Musk, los “archivos de Twitter” y el escándalo del hijo de Joe Biden, explicado
Una conclusión apresurada de un periodista y la divulgación de unos correos electrónicos ha revivido la polémica sobre una historia de Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense. ¿Qué pasó?
Elon Musk, el nuevo dueño de Twitter, cree tener en sus manos la historia periodística del año. Sin embargo, puede que esté viviendo una mera fantasía. Le explicamos la controversia de la que está hablando el multimillonario en su red social y por qué importa tener los eventos y los términos claros. Antes de eso, es fundamental que empecemos por el origen de este polémico relato.
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Elon Musk, el nuevo dueño de Twitter, cree tener en sus manos la historia periodística del año. Sin embargo, puede que esté viviendo una mera fantasía. Le explicamos la controversia de la que está hablando el multimillonario en su red social y por qué importa tener los eventos y los términos claros. Antes de eso, es fundamental que empecemos por el origen de este polémico relato.
Hunter Biden y la “sorpresa de octubre”
Era la segunda semana de octubre de 2020 y el ambiente electoral en Estados Unidos no podía ser más tenso. Luego de meses con la pandemia saturando los hospitales y llevándose cientos de miles de vidas, protestas sociales, tensiones con la policía y una severa crisis económica, el país se disponía a elegir a su nuevo presidente en menos de un mes. The New York Post decidió entonces soltar una bomba que terminó de consolidar el caos.
El 14 de octubre, este tabloide neoyorquino publicó una historia sobre Hunter Biden, hijo del candidato demócrata y hoy presidente, Joe Biden, la cual se convirtió en un escándalo que al día de hoy sigue dando de qué hablar. El artículo sugería que Joe Biden se había acercado a Ucrania en su tiempo como vicepresidente para beneficiar los negocios de su hijo. Los republicanos, con el expresidente Donald Trump a la cabeza, insistieron en que este entramado de corrupción era real, aunque todavía no se han presentado pruebas sustanciales de ello.
Era tal la ambición de Trump y los suyos por encontrar algo que ensuciara a Biden que llamó al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, para que lo ayudara a encontrar pruebas del entramado de corrupción. Esto le costó a Trump su primer juicio político. Sin embargo, la publicación del New York Post le dio alas a la teoría de nuevo. Algunos catalogaron la historia de ser la “sorpresa de octubre” de ese año, un término acuñado para referirse a los sucesos que influyen potencialmente en las elecciones en Estados Unidos. Los republicanos asumieron que el público se dejaría llevar por los ánimos del artículo castigaría a Biden en las urnas. El problema es que esa bomba de publicación tenía más titular que contenido.
La historia del Post estaba tejida a partir de unos correos electrónicos extraídos de un portátil que supuestamente era de Hunter Biden y que fue robado. Estos correos no demostraban ningún entramado de corrupción, pero sí tenían una gran cantidad de fotografías en las que se observa al hijo del presidente consumiendo drogas y teniendo sexo. Al final, estas últimas fueron más replicadas.
¿Censura en Twitter?
Poco después de la publicación del Post, Twitter decidió bloquear la distribución de la historia en su plataforma mientras se examinaba si el material era genuino. Algunos lo llamaron censura. La red social, según su ex director ejecutivo, Jack Dorsey, adoptó esta medida porque, según la información preliminar, esta violaba los términos de servicio de Twitter y su política de desnudez no consensuada. Y es que, como se mencionó antes, el artículo del Post contenía sobre todo fotos de Hunter Biden desnudo. También había videos que habrían sido obtenidos por el tabloide de un computador robado. La publicación de estos incurría en la práctica de pornografía de venganza, la cual está vetada en la red social.
Luego de que Twitter impidió la distribución de esta historia, mientas verificaba la procedencia de estos archivos, los republicanos se lanzaron a señalar a la red social de favorecer a los demócratas a pocos días de las elecciones. Musk, indignado, prometió que indagaría en la “historia real” de por qué Twitter “censuró” este contenido. El viernes, a las pocas semanas de finalizar un traumático proceso de compra de esta compañía, el multimillonario pensó haber tenido en sus manos la revelación.
La revelación de Musk
El pasado viernes, Musk retuiteó un hilo del periodista independiente Matt Taibbi, quien ha sido laureado por su trabajo en investigación, pero cuyo criterio se ha visto cuestionado por atacar a la izquierda y quedarse en silencio ante las controversias de la derecha.
En el hilo, Taibbi expone los bautizados “archivos de Twitter”, una serie de capturas de pantalla de correos de los exempleados de la red social en los que discuten qué hacer con la historia del Post y si deberían bloquear la distribución en la plataforma por su autenticidad, ya que no confiaban en el tabloide por su historial. El artículo, de hecho, era muy difícil de verificar, ya que el material de la computadora no fue compartido a medios que no fueran el Post.
El tuit 11
Los correos electrónicos que expuso Taibbi muestran que políticos, tanto demócratas como republicanos, así como personalidades de otros campos, le han pedido a Twitter que borren y eliminen tuits. La pregunta que surge es si en la plataforma hay una inclinación para favorecer más a un partido que al otro, y si en el caso de la historia de Hunter Biden, este favoritismo pudo influir en que se adoptara más rápido la decisión de bloquear el artículo del Post.
En el tuit 11 del hilo, Taibbi se encarga de responder a esa pregunta con una mera hipótesis a la que llegó con un dato: el periodista encontró que los empleados de la red social han hecho más donaciones a campañas de demócratas que a las de republicanos. Por esa razón, Taibbi concluye que la balanza está inclinada a favor de los demócratas y que al interior de Twitter se toman decisiones para favorecer a este partido.
Es posible que los empleados de Twitter realicen más donaciones a las campañas demócratas y que se sientan más identificados con este partido, pero dichas donaciones no demuestran que hay una relación directa con las esferas del partido y que se hayan tomado decisiones para favorecerlo en la plataforma. Taibbi falla en demostrar que haya una supuesta influencia indebida en la plataforma. El dato que proporciona no puede defender su hipótesis. ¿Dónde están las pruebas de que los empleados de Twitter hacían lo que los demócratas les pedían con mayor frecuencia de lo que pedían los republicanos?
La conclusión de Taibbi es muy peligrosa, pues alimenta sin pruebas la teoría de que hay un desequilibrio partidista en Twitter.
¿Una vulneración a la Primera Enmienda?
Después de compartir el hilo de Taibbi, Musk dijo que esa acción de “censura” de Twitter incurrió en una violación a la Primera Enmienda de la Constitución, pues el equipo de Biden estaba “pidiéndole” a Twitter no publicar la historia del Post.
“Si esto no es una violación de la Primera Enmienda, ¿qué lo es?”, se preguntó Musk.
El multimillonario se equivoca por completo acá. Musk parece no entender de qué va la Primera Enmienda de la Constitución, la cual dice que “El Congreso no podrá hacer ninguna ley que limite la libertad de expresión, ni de prensa...”.
Biden no estaba en el gobierno para ese momento, por lo que resulta engañoso sugerir que presionó a Twitter para censurar el contenido.
En segundo lugar, Twitter no es un actor estatal, y la Primera Enmienda se aplica solo a actores estatales. Los medios de comunicación y las plataformas como Facebook, Twitter o YouTube, son empresas independientes que pueden tomar sus propias decisiones sobre qué publicar.
Al tomar la decisión sobre qué publicar, de hecho, Twitter estaba haciendo uso de sus derechos de la Primera Enmienda al tomar sus propias decisiones, sin interferencia del gobierno.
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