colinas.
Imágenes de enormes columnas de humo nublando la ciudad circulan en las redes sociales, en tanto que sus residentes recuentan los dramáticos primeros momentos del incendio.
“Estábamos completamente rodeados”, declaró un residente, Alec, quien solo dio su primer nombre, a la televisora local KTLA.
“Como a las 11 de la noche escuchábamos a la gente gritando. Salí y vi el cielo rojo encendido. Tras 45 minutos bajaba por las colinas, y una hora después estábamos totalmente rodeados: las casas ardiendo al lado, la cordillera al otro”, agregó.
“Abrí mi ventana y la parte trasera de mi vivienda estaba carbonizada”, relató al canal otra residente. “Corrí y levanté a todo el mundo, los metí en el carro y los saqué de allí”, añadió.
“En shock”
La Universidad de Pepperdine, localizada en la comunidad, quedó rodeada por las llamas. Unos 800 estudiantes tuvieron que refugiarse en el recinto, preparado para esa finalidad de acuerdo con las autoridades.
Los estudiantes se protegieron con mascarillas protectoras y compartieron en redes sociales dramáticas imágenes de un cielo color naranja tomadas desde los ventanales de uno de los edificios del campus.
Las clases en la universidad y otros centros educativos de la zona fueron suspendidas hasta nuevo aviso.
Unos 48.000 clientes se quedaron sin energía eléctrica, debido a que la suspensión del servicio es una medida de precaución en incendios.
Las autoridades abrieron dos refugios temporales para evacuados, bloquearon varias carreteras y desplegaron una operación puerta a puerta para instar a los vecinos a evacuar el área de peligro.
“Creo que estoy en shock”, dijo el concejal de Malibú, Bruce Silverstein a Los Angeles Times luego de dejar su residencia junto a su esposa.
“Mi casa ha estado muy cerca de incendiarse en las últimas horas”, dijo Silverstein, quien acotó que los bomberos lograron por ahora contener las llamas en las proximidades de su residencia.
El actor Dick Van Dyke, de 98 años, también desalojó su propiedad junto a su esposa.
“Arlene y yo evacuamos de forma segura con nuestros animales, excepto por Bobo (un gato) que escapó cuando nos íbamos. Rezamos porque esté bien y que nuestra comunidad en Serra Retreat sobreviva este terrible incendio”, escribió el artista en Facebook.
“Permanecer alerta”
El jefe del departamento de Incendios de Los Ángeles, Anthony Marrone, dijo que “un mínimo número” de casas fueron arrasadas por las llamas, pero aún no tienen un balance.
El gobernador de California, Gavin Newsom, garantizó recursos para las operaciones e instó a los residentes en la zona de peligro a “permanecer alerta y seguir las instrucciones de evacuación”.
La causa del incendio está bajo investigación.
Las autoridades observan que la sequía actual y los llamados “vientos de Santa Ana”, ráfagas fuertes y secas características de California, avivan las brasas y dificultan el combate.
Contribuye también para la propagación rápida de las llamas la cantidad de ramas, hojas y árboles secos en las florestas del área tras dos inviernos con temperaturas excepcionales en el oeste de Estados Unidos.
El cambio climático, exacerbado por la acción humana, es otro factor de peso que ha resultado en la cada vez más frecuente oscilación de fenómenos extremos: incendios más severos y feroces, sequías más intensas y períodos de lluvia más fuertes, entre otros.
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Más de 700 bomberos combaten por aire y por tierra un feroz incendio forestal que se propaga velozmente por el exclusivo balneario de Malibú, en la costa oeste estadounidense, donde miles de personas tuvieron que abandonar sus casas.
A pesar del esfuerzo de los bomberos, el incendio está fuera de control, informaron las autoridades.
Unas 18.000 personas y 8.100 edificaciones están bajo amenaza de las llamas, explicó el sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, quien instó a la población a obedecer las órdenes de evacuación sin titubeos.
La pintoresca Malibú, vecina de Los Ángeles, se alza en la costa oeste de Estados Unidos, entre el mar pacífico y una serie de colinas.
Imágenes de enormes columnas de humo nublando la ciudad circulan en las redes sociales, en tanto que sus residentes recuentan los dramáticos primeros momentos del incendio.
“Estábamos completamente rodeados”, declaró un residente, Alec, quien solo dio su primer nombre, a la televisora local KTLA.
“Como a las 11 de la noche escuchábamos a la gente gritando. Salí y vi el cielo rojo encendido. Tras 45 minutos bajaba por las colinas, y una hora después estábamos totalmente rodeados: las casas ardiendo al lado, la cordillera al otro”, agregó.
“Abrí mi ventana y la parte trasera de mi vivienda estaba carbonizada”, relató al canal otra residente. “Corrí y levanté a todo el mundo, los metí en el carro y los saqué de allí”, añadió.
“En shock”
La Universidad de Pepperdine, localizada en la comunidad, quedó rodeada por las llamas. Unos 800 estudiantes tuvieron que refugiarse en el recinto, preparado para esa finalidad de acuerdo con las autoridades.
Los estudiantes se protegieron con mascarillas protectoras y compartieron en redes sociales dramáticas imágenes de un cielo color naranja tomadas desde los ventanales de uno de los edificios del campus.
Las clases en la universidad y otros centros educativos de la zona fueron suspendidas hasta nuevo aviso.
Unos 48.000 clientes se quedaron sin energía eléctrica, debido a que la suspensión del servicio es una medida de precaución en incendios.
Las autoridades abrieron dos refugios temporales para evacuados, bloquearon varias carreteras y desplegaron una operación puerta a puerta para instar a los vecinos a evacuar el área de peligro.
“Creo que estoy en shock”, dijo el concejal de Malibú, Bruce Silverstein a Los Angeles Times luego de dejar su residencia junto a su esposa.
“Mi casa ha estado muy cerca de incendiarse en las últimas horas”, dijo Silverstein, quien acotó que los bomberos lograron por ahora contener las llamas en las proximidades de su residencia.
El actor Dick Van Dyke, de 98 años, también desalojó su propiedad junto a su esposa.
“Arlene y yo evacuamos de forma segura con nuestros animales, excepto por Bobo (un gato) que escapó cuando nos íbamos. Rezamos porque esté bien y que nuestra comunidad en Serra Retreat sobreviva este terrible incendio”, escribió el artista en Facebook.
“Permanecer alerta”
El jefe del departamento de Incendios de Los Ángeles, Anthony Marrone, dijo que “un mínimo número” de casas fueron arrasadas por las llamas, pero aún no tienen un balance.
El gobernador de California, Gavin Newsom, garantizó recursos para las operaciones e instó a los residentes en la zona de peligro a “permanecer alerta y seguir las instrucciones de evacuación”.
La causa del incendio está bajo investigación.
Las autoridades observan que la sequía actual y los llamados “vientos de Santa Ana”, ráfagas fuertes y secas características de California, avivan las brasas y dificultan el combate.
Contribuye también para la propagación rápida de las llamas la cantidad de ramas, hojas y árboles secos en las florestas del área tras dos inviernos con temperaturas excepcionales en el oeste de Estados Unidos.
El cambio climático, exacerbado por la acción humana, es otro factor de peso que ha resultado en la cada vez más frecuente oscilación de fenómenos extremos: incendios más severos y feroces, sequías más intensas y períodos de lluvia más fuertes, entre otros.
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