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Supongamos que vivimos en un conjunto residencial. Cuando nos mudamos a este tipo de interiores conformado por varias viviendas contiguas tenemos que adaptarnos a ciertas reglas, algunas escritas y otras que son más códigos que aprendemos sobre la marcha. Pero hay un código primario que aceptamos de entrada: evitar hacer algo que pueda incomodar o incluso afectar al resto de vecinos.
Es suficiente ilustración, por ahora. Bueno, permítanme decirles que América Latina -el mundo, de hecho- funciona como un conjunto residencial. Lamentablemente ese código con en el que reconocemos que no debemos incomodar a los vecinos no se ha dejado del todo claro, pues algunos países toman decisiones sin importar que sus consecuencias puedan afectar al resto del vecindario.
Imaginemos ahora que en ese conjunto en el que estamos viviendo se presenta una adversidad desde hace un buen tiempo: estamos en medio de la temporada invernal y a varias casas se les está entrando el agua. Sin embargo, cada propietario, en lugar de responder al desafío en conjunto, decidió hacer sus reparaciones como mejor le pareció, sin hacer la más mínima consulta con el vecindario.
Uno decidió instalar canaletas para que el agua no se acumulara, sino que esta pudiera circular y así evitar mayores daños. Este fue uno visionario: además instaló un sistema de captación para que luego pudiera recolectar el agua, tratarla y aprovecharla más tarde. Cuando vio que su sistema era positivo, les ofreció a los demás que siguiera sus pasos.
Pero otros vecinos no fueron tan oficiosos como ese y actuaron pensando más en ellos que en el resto. Instalaron un nuevo tipo de tejado que prometía detener el problema, pero para eso levantaron una pared que cortó las tejas de los residentes de las viviendas de enseguida y afectó sus construcciones. Esa “reparación”, si bien contuvo las lluvias un tiempo, no arregló el lío de fondo. No hubo remedio porque hubo más filtraciones y goteras que afectaban no solo al dueño sin que se diera cuenta, sino especialmente a sus vecinos.
A finales de diciembre de 2021, una fuente de la Secretaría de Gobernación de México informó que el país les iba a exigir visa a las personas venezolanas que pretendieran viajar a territorio mexicano. En enero de este año, el gobierno confirmó que suspendería los acuerdos de no visado con Venezuela y que les exigiría a los ciudadanos y las ciudadanas de ese país presentar un documento migratorio a su entrada desde el viernes 21 de enero. ¿Por qué?
La medida se adoptó con el fin de contener la migración irregular de nacionales de Venezuela hacia Estados Unidos, la cual aumentó en más de 1.000 % en 2021. Según la Secretaría de Gobernación de México, se estima que más de un tercio de venezolanos y venezolanas que entraron al país han viajado con el objetivo de cruzar de manera ilegal a su vecino del norte y mienten sobre los motivos de su visita. Ese, en efecto, es un problema. La migración irregular no es positiva ni para los lugares de acogida ni para los migrantes. Pero, ¿es la exigencia de visas una solución?
Todo el continente -y el mundo, de nuevo- enfrenta desafíos similares, y la migración es uno de ellos. Es cada vez más común que los países comiencen a imponer medidas como la exigencia de visas para detener los flujos migratorios desde países con graves crisis, como Venezuela. Ecuador, por ejemplo, introdujo una medida de este tipo en agosto de 2019.
“Básicamente, son excepcionales los países de la región que no les piden visa a los venezolanos. La mayoría de los países del continente hoy solicitan visa a esta población y, además, muchos han tomado la decisión desde que la crisis migratoria se ha profundizado”, le dijo a David Smolansy, comisionado de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para las crisis de migrantes y refugiados venezolanos a Voz de América.
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Nuestro conjunto residencial, acá en Suramérica, está dividido: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Paraguay y Uruguay son los países que no les piden visas a los venezolanos. Ahora, las políticas de visados para contener la migración irregular nos pueden recordar a ese vecino que tomó acciones sobre su tejado, levantó una pared y afectó a las viviendas aledañas sin ofrecer mayor solución. Esto nos lo explican muy bien Simone Bertoli y Jesús Fernández-Huertas en su publicación para el Instituto Leibniz de Investigación Económica de la Universidad de Múnich.
“Las políticas de visas son efectivas en la gestión de flujos internacionales. Se ha demostrado que el requisito de visa para los ciudadanos de un país de origen reduce significativamente la inmigración desde ese origen al destino que requiere la visa. Por otro lado, este tipo de política genera externalidades, por lo que los flujos migratorios también aumentan en correspondencia en los destinos sustitutos, aunque sus políticas no han cambiado. La implicación de estos resultados es que el establecimiento unilateral de políticas de visa puede ser ineficiente, ya que los países pueden no tener en cuenta que su política podría estar afectando a sus vecinos”, señalan los expertos.
En palabras más simples, y tomando el ejemplo mexicano como referencia, si bien a México le puede funcionar momentáneamente esta ruta, su política de visado exige mucho más la capacidad de respuesta humanitaria de los sistemas de países vecinos, a donde se devolverán los migrantes que no puedan acceder a México. Es decir, puede haber una sobrecarga.
“La política migratoria de México es bastante restrictiva. Ahora, si esto lo hubiera hecho el gobierno el Partido Revolucionario Industrial (PRI) y no el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, todo el mundo estaría haciendo un escándalo por la dinámica de estas restricciones. Como lo hace él y maneja un discurso populista, ha sido menos referenciado por la comunidad internacional”, explica Ronal F. Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.
“(El visado) lo que hace es que para países que no tienen la posibilidad de adoptar políticas así, como Colombia, debido a la enorme frontera compartida con Venezuela, produce efectos negativos. Si todos los países imponen visas, Colombia quedará como el país que asume la migración venezolana, pero no tiene margen de maniobra sobre ella. Cada vez Colombia queda más sola en esta materia”, añade Rodríguez.
Por otro lado, las políticas de visado, cabe destacar, son bastante excluyentes. La de México, por lo menos, les exige a los solicitantes de visa demostrar con un comprobante que tienen un mínimo de US$2.530 en sus cuentas bancarias. Es una exigencia que no tiene en cuenta la situación de miles de personas de la tercera edad que probablemente tengan familia en México y quieran visitarla, pues representa una barrera muy difícil de superar para ellos. Pero sobre todo afecta a quienes buscan protección internacional, pues no cuentan con las condiciones para cumplir con esos requisitos.
Por esa razón, Amnistía Internacional ha pedido reconsiderar la decisión del gobierno mexicano asegurando que “la mayoría de las personas venezolanas que huyen del país son personas refugiadas y tienen derecho a protección internacional, ya sea en virtud de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, de carácter internacional, o de la Declaración de Cartagena de 1984, de carácter regional”.
“La imposición de visas de ingreso podría poner en riesgo el derecho a solicitar asilo de personas venezolanas. Desde Amnistía Internacional le hacemos un llamado a reconsiderar la decisión de requerimiento de visado, así como a fortalecer el sistema de asilo para todas las personas que buscan la protección internacional en territorio mexicano, sin discriminación y en línea con las obligaciones internacionales de México en materia de derechos humanos”, dijo la organización en un comunicado.
No se trata acá de que veamos esto como blanco o negro, y vecinos buenos o vecinos malos, sino de mostrar que hay otras vías alternas que se ofrecen para atender este desafío de manera conjunta. ¿Cuál puede ser una política más eficiente?
“En economía, la solución a tales ineficiencias es la coordinación de estas políticas. Esto es lo que hizo el Acuerdo de Schengen en Europa desde 1990 con su política común de visados. Aunque originalmente se implementó para facilitar los viajes de negocios y turismo, y promover la coordinación en estas áreas, la Comisión Europea se está volviendo plenamente consciente de las implicaciones de la política común de visados para los flujos de inmigración”, señalan Bertoli y Fernández-Huertas.
Así que la mejor ruta no es tomar decisiones que puedan generar más alteraciones en los países vecinos, sino un marco comunitario que entienda las necesidades de cada miembro y a partir de este se tomen acciones conjuntas para generar un equilibrio de las cargas.
¿Recuerdan al vecino que puso canaletas y un sistema de captación de agua en nuestro ejemplo? Bueno, ese vecino es Colombia, país que se ha convertido en un ejemplo mundial del manejo de esta situación. Con el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos se pusieron canaletas para que, por un lado, se regularicen las condiciones de entrada, así se reducen los efectos que produce el constante flujo de migrantes.
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También lo que hace el gobierno es crear un sistema de captación para sacar las mejores oportunidades de la migración y aprovechar los recursos y servicios que los migrantes le pueden brindar a la comunidad de acogida. Pero no es todo: se cumple de esta manera con el código de no tomar acciones que perjudiquen a los vecinos.Ecuador, otro de los países que más migrantes de Venezuela ha acogido en los últimos años con más de medio millón de personas, está a punto de seguir los pasos de Colombia.
El ministro de Exteriores de Ecuador, Juan Carlos Holguín, dijo que en enero se presentaría un plan de regularización para la migración venezolana, el cual también cuenta con países donantes para ofrecer soluciones más inclusivas a la población migrante en el país. Este proceso, según ha dejado ver Quito, pretende responder a las necesidades económicas, sociales y culturales tanto de los migrantes con una perspectiva de dignidad humana.
¿Saben qué es lo mejor sobre el caso ecuatoriano? Que el plan de trabajo incluye a Colombia y a Perú, lo que demuestra que el vecindario sí puede ponerse de acuerdo y trabajar unidos para responder a los desafíos más grandes. De los seis millones de venezolanos y venezolanas que han salido del país, la mitad ya está regularizada. El reto pendiente para los próximos dos años es que la región pueda crear mecanismos para facilitar la regularización de la otra mitad, de la mano de procesos para su integración.
Migrantes de Venezuela: ojo a las exigencias de visas
El pasaporte venezolano se ubica en la posición 40 de la lista global de la firma Henley & Partners, la cual mide las libertades de viaje que otorgan estos documentos.
Dicha posición está compartida con Tonga. Colombia, como punto de referencia, se ubica solo una casilla por delante de Venezuela.
Si bien Venezuela tuvo una mejor posición este año que en 2021, cabe resaltar que el país ha bajado en el escalafón de pasaportes poderosos desde 2015, cuando se posicionaba en el puesto 30.
Los venezolanos y las venezolanas pueden viajar a 129 destinos sin visa y requieren esta para ingresar a 98 países, de los cuales 13 se encuentran en las Américas y ocho en el Caribe. Esto sin contar el cambio que se hizo en México, donde también se les solicitará este documento a las personas provenientes de Venezuela. Así, ya serían 22 los destinos que les exigen visa.
Ojo: los venezolanos y las venezolanas pueden viajar a los países de la Unión Europea, pues están exentos de visado. Pero deben tener en cuenta que, desde 2022, deberán inscribirse al Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS, por su sigla en inglés). Este es un permiso de viaje para acceder a la zona Schengen.
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¿Qué pasó con México?
A partir del viernes 21 de enero, todas las personas de Venezuela que deseen visitar México, ya sea por turismo, actividades culturales o deportivas, tendrán que presentar la visa para poder ingresar a ese país.
Antes de México, el último país en exigirles visa a las personas de Venezuela fue República Dominicana en 2019. Cabe destacar que este es uno de los pocos países que mantienen una conexión aérea con Venezuela.
🛂 ¿Cómo se obtiene la visa para México?
Hay que agendar una cita a través de Mexitel, el portal para programación de citas de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
💸 ¿Tiene algún costo?
Es necesario pagar el derecho a una entrevista con los funcionarios del servicio consular de México. El valor del trámite es de US$ 44.
📜 ¿Qué requisitos hay?
Los venezolanos y las venezolanas deberán probar que cuentan con solvencia económica. Los solicitantes tendrán que demostrar que tienen un mínimo de US$2.530 en sus cuentas bancarias.
También se requiere presentar una constancia de trabajo reciente, acompañada de los talonarios de pago, y un comprobante del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), entidad encargada de recaudar la seguridad social en Venezuela.
- Las personas que viajan a México a continuar con su plan de estudios tienen una barrera más baja: deberán demostrar una solvencia económica equivalente a US$500.
Las certificaciones bancarias deberán estar selladas y firmadas por la entidad bancaria correspondiente. Quienes tengan posesiones o participaciones en negocios tendrán que presentar los documentos originales avalados por el Registro Público de Venezuela que los acrediten como poseedores o accionistas.
Los solicitantes deberán presentar una entrevista, así que la recomendación es llevar la certificación bancaria original para no tener problemas.
🗝️ ¿Por qué se exige la visa desde ahora?
Según explica el gobierno de México, esta medida se tomó para frenar la migración irregular proveniente de Venezuela a ese país, la cual aumentó en más de 1.000 % en 2021.
La Secretaría de Gobernación de México estima que más de un tercio de nacionales de Venezuela entraron a ese país con el objetivo de cruzar de manera ilegal a Estados Unidos.
México también ha impuesto el visado a las personas de Ecuador y Brasil.
😔 ¿Cuál es el problema?
Es poco probable que esta medida ayude positivamente a enfrentar el desafío migratorio en la región. Lo que hará, según expertos, es propiciar aún más la migración irregular, acrecentando los retos en esta materia.
Es una exigencia que no tiene en cuenta la situación de miles de personas de la tercera edad que probablemente tengan familia en México y quieran visitarla, pues la exigencia de un comprobante bancario con una suma tan alta representa una barrera muy difícil de superar para ellos.
Este visado se suma a la lista de problemas que tienen los venezolanos para viajar. La suspensión del servicio consular de Estados Unidos en Venezuela, debido a las tensiones con el gobierno de Nicolás Maduro, ha obligado a que las personas que quieren iniciar el trámite para sacar la visa estadounidense se tengan que trasladar a países vecinos.
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