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Se disparan las alarmas por lo que está pasando con los jóvenes en Estados Unidos luego de que tres jóvenes se suicidaran en Nueva York. Estas muertes se sumaron a otras dos que ocurrieron en meses pasado, y que de acuerdo con expertos, están relacionadas con la cuarentena, el distanciamiento social y la crisis provocada por el COVID-19.
Los estudiantes, según los reportes de los investigadores, asistían a escuelas públicas de la ciudad. Estos cinco fallecimientos contrastan con los cuatro ocurridos en todo el 2020, según cifras del Departamento de Educación.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, relacionó este miércoles el inusual número de fallecimientos con el aislamiento que han vivido los estudiantes desde el inicio de la pandemia.
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“Muchos jóvenes se sienten realmente aislados con la ausencia de un ritmo regular en sus vidas”, dijo De Blasio en su rueda de prensa diaria. “Particularmente por la ausencia de clases para algunos de ellos”, agregó.
“La creciente desesperación de los menores de la ciudad de Nueva York por la falta de una rutina con la que han crecido hace que la reapertura de centros educativos sea cada vez más urgente”, señaló.
“Esta es la razón por la que es imperativo volver al colegio lo más rápido posible”, insistió el alcalde.
En Nueva York, las escuelas de secundaria abrirán sus puertas la semana que viene, aunque sólo la mitad de ellas ofrecen todas sus clases en formato presencial. Los centros de educación primaria volvieron a las aulas en diciembre, pero aún no hay una fecha establecida para que los estudiantes de bachillerato hagan lo propio.
El Consejero de Centros Educativos, Richard Carranza, ya hizo referencia al aumento de suicidios entre jóvenes estudiantes en una reunión con el Consejo de la Comunidad de Educación la semana pasada, en la que presionó para que se produzca una apertura generalizada de colegios.
El Departamento de Educación de Nueva York no ha querido especificar la edad ni otros datos personales de los fallecidos para preservar su privacidad.
Pandemia y salud mental
Ansiedad, depresión, autolesiones e incluso suicidios: desde que empezó la pandemia un número creciente de niños y jóvenes en Estados Unidos sufre de trastornos mentales, alertan médicos, educadores, padres y el gobierno.
Millones de estudiantes asisten a clases 100% virtuales, muchos desde marzo, y pasan horas frente a sus computadores, sin jugar o charlar en persona con amigos y maestros, sin clases presenciales de deportes, arte o música.
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“Hay mucha soledad para mí y los otros adolescentes (...) Hay días en que me siento realmente triste y un poco desesperanzada. Es como una pesadilla que nunca acaba”, dice a la AFP Sarah Frank, una joven de 18 años de Tampa, Florida, que no sale de casa desde marzo porque vive con familiares de alto riesgo si contraen el COVID-19.
“Me he perdido cosas que ansiaba tanto en mi último año de secundaria, nunca pude ir a un partido de fútbol americano, no tuve fiesta de graduación”, lamenta Frank, que cofundó en julio el State of Mind Project, un sitio con consejos sobre salud física y mental hecho por adolescentes para adolescentes.
Ansiedad y depresión
“Los estudiantes sufren, han estado encerrados sin escuela durante casi un año”, dice Deanna Caputo, psicóloga y madre de dos niños que desde marzo tienen clases virtuales en una escuela pública de Arlington, Virginia.
Caputo, que integra una asociación de padres que presiona activamente por la reapertura de escuelas en el condado de Arlington, detectó signos de depresión en su hijo de 10 años.
“Dormía hasta el mediodía (...) Comenzó a decir cosas como ‘no soy inteligente’, ‘no sé nada’, ‘no soy bueno para nada’”, recuerda Caputo. “Llora todo el tiempo” y “cada día dice que extraña a sus amigos”.
Los suicidios de adolescentes están en alza en Estados Unidos hace una década y aún no hay datos para 2020.
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Pero en el condado de Clark en Nevada, que incluye a Las Vegas, 19 estudiantes se suicidaron desde marzo, más del doble que en el mismo periodo de 2019. Aunque las muertes no pueden vincularse directamente a la pandemia, las autoridades se apresuraron a anunciar una próxima reapertura de las escuelas.
Carlos Arballo, terapeuta en la escuela de enseñanza media Lawrence en un suburbio de Los Ángeles, con clases a distancia desde marzo, asegura que “la ansiedad y la depresión son enormes”.
“No tengo casi motivación para hacer la escuela en línea”, confiesa Brandon, alumno de una escuela pública de Arlington de 13 años que tiene clases remotas desde hace más de 300 días. “Extraño el contacto social” en salones, en corredores, en la cafetería, dice.
Crisis de salud mental
“Mientras que para los adultos el COVID ha sido una crisis médica, para los niños ha sido una crisis de salud mental”, asegura Susan Duffy, profesora de pediatría y medicina de urgencia de la Universidad Brown.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, gubernamental), de marzo a octubre, las visitas a hospitales por emergencias de salud mental de jóvenes de 12 a 17 años subieron un 31% en relación con 2019, y la de los niños de 5 a 11 años, un 24%.
Duffy lo ha confirmado en el gran hospital de Rhode Island donde trabaja. Y tras hablar con colegas de todo el país, dice que han notado “mayores cifras de intentos de suicidio”.
“Estamos viendo más chicos con la intención de lastimarse a sí mismos (...), algo más asociado con llevar a cabo intentos de suicidios, lo cual es muy, muy preocupante”, señala.
Un reciente informe del CDC asegura que las escuelas son seguras si se toman las precauciones adecuadas, como uso de barbijo y distanciamiento social.
Pero muchos sindicatos se oponen al retorno a las clases, como sucede en Chicago, donde la alcaldesa ordenó la reapertura de las escuelas primarias y el sindicato se niega a ello, exigiendo vacunación para todos los maestros y amenazando con una huelga.
Los niños “son rehenes de los sindicatos”, opina Caputo, la psicóloga y madre de Arlington. La pandemia ha aumentado el riesgo de abuso infantil, alertaron asimismo los CDC.