Massa o Milei, una final como la de Boca-River: una cuestión de pasiones

Miedo e incertidumbre. Pesimismo. Rechazo a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kirchner. La sombra de la pandemia y el encierro que vino con ella. Una inflación del más del 140 %, que ha hecho que comprarle leche a un hijo sea un lujo, que tomar mate con amigos y familia sea casi imposible. No se sabe qué pasará en Argentina después de este domingo, solo que entre Sergio Massa y Javier Milei está el próximo presidente. Algunos votarán convencidos por uno u otro. El resto no lo hará con tanta convicción. “Aquí todo es blanco-negro, Boca-River, muy pasional”, o al menos eso cree Valeria Siciliano. Desde Salta, provincia al norte de Argentina, a unos 1.400 km de Buenos Aires, tiene varias preocupaciones, entre ellas, la seguridad. “La sociedad está cansada. Venimos de décadas de lo mismo. El único que ha mejorado su situación es el político y a la gente del común, sobre todo a la gente trabajadora, le cuesta mucho llegar a fin de mes”.

Miedo e incertidumbre. Pesimismo. Rechazo a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kirchner. La sombra de la pandemia y el encierro que vino con ella. Una inflación del más del 140 %, que ha hecho que comprarle leche a un hijo sea un lujo, que tomar mate con amigos y familia sea casi imposible. No se sabe qué pasará en Argentina después de este domingo, solo que entre Sergio Massa y Javier Milei está el próximo presidente. Algunos votarán convencidos por uno u otro. El resto no lo hará con tanta convicción. “Aquí todo es blanco-negro, Boca-River, muy pasional”, o al menos eso cree Valeria Siciliano. Desde Salta, provincia al norte de Argentina, a unos 1.400 km de Buenos Aires, tiene varias preocupaciones, entre ellas, la seguridad. “La sociedad está cansada. Venimos de décadas de lo mismo. El único que ha mejorado su situación es el político y a la gente del común, sobre todo a la gente trabajadora, le cuesta mucho llegar a fin de mes”.

Leandro, que trabaja en la rama Legislativa de Buenos Aires, quiere seguir viviendo en democracia: “Hace 40 años que la tenemos. La idea es poder continuar con ella, seguir votando y tener prosperidad para nuestros hijos”. A Victoria, su esposa, que prefiere no mencionar su apellido para cuidar su rol como psicóloga, le inquietan la economía y la inseguridad. Dice que el ambiente está convulso: “Es un tema que se vive y se respira por toda la Argentina. Vos vas a la verdulería y el verdulero te pregunta si estás preparada para el domingo y por quién vas a votar. Así pasa con amigos y familia. Aquí se vive mucho la política, es casi una final de un campeonato de fútbol, y sobre todo esta elección que está tan polarizada”. No entiende cómo llegó el país a tener que decidir entre estas dos opciones: Massa o Milei. Solo percibe la indecisión de quienes están a su alrededor. “Al menos las personas que conozco no votan con total confianza y esperanza. Es un poco el voto en contra del otro”. Un amigo suyo, que trabaja en una multinacional francesa, que pide la reserva de su identidad, siente todo muy dividido entre una fuerza y otra. “Hay mucho odio entre ambas partes y poca esperanza al cambio. Me preocupa el futuro sin certidumbre para mis hijos”.

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María Marta Marchi, que vive en Campana, en la provincia de Buenos Aires, cree que hay una falta de rumbo en el país y una incertidumbre generalizada, reflejada en la economía, pero también en la inseguridad y la educación, y es algo que, según ella, se ha naturalizado. “El ambiente es bastante hostil e incierto. Continúa la grieta, pese a que se veía representada en Mauricio Macri y Cristina Fernández, que ya se corrieron de la pelea electoral, pero la mayoría de los votantes que elegirán a Massa o a Milei lo harán por un odio hacia ella o hacia él, más que por una convicción, por unos ideales o por las políticas que ofrecen”. Sobre el gobierno de Alberto Fernández, a quien le quedan pocos días en la Casa Rosada, lo considera “nefasto”. “Faltó contundencia”, a su parecer, “y que los ministros estuvieran a la altura de las circunstancias. El poder se diluyó hace tiempo. Por ahí, en la pandemia se manejó bien con respecto a la salud, en comparación con otros países, pero con su actitud de festejar el cumpleaños de su mujer en pleno aislamiento echó por tierra lo bueno que se pudo haber resaltado”.

Siciliano, tal vez, va un poco más lejos: “Es el peor gobierno que hemos tenido en la historia de la democracia. Desde que asumió, nunca hizo una crítica interna sobre sus decisiones. La culpa siempre fue del gobierno anterior, de Macri, aunque tampoco tuvo uno bueno, o de cualquiera, menos de él. Luego la culpa fue de la pandemia, de la sequía, de la guerra; la culpa siempre ha sido de otro. Hace meses está desaparecido; nadie lo ve. Es un títere más de la vicepresidenta”. Y no deja atrás a Massa: le da más miedo que el kirchnerismo en sí. “Él ha cambiado de grupo político como uno se cambia las medias todos los días. Como ministro de Economía y gran responsable de la situación de hoy, ha desplazado al presidente y viene manejando al país hace año y medio con políticas nefastas. Espero que la gente sea un poco más inteligente, pero, en una sociedad pobre como esta, que depende tanto del Estado, es difícil que se vote lo contrario”.

De Milei cree que es controversial, que genera amor y odio. Aunque no está 100 % segura de que sea el indicado para gobernar, cree que es un personaje que genera algo de ilusión, de esperanza de cambio. Es alguien que viene de afuera y eso le gusta. Si en 2015 votó por un gobierno opositor, con la idea de que los ayudara a salir del “pozo”, como dijo, aunque reconoce que hubo errores, vuelve a apostar por lo mismo. “Sin duda alguna, voto a Milei. Ya lo hice en las elecciones primarias (PASO) y en la primera vuelta presidencial, simplemente anhelando el cambio que necesitamos. Algunas de sus ideas incluyen terminar con la corrupción y la raza política, que lo único que ha hecho es enriquecerse y empobrecer a la sociedad a límites indescriptibles. Aquí uno es rico o pobre. La clase media, que hizo a este país grande, está desapareciendo, así que, básicamente, estoy esperando que Milei sea la persona que nos ayude. Si no empezamos con el cambio, esto no va a tener un buen final”.

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Lo cierto es que Massa tampoco le atrae a Marchi. No está segura de que sea un continuismo o no, como algunos han dicho, pero al menos le da la tranquilidad de que, sea cual sea el rumbo de Argentina, va a haber una red de contención y un sostenimiento a quienes menos tienen. “Voy a votar a Massa, no por convicción, ni porque sea peronista o kirchnerista, sino más que nada por la democracia y porque hay premisas fundamentales que no pueden faltar en el país, y votar a Milei sería un retroceso. Hemos conquistado muchos derechos que ahora no se pueden perder”. Al menos, según cree, con Massa se tendrían garantizados los derechos a la salud y la educación y, mal que bien, si bien la economía es un desastre, y ha sido ministro de eso en medio del aumento de la inflación y del dólar, lo cierto es que se han tomado medidas para paliar estos avatares, pensando en los que menos tienen.

En cambio, a Leandro no le gusta ninguno. De Massa cree que es un continuismo, a pesar de que expresó que iba a “barrer con los ñoquis del kirchnerismo”, como le dicen allá a la gente dentro del Estado que no trabaja. Terminó uniéndose a ellos, según comentó. “Tuvo que pactar con esa fuerza para llegar a la Presidencia y lo que pienso, como otros más, es que va a continuar con las mismas políticas de asistencialismo, inflación, para sostener planes sociales o subsidios sin prestación a cambio. Son dádivas. Así mantienen a los más pobres atados a un voto. Estoy en contra de eso: no ayuda al progreso, sino a que las personas sean dependientes del poder, en este caso, del kirchnerismo”. Sobre Milei, lo define como mediático, como un economista con ideas radicales, y, más allá de que gane las elecciones, no cree posible que tenga posibilidad de que las leyes sean votadas en el Congreso. No contaría con los avales ni los diputados suficientes. Tendría que gobernar por decreto y eso sería difícil, o al menos esa es su lectura. Por eso, y tal vez más, está considerando votar en blanco. Sin embargo, pocos días antes de las elecciones, todavía estaba indeciso y, aunque lo crea “loco”, no descarta por completo darle su voto a La Libertad Avanza.

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Como él, Victoria no tiene su voto definido. Sus opciones son las mismas que las de su esposo: el voto en blanco o el voto a Milei. “No es porque me guste, sino porque no quiero seguir con el kirchnerismo. Se comenta, por ejemplo, que si gana Massa serían ocho años más de lo mismo, porque seguramente se reelegiría, teniendo a su favor el aparato estatal. Otros años más de kirchnerismo serían insoportables. Ahora, apostarle a este otro hombre sería tirarnos a la pileta: no sabemos qué tiene en mente ni qué quiere. No está preparado para ser presidente y aún no entiendo cómo llegó a dónde está. Tal vez fue por el ego de los propios políticos, como Macri”. En cambio, su amigo, el que pidió la reserva de su identidad, se inclina hacia Massa, aunque no sea su preferencia. “Me da más esperanzas en los puntos que plantea. Milei no habla de lo que va a hacer. Creo que puede ser un cambio en el que muchos no creen. Creo que no va a seguir con el modelo de la política asociada a los últimos gobiernos kirchneristas. Creo que hará un gobierno de unidad”.

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