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Eran las 2:25 de la tarde en el colegio Marjory Stoneman Douglas de la ciudad de Parkland, en el sur de la Florida. Sonó la alarma de incendios, otra vez. Ya lo había hecho a las 10 de la mañana. Uno de los tantos simulacros de la escuela secundaria. Pero nunca había dos en el mismo día: alguna broma, fue el pensamiento de todos. El encargado de bajar la palanca fue Scott Beigle, profesor de geografía.
Dos minutos antes, un estudiante le dijo al hombre de 35 años que había visto a Nikolas Cruz ingresar a las instalaciones con un arma. Un adolescente de 19 años que había sido expulsado del colegio por problemas de conducta y que estaría graduándose este año. Sus compañeros lo describen como una persona sola y que soñaba con entrar al Ejército para poder “matar personas”. Cazaba ranas por diversión. Es adoptado y perdió a su padre cuando era niño por un ataque al corazón. Y hace apenas tres meses su madre murió por una neumonía. Quedó solo y estaba viviendo con la familia de uno de sus amigos más cercanos.
En septiembre pasado develó sus intenciones: “Voy a ser un pistolero de escuelas profesional”, fue el mensaje que colgó Cruz en los comentarios de un video de Youtube. El FBI recibió la alerta, pero no tomó cartas en el asunto.
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Sonó la alarma de incendios: se le acabó la clase de matemáticas a Santiago Jiménez. Sus compañeros, fieles a la costumbre, fueron a la cancha de fútbol americano. Fue allí donde escucharon los disparos. “Empezamos a correr. A los cinco minutos llegaron muchos carros de policía y helicópteros con periodistas. Éramos como 300 personas y nos mandaron por el otro lado de la vía. Por un camino muy angosto en una especie de pantano”, señaló el bogotano de 18 años, que dejó su país hace año y medio para mudarse a Parkland junto con su familia.
Pero una parte de él se quedó en la escuela: su hermana, Mariana, de 14 años, seguía adentro. La señal, colapsada. La vida se le paró.
Luego de presionar la alarma de incendios, Mr. Beigel siguió sus instintos, que para la gran mayoría de seres humanos serían los de la propia supervivencia. Pero el del profesor de geografía fue pensar en los demás. Buscó a sus estudiantes, quitó la llave y metió a los jóvenes en un salón. Él fue el último encargado de entrar. Un hecho que se sincronizó con el camino de Nikolas Cruz y su rifle AR-15. Mr. Beigel cerró la puerta, agarró unos libros, simulando que estaba en el pasillo de casualidad. Hasta ahí llegó su historia.
“Era mi profesor favorito. Nos hablaba de su colección de sombreros clásicos. Su sonrisa nos alegraba los días. Cuando le gustaba algún trabajo, lo pegaba en la pared. Se involucraba, le importábamos. Si las notas no eran las mejores, hacía todo lo posible por ayudar. Él dio su vida por nosotros y es un héroe”, son las palabras de Mariana Jiménez, hermana de Santiago, quien además perdió a varios de sus compañeros.
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La escuela, de momento, no se ha pronunciado. El condado de Broward anunció que hasta el próximo martes no habrá clases y varios psicólogos estarán atendiendo a los afectados por el incidente.
“Tengo miedo de volver al colegio. Uno cree que estas cosas no pasan, pero pasan. Así las condiciones en Colombia no sean las mejores, uno no ve cosas así. Nos creíamos seguros en Estados Unidos. Este es un llamado para las escuelas del país, que deben estar más pendientes de sus estudiantes. Aquí es muy fácil tener armas. Y la verdad es mejor prevenir que lamentar. Esto no puede seguir pasando”, agregó Santiago.
Se enciende el debate
El saldo del tiroteo: 17 muertos y 15 personas heridas. En lo corrido del año ya han ocurrido 18 en escuelas de Estados Unidos. Cada 60 horas se oyen disparos en algún colegio del país norteamericano. Una cifra que enciende otra vez el debate sobre el control de armas de fuego en un Congreso controlado por los republicanos, quienes se oponen rotundamente a limitar su porte. “Hay muchos indicios de que el tirador tenía problemas mentales.Los vecinos y compañeros sabían que era un problema. Es necesario reportar estos hechos a las autoridades. ¡Una y otra vez!”, publicó Donald Trump en su cuenta de Twitter.
Y precisamente una de las primeras acciones del presidente de Estados Unidos en la Casa Blanca fue suspender una regulación impulsada por Barack Obama durante su mandato en la que impedía que personas con problemas mentales pudieran comprar armas. De acuerdo con un informe del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, publicado en 2012, en 2009 había 310.000.000 armas de fuego en manos de civiles. Es decir, nueve de cada 10 estadounidenses tienen una en su hogar.
Como dice Santiago, es mejor prevenir que lamentar. Mr. Beigel y un legado que quedará para siempre: no hay mayor amor que dar la vida por sus amigos.