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Durante la pandemia de coronavirus, varios mandatarios de América están dando un espectáculo deprimente: en Estados Unidos, Donald Trump, sigue actuando como si su país no fuera el que tiene el mayor número de
muertes por COVID-19 del mundo; en Brasil, Jair Bolsonaro, segundo en víctimas por el virus, sigue diciendo que “no puede hacer nada para detener las muertes por coronavirus” y en México, Andrés Manuel López Obrador no solo desestimó la gravedad de la pandemia, sino que se negó a adoptar medidas para controlar el contagio masivo. México reporta más de 120.000 casos de coronavirus y supera los 14.000 muertos por la enfermedad. Y el pico aún no ha llegado.
Con 2.999 casos nuevos confirmados y 354 muertos en las últimas horas, el gobierno cree ahora que el virus dejará 35.000 muertos en el país, una cifra muy superior a los 8.000 pronosticados en abril. Sin embargo, el pasado 1° de junio se reabrieron algunas industrias, aunque se le ha pedido a la gente seguir en casa porque en los 32 estados del país hay “riesgo máximo” de contagios.
Ver más: Este es el plan de México para la “nueva normalidad”
Con un agravante en el caso mexicano: la ola de violencia está imparable. Con 3.000 asesinatos, marzo fue el mes más violento en lo que va de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. En abril, la cifra bajó a 2.950 muertes, ubicándose como el quinto mes con más víctimas durante su gestión, iniciada en diciembre de 2018.
El pasado domingo se registró el día más violento en lo que va de año: con 117 homicidios en 24 horas, por encima del promedio anual de 80,7 asesinatos diarios. Y aunque el gobierno alardea con cifras que muestran que durante la contingencia sanitaria se han reducido robos o secuestros, guarda silencio frente a los datos de homicidios por la batalla que enfrenta a los carteles de la droga por el control del territorio.
Las polémicas de AMLO
En medio del virus de violencia que se pasea por las calles mexicanas, en plena pandemia, las críticas contra López Obrador arrecian, particularmente por las cifras oficiales. El propio presidente admitió problemas con los datos: “Hay ineficacias en el recuento de fallecidos con COVID-19. Algunos decesos tardan días en ser contabilizados y por eso las cifras que se reportan a diario varían mucho entre sí”.
La mayoría de los países de América, incluido Estados Unidos, han tenido problemas para contar las víctimas del coronavirus, debido a la escasez de pruebas. La tasa de pruebas en México se encuentra entre las más bajas de América Latina: 1.200 pruebas por cada millón de personas, según cifras oficiales.
Ver más: ¿Está México ocultando cifras de muertos por COVID-19?
Aun así, el mandatario se felicita por su estrategia frente a la pandemia, la cual ha sido cuestionada por la Organización Mundial de la Salud. “México está dando un ejemplo en el mundo, porque logramos aplanar esta curva y evitar que se saturaran los hospitales sin medidas coercitivas”, señaló AMLO el lunes.
Complot y espionaje
Y como si México no tuviera problemas, el martes, López Obrador enfrenta dos graves problemas más: el primero, la oposición de varios gobernadores del país, que se oponen a participar en las reuniones diarias de seguridad, no aceptan el nuevo sistema nacional de salud y varios hasta pretenden cambiar las reglas para repartir los impuestos y revisar el Pacto Federal, que es el origen de la república mexicana.
El segundo, quizá más complejo, tiene que ver con un supuesto plan para revocar su mandato en 2020. Según un documento que el propio AMLO reveló el martes, la estrategia se llama “Rescatemos a México”, y contempla acciones para influir en las elecciones legislativas de 2021. El complot incluiría a gobernadores, los principales partidos de oposición, los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, magistrados del Tribunal Electoral y consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), así como medios de comunicación, grandes compañías y organizaciones de empresarios como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
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Todos los mencionados negaron conocer el documento y criticaron al mandatario por divulgarlo sin verificar su autenticidad ni revelar cómo llegó a sus manos. El expresidente Calderón, uno de los mencionados, le recordó que si la oposición se organiza “es su derecho” y si “el gobierno la espía es un delito”. El supuesto plan cobra relevancia porque México está a un año de elecciones intermedias, en plena pandemia y con un panorama económico preocupante. “En la democracia se debe actuar con transparencia, no tirar la piedra y esconder la mano”, sentenció AMLO.