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La temible ofensiva contra el aborto que se está dando en Estados Unidos tiene una mente maestra: el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Desde que fue elegido como la fórmula vicepresidencial de Donald Trump su objetivo fue siempre el mismo: satisfacer al lobby conservador que le aseguró la victoria al magnate.
Cuando Trump estaba en campaña no tenía muchas opciones de tener ese voto: su vida de divorcios y escándalos sexuales lo dejaban como el candidato menos indicado. Pero la figura de Mke Pence le arregló el camino. ¿A qué costo? Dejarlo dictar las políticas sobre salud y servicios humanos.
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Por eso, desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha atacado con todo al aborto. Tiene una deuda con Mike Pence, miembro del ala más conservadora del Partido Republicano, elegido por los cristianos evangélicos y otros conservadores religiosos para ser el aval de la agenda social de Trump.
De acuerdo con un artículo publicado por el portal Politico "la mafia de Indiana de Mike Pence es la que está a cargo de la política de atención médica". Desde que Pence llegó a la VIcepresidencia de EE. UU., una ola de leyes antiaborto se extiende por el Medio Oeste y sur del país.
Kentucky, Mississippi, Ohio, Iowa, Dakota del Norte, Georgia y ahora Alabama han aprobado en las últimas semanas leyes que prohíben el aborto una vez se detecta el latido del corazón del feto. En estados como Texas, en donde los republicanos son mayoría, fracasaron intentos de imponer esta restricción. Igual pasó en Florida, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental. En Misuri se espera que sea aprobado sin oposición, aunque se hicieron algunas modificaciones, pero ninguna de estas normativas aprobadas incluye los embarazos provocados por violación o incesto.
Pence, tras escena
De acuerdo con Politico, tras bambalinas, Pence ha desarrollado su propia esfera de influencia en una agencia situada más abajo del radar de Trump: Salud y Servicios Humanos. "También es la agencia con la capacidad de cumplir el objetivo de política más estrechamente asociado con Pence en sus casi 20 años de carrera en política electoral: la cofinanciación de Planned Parenthood".En su primer discurso, tras llegar a la Casa Blanca, Pence, quien se desempeñara como gobernador de Indiana entre 2013 y 2017, auguró el fin de la práctica del aborto, legalizado por el Tribunal Supremo desde 1973, cuando declaró inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de una mujer sobre su embarazo.
Y comenzó su trabajo silencioso, pero efectivo. “Si todos hacemos lo que está en nuestras manos, podemos restituir, otra vez y en nuestro tiempo, la santidad de la vida en la ley estadounidense", dijo Pence.
Ver más: La miedosa ofensiva contra el aborto en EE. UU.
Tras reconocer en Trump al “presidente más provida de la historia”, el vicepresidente ha dicho: “En lo más profundo de mi corazón sé que esta será la generación que restaurará la vida en Estados Unidos”.
Para ello tiene un equipo estratégicamente ubiado, "entre ellos el secretario Alex Azar, el cirujano general Jerome Adams y el jefe de Medicaid / Medicare, Seema Verma, tienen vínculos con Pence e Indiana. Otros altos funcionarios incluyen al exdirector legislativo de Pence desde sus días como gobernador en ese estado y exasesor de política doméstica en la Casa Blanca", dice Politico.
Pero ya antes, en 2007, cuando esra congresista, Pence promovió el primer proyecto de ley para quitarles los fondos federales a Planned Parenthood, que provee servicios reproductivos a lasmujeres del país. Decía que el "mayor proveedor de aborto en EE. UU. no debería ser el mayor receptor de fondos de planificación familiar".
En la Casa Blanca dicen que Pence no dicta las políticas de salud y que esos servicios sí están en la agenda de Trump. Y recuerdan el discurso que dio hace pocos días en el Jardín de Rosas de la casa presidencial: "Hoy mismo finalizamos nuevas protecciones de los derechos de conciencia para médicos, farmacéuticos, enfermeras, maestros, estudiantes y organizaciones benéficas basadas en la fe", dijo el Presidente, en un claro guiño a su número dos.