“Ni a Maduro ni a Guaidó”: expresidente de PDVSA sobre Monómeros
El exministro de Petróleo de Hugo Chávez cree que Colombia debería tomar el control de la empresa y dice que quisiera lanzarse a la Presidencia, pero no cree en los diálogos con la oposición como se han planteado.
María Alejandra Medina
Rafael Ramírez fue uno de los hombres más cercanos a Hugo Chávez. Tras la muerte de este, se desempeñó como embajador de Nicolás Maduro en la ONU, pero renunció en 2017 por los desacuerdos con el gobierno, del cual hoy es uno de los principales críticos.
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Rafael Ramírez fue uno de los hombres más cercanos a Hugo Chávez. Tras la muerte de este, se desempeñó como embajador de Nicolás Maduro en la ONU, pero renunció en 2017 por los desacuerdos con el gobierno, del cual hoy es uno de los principales críticos.
Desde Italia, en donde está exiliado y que rechazó a principios de este año una solicitud de extradición en su contra por parte de Venezuela, que lo acusa de corrupción, habla con El Espectador sobre cómo salir de la crisis y sus expectativas con el nuevo gobierno de Gustavo Petro.
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¿A qué se dedica en Italia?
Estoy aquí porque estoy exiliado. Fui 14 años ministro del gobierno venezolano, ministro de Petróleo, luego embajador ante la ONU con el gobierno de Nicolás Maduro, pero comencé a mostrar diferencias con lo que estaba pasando en el país. Era el año 2016. En 2017 renuncié; en Venezuela se desató la represión y no me fue posible volver al país. Mi esposa es italiana, he tenido acogida acá, pero no puedo volver a mí país. Siempre he sido del sector petrolero. No solo estuve todos esos años como ministro, sino que mi profesión es ingeniero mecánico con maestría en energética, y lo que hago es seguir trabajando para el sector: asesoro gobiernos, empresas, escribo un boletín petrolero y sobre la situación política en Venezuela.
¿Cómo ve a Venezuela de 2017 para acá?
Un desastre. Venezuela está enfrentando la peor crisis de nuestra historia republicana, básicamente porque el gobierno de Maduro dejó de lado la propuesta del presidente Hugo Chávez: acabó con nuestra industria petrolera, que es el principal generador de divisas en el país. La producción ha caído 84 %, cientos de gerentes y trabajadores están presos, estamos perseguidos. La empresa fue intervenida y está militarizada desde 2017. Venezuela, de la noche a la mañana, perdió su principal fuente de ingreso y la economía se vino abajo. Maduro desde 2018 está en el desarrollo de un paquete neoliberal, de derecha; por eso repito que Maduro no tiene nada que ver con Chávez, usa su nombre, pero en el país hay un programa de derecha. Entregó nuestra soberanía, las áreas mineras, las selvas, el petróleo. El pueblo venezolano en Colombia suma 2,4 millones de personas, seis millones en total se han ido de Venezuela. El salario de los trabajadores está por debajo del nivel de pobreza de Naciones Unidas, y cerca del 90 % de la población está en pobreza en este momento.
¿En qué políticas o programas se materializa ese modelo de derecha del que habla?
En la privatización de nuestras empresas; no solo ha privatizado PDVSA y entregado el manejo del petróleo, sino empresas de todo el sector público. La conducción de la economía la ha entregado al manejo de grupos económicos que lo apoyan a él. Eso se ha traducido en que la economía está en manos de privados especulativos, y el gobierno ha derogado conquistas sociales de los trabajadores. El salario es de los más bajos en Latinoamérica. Es un gobierno para una élite económica.
¿Esas empresas de las que habla son de capital venezolano o extranjero?
Hay de todo. Lo que pasa es que Maduro tiene un severo problema de credibilidad ante la comunidad internacional, de legitimidad, entonces ha entregado a empresas chinas, turcas, rusas y grupos privados extraños, como el caso de Álex Saab y esa gente que ha estado medrando en torno al gobierno de Maduro.
Uno de los principales desafíos que enfrenta la gente a diario y dificultaría cualquier escenario de recuperación de la inversión es la crisis de servicios públicos. Según usted, ¿qué la desencadenó?
Más que la crisis de servicios públicos para la inversión y el desarrollo de la economía, lo que hay es una falta de institucionalidad. No hay Estado de derecho, no hay ley, todo depende de Maduro o la cúpula que gobierna. No hay quien controle la gestión del gobierno ni hay gestión transparente. Se emitieron leyes que consagran el secreto en la gestión pública, todo es secreto, no sabe qué se vende, qué se compra con los recursos de todos los venezolanos, y todo el país tiene un problema de gestión, seguridad y servicios públicos.
¿Qué les dice a quienes sostienen que la crisis también es producto de los altos subsidios que vienen desde la época de Chávez, que habrían desfinanciado el sistema?
El Estado tenía suficientes recursos para financiar cosas fundamentales: la educación tiene que financiarla el Estado, el agua potable, la electricidad… Tenemos un concepto de Estado que garantiza a los ciudadanos una calidad de vida, y eso lo hacíamos con la renta petrolera, porque ese recurso pertenece a todos los venezolanos. Mal haría el Estado al repartir el ingreso petrolero entre socios privados o amigos, que es lo que está pasando ahora. Maduro ha distraído los recursos que teníamos para todo esto para otros propósitos.
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¿No consideraban que la alta dependencia a la industria petrolera no era sostenible?
La realidad de Colombia y de Venezuela son distintas. Colombia tiene un discurso correcto de transición energética, y creemos en ella. Sin embargo, estoy convencido de que esa transición no va a ser tan rápida y no es tan inminente como algunos suponen. Si revisa la matriz energética mundial, el 83 % es de fuente fósil: carbón, petróleo y gas. Las energías alternativas o renovables apenas son el 7 %, el resto es la nuclear. El camino es largo para llegar a no depender de las energías fósiles para el funcionamiento de la economía. Con el covid la economía mundial colapsó, el precio del petróleo fue de valores negativos porque nadie lo estaba consumiendo, y sin embargo la recuperación en 2021 y 2022 ha sido con base en el petróleo. El último reporte de la OPEP indica que la demanda mundial de petróleo alcanzará cien millones de barriles día; un récord mundial. Venezuela es el país con las reservas de petróleo más grandes del planeta. Son 316.000 millones de barriles, Colombia tiene 2.700 millones. No podemos dejar a un lado el petróleo como una alternativa, tenemos que producir y regular, como hacemos con la OPEP. Producíamos tres millones de barriles porque era un recurso que estábamos preservando para mantener un precio justo. En nuestro programa económico como socialistas sabíamos que el modelo petrolero no es el ideal, fue un modelo impuesto por las transnacionales a principios del siglo XX, por eso no solo hicimos el Plan de la Patria, que fue el que presentamos en 2012. Ahí hay una transición ordenada hacia una economía no petrolera, pero no podíamos quitarle el piso al pueblo venezolano como hizo Maduro. He leído análisis en Colombia que dicen que la producción de petróleo cayó por los altos costos, eso no es verdad. En 2013 entregamos PDVSA produciendo tres millones de barriles día y refinando 1,2 millones de barriles, era la quinta empresa petrolera más importante del mundo. Se la entregamos a Maduro porque la pidió, la intervino, metió los militares, los grupos económicos, hoy produce 600.000 barriles día. Hay más de 150 gerentes y trabajadores presos. Desde 2018 hay un programa neoliberal y Maduro para imponerlo lo ha hecho con violencia, por eso digo que no se le puede dar un cheque en blanco, no solo ha acabado con la economía, sino que es un violador de derechos humanos. En el informe de la ONU sobre derechos humanos se han reportado 14.000 ejecuciones extrajudiciales hechas por Maduro, peor que los paramilitares en Colombia. Cientos de prisioneros políticos, gente que ha muerto en la prisión; estamos exiliados. Lo que ha pasado en Venezuela es culpa de Maduro y culpa exclusiva de su mala gestión.
Hay críticos que dicen que el declive de PDVSA empezó cuando ustedes estaban en la administración, porque a finales de los años 90 Venezuela producía más de tres millones de barriles día, y luego empezó a caer…
En los años 90 en Venezuela estaba en marcha una política de privatización de PDVSA y de apertura petrolera. Las transnacionales producen todo lo que pueden porque no les interesa el país. Cuando llega el presidente Chávez volvemos al seno de la OPEP, a respetar cuotas de producción. Cuando llegamos estaba en US$13 el barril, cuando ajustamos a la cuota, el precio volvió a recuperarse, tuvimos un promedio en doce años de US$53 el barril. No es como dicen algunos que US$100, eso fue en 2008 y 2009, durante la crisis económica.
¿Cómo lee el alivio de sanciones por parte de Estados Unidos? Pareciera que Venezuela está saliendo un poco del aislamiento justo cuando el mundo atraviesa una crisis energética global, en la que Venezuela podría ser un actor clave…
No hay crisis energética mundial. El precio del petróleo ha venido respondiendo a la demanda petrolera, sobre todo a la invasión rusa en Ucrania. Ese es el hecho que desencadenó unos precios altos, de US$100, pero otra vez están en torno a los US$90: se está consumiendo el petróleo y hay suficiente producción. Venezuela no es un actor clave en nada porque solo produce 600.000 barriles. Colombia produce más. Estamos en el sótano de la OPEP, no tenemos nada que decir. Lo otro es que la administración Biden haya decidido cambiar la estrategia de Trump, no tiene por qué seguir con esa estrategia, y ahora trata de acercarse a Maduro. Pero esos son problemas entre ellos, para los venezolanos el problema es que el gobierno de Maduro no tiene ninguna legitimidad, no porque se la den o no empresas internacionales o los gobiernos, sino porque viola la Constitución, las leyes y por la represión. No me lo ha preguntado, pero estamos muy contentos con el triunfo de Gustavo Petro. Lo conocemos desde hace años cuando yo era ministro de Chávez. Es la primera vez que llega a Colombia un presidente progresista, lo conozco como un político honesto y valiente. No es fácil haber transitado todas las circunstancias políticas de Colombia, y hoy es presidente. Creo que al igual que todos los progresistas nos ponemos a la orden de Petro para ayudarlo, apoyarlo, para orientarlo sobre todo en temas relacionados con Venezuela y el petróleo, pero también porque Petro es la cara de una nueva izquierda. Han surgido presidentes de izquierda como Boric, Petro, López Obrador, que son una cara distinta a lo que trata de vender Maduro; son una izquierda popular, ambientalista, democrática. Se deben hacer los acercamientos que sean convenientes, pero no se le puede dar un cheque en blanco a Maduro ni que manipule la situación, porque hay una izquierda en la región que es complaciente con el madurismo, y entonces trata de aprovecharse del triunfo de Petro, pero él es una cosa y Maduro es otra. La llegada de Petro a la Casa de Nariño es importante porque se le acabaron las excusas a Maduro. Él siempre amenazaba con hacer guerra con Colombia, que si Duque esto o lo otro. Ahora va a tener que entenderse con un gobierno progresista.
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¿A qué se refiere con lo del cheque en blanco en el marco del restablecimiento de las relaciones diplomáticas? ¿Qué papel puede tener Petro en la restauración de la democracia en Venezuela?
Petro nos debe ayudar a señalar precisamente lo que está pasando en el país, no pensar que el gobierno de Maduro es un gobierno asediado por el imperialismo o las sanciones; eso no es verdad. Es un mal gobierno, ha sido un problema para la región y ha provocado un éxodo nunca visto en la región. Las relaciones deben establecerse con base en condiciones mínimas de respeto a los derechos humanos. No estamos en el siglo XIX o XX, cuando la gente podía convivir con dictaduras. Maduro es un gobierno dictatorial, antidemocrático. Si el gobierno de Petro es como creo que es tiene que poner condiciones claras para el restablecimiento pleno de las relaciones comerciales, políticas, diplomáticas. Nos ayudaría mucho a los venezolanos que Petro fuera siempre un factor que pusiera los puntos sobre las íes. No hablo desde una postura de la derecha tradicional, ni de la derecha, no pido invasión, tampoco desde una postura madurista. Hablo desde una posición chavista, soy chavista bolivariano. Esperamos del Gobierno de Colombia una actitud crítica permanente con lo que está pasando en mi país para ayudarnos a buscar una salida política a esta crisis.
¿Cómo se puede materializar la salida de la crisis del país? ¿Restableciendo los diálogos con la oposición?
No es con esos diálogos porque eso es de una élite de la oposición. En Venezuela el madurismo y la oposición tienen 80 % de rechazo, en esas mesas no se sienta el pueblo. Tiene que ser un proceso interno, de discusión popular, que haya las condiciones, cesando la persecución política, la liberación de pesos políticos, para volver a la Constitución. Que Maduro acuerde con los jefes de la oposición ya lo hace, ellos conviven en Venezuela, cogobiernan en un paquete de medidas que son de derecha. En lo que trabajamos nosotros los chavistas es poner la opción chavista en la calle, que reivindique lo que hicimos con el presidente Chávez. Pero podría abrir espacios a ese conjunto de movimientos sociales, indígenas, obreros, comunales, políticos que no tenemos voz y que no estamos expresados en esas discusiones, que son entre las élites y en secreto. Queremos que se hable frente al pueblo, que sea un proceso de discusión pública. Pero si yo vuelvo a Venezuela me meten preso de inmediato, como han hecho con miles de dirigentes del chavismo y la oposición. Lo primero es garantizar libertades políticas plenas.
¿Por dónde se podría empezar a reconstruir el país?
Si logramos restablecer el marco de la ley y la Constitución, deberíamos ir a elecciones limpias, transparentes. Maduro no es capaz de ganar ninguna elección. Hemos planteado que tenemos que hacer una junta patriótica, una alianza nacional de propuestas progresistas para reconstruir el país. El problema de la industria petrolera no es técnico, sino sobre todo político. Es necesario restablecer nuestra soberanía, recuperar el manejo de la industria. Vamos a utilizar el petróleo para que con ese ingreso reconstruyamos el país, ya lo hicimos. Nuestros beneficios sociales eran muchísimos. Venezuela con Chávez fue uno de los primeros países en alcanzar las metas del milenio en Naciones Unidas, éramos un país que acogía a los hermanos latinoamericanos: cinco millones de colombianos, bolivianos, ecuatorianos. Petro, que puede ayudarnos a que 2,4 millones de venezolanos rehagan su vida, clama por una transición energética, con la que estamos de acuerdo. Nosotros producíamos tres millones de barriles, pero se prohibió el “fracking”. Podríamos producir con “fracking” 30.000 millones de barriles más, pero Chávez dijo no al “fracking”. Tenemos reservas de oro y minerales de las más grandes de Latinoamérica en el Amazonas, pero las suspendimos con Chávez. Maduro arrasó el ambiente con el Arco Minero, por eso digo que es igual que [Jair] Bolsonaro. El problema no es el tipo de energía, sino el capitalismo como sistema voraz insostenible en recursos naturales. Hay que restablecer el equilibrio y el primer equilibrio es con el pueblo venezolano.
Usted habla del éxodo y deterioro de la situación, pero es innegable lo que dicen muchos venezolanos que sostienen que la gente se empezó a ir con Hugo Chávez. ¿No cree que hay errores por enmendar si se da esa restauración de la que habla?
Hay que ir a las cifras. De acuerdo con la ACNUR, el éxodo comenzó en 2016. Antes no había éxodo, había gente que se iba, lo que quieras, pero no éxodo, se fue el 20 % de la población. Independientemente de las opiniones políticas, Venezuela tuvo un crecimiento en el PIB continuo después del sabotaje petrolero. Un país en el que votabas sin consecuencias, en el que no había presos políticos, persecución, el sueldo mínimo era de los más altos de Latinoamérica. Era un país democrático que funcionaba. Pero se barrió con eso, el actual gobierno dictatorial convirtió la violación de derechos humanos en una política de Estado. El colapso del país comienza con Maduro y es su culpa. Como tienen su tema contra Chávez, o como Maduro utiliza a Chávez como excusa, le echan la culpa a Chávez, pero Maduro ya tiene nueve años gobernando. Ha dicho de todo: les echa la culpa a los precios del petróleo, pero los precios suben y bajan. Ahora está en US$100 y qué pasó con el petróleo. Además, Chávez no se puede defender, yo lo he defendido y por eso me han caído encima la derecha y el madurismo. Pero están los números, los hechos y la propuesta del Plan de la Patria para superar el modelo rentista petrolero impuesto por las transnacionales.
Si se da la discusión popular de la que habla, ¿quiere ser candidato a la Presidencia?
Pero claro. Lo que más deseo todos los días es estar en mi país, no solo porque lo tengo en el alma, sino porque sabemos cómo resolver la situación. Hay gente que se cansó, se resignó, pero no se puede, nuestro pueblo no merece eso. Todos estamos en la obligación de ponernos al servicio del pueblo, dejando a un lado los intereses partidistas. Usted me preguntaba por los errores del pasado: en su justo contexto, en aquel momento hubo mucha pugnacidad política, las élites no aceptaban a Chávez. Eran 40 años del Pacto de Puntofijo, y fue una transición violenta, con golpe de Estado, sabotaje petrolero, y el país se polarizó. Esta tragedia del madurismo nos puede volver a unir y a establecer una unidad nacional, patriota, bolivariana, con base en la Constitución, aceptada por todos los venezolanos, y a partir de allí gobernar con base en intereses nacionales. Cada uno tendrá sus distintas perspectivas, pero creo que debe haber prioridad por sacar al país de esta tragedia.
¿Cómo ha visto los casos de Citgo y Monómeros?
Citgo está en un país poderoso. Ahorita le va muy bien a la refinadora, el precio de la gasolina está altísimo, pese a que Biden ha pedido que baje, ha bajado un poco, pero han tenido resultados económicos extraordinarios porque han especulado. A Monómeros tienen que meterle más cuidado. Es una empresa muy importante para Colombia, porque es el 40 % del mercado de fertilizantes. Hay una situación absolutamente irregular en cuanto a quién la administra. Tendría que tener mucho cuidado el presidente Petro de a quién le entrega eso. Ni a Guaidó ni a Maduro, si yo estuviera en el gobierno lo tomaría a control y lo administraría para garantizar la producción de fertilizantes, porque Guaidó ha sido un desastre, lo han criticado sus propios partidarios, pero Maduro ha acabado con PDVSA: con qué capacidad va a mantener Monómeros funcionando. Que no sea una decisión política, sino que atienda a los intereses de Colombia, que es un país eminentemente agrícola. En una transición hacia un marco legal, quizá sea Colombia quien deba administrar la empresa y garantizar que funcione. No darle un cheque en blanco a Maduro. Colombia no se puede dar el lujo de perder el 40 % de su producción de fertilizantes por cuestiones políticas.