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Terroristas, jefes de la mafia... y el expresidente Donald Trump. ¿El hilo conductor? Cuando éstos van a juicio, los jurados tienen una tarea tan difícil que deben permanecer en el anonimato por su propia seguridad.
Ser uno de los 12 neoyorquinos que juzgan al político posiblemente más controvertido de la historia moderna de Estados Unidos (fuerte contendiente para volver a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre) nunca iba a ser sencillo.
Este es un caso “que bien podría ser importante sobre quién gana la presidencia”, dijo Carl Tobias, profesor de derecho de la Universidad de Richmond.
Al margen de la presión de verse arrojados a un drama jurídico-político supremo, las cinco mujeres y los siete hombres elegidos para la tarea tendrán que preocuparse por algo más básico: su seguridad.
Los cargos contra el exmandatario republicano -acusado de falsificar registros comerciales y tratar de encubrir por medio de sobornos una aventura amorosa con una estrella porno- difícilmente están al nivel de capos de la droga o terroristas.
Trump, a quien se le impuso una ley mordaza para impedirle atacar a testigos y a otras personas involucradas en el juicio, muestra ceño fruncido en tribunales.
El viernes, antes de entrar, lanzó una diatriba frente a las cámaras de televisión sobre el “engaño” del proceso y a principios de esta semana enfureció a Merchan al murmurar en dirección a los miembros del jurado mientras eran elegidos.
“No permitiré que ningún jurado sea intimidado en esta sala”, le reprendió Merchan.
Trump tiene un largo historial de usar su influencia para menospreciar, insultar y hacer comentarios a menudo falsos, pero provocadores, contra cualquiera que se le cruce.
En 2019, el entonces presidente causó conmoción cuando denigraba a la exembajadora de Estados Unidos en Ucrania Marie Yovanovitch en las redes sociales justo cuando ella testificaba en el Congreso sobre su inminente juicio político por supuestamente chantajear al presidente ucraniano.
“Es muy intimidante”, dijo al ser informada del hecho, en vivo por televisión.
El anonimato será vital durante las seis a ocho semanas que dura el juicio, “porque los jurados deben concentrarse completamente en su tarea de emitir un veredicto justo”, destacó Tobias.
“Estresante”
Dos tercios de los estadounidenses creen que integrar un jurado es algo importante para ser buen ciudadano, según el Centro de Investigación Pew, pero no todos comparten ese entusiasmo. Alrededor del 9% admite haber mentido para no ser jurado, según una encuesta de YouGov.
En el juicio de Trump, los jurados afrontan no sólo tiempo inusualmente largo atrapados en un lúgubre tribunal de Manhattan, sino también el temor de quedar atrapados en la olla de presión política del magnate, o algo peor.
“Lo siento. Pensé que podía hacer esto”, dijo una mujer, rompiendo a llorar mientras pedía que la excusaran de su servicio como jurado el viernes. “Es mucho más estresante de lo que pensé”, alegó.
Para aquellos que superan una exposición altamente intrusiva, el anonimato sólo persistirá hasta cierto punto.
Si bien sólo los abogados defensores, los fiscales y el tribunal conocen los nombres de los jurados, el proceso de selección ha hecho públicos tantos detalles biográficos (ocupaciones, pasatiempos, cónyuges) que descubrir las identidades puede no resultar difícil para los detectives de Internet, los periodistas o incluso partidarios feroces de Trump.
Una integrante del jurado previamente seleccionada regresó al tribunal al día siguiente y le dijo al juez que quería retirarse porque sus amigos y familiares le preguntaban mucho sobre el caso.
Ella “probablemente habría sido una muy buena jurado”, lamentó Merchan.
Al Capone
Una amenaza física a los jurados es una preocupación real en una nación donde la violencia política va en aumento. Los fanáticos incondicionales de Trump incluyen milicias armadas y cientos de personas condenadas por la invasión del Congreso, el 6 de enero de 2021.
Un hombre de Nueva York admitió esta semana haber enviado amenazas de muerte al juez que supervisó el caso de fraude civil de Trump a principios de este año. Y los grandes jurados que votaron a favor de acusar al magnate en el caso de interferencia electoral de 2020 en el estado de Georgia fueron amenazados por internet.
Y si todo suena un poco a gánsteres, es porque a Trump le encanta la comparación. “Me acusaron más que a Alphonse Capone”, exclamó con orgullo en un mitin en octubre, refiriéndose al famoso capo criminal de la era de la “Ley Seca” o “Prohibición” del alcohol (1920-1933).
“Al Capone, fue realmente duro, ¿verdad?. Si lo mirabas de manera equivocada... te volaba los sesos”, dijo. “A él sólo lo acusaron una vez, a mí me acusaron cuatro veces”, sentenció Trump.
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