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El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) completó su dominio político en Nicaragua tras unas elecciones municipales, tildadas de fraudulentas, que se llevaron a cabo este fin de semana. Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, se adjudicaron todas las alcaldías del país, 153, en unos comicios donde reinó la abstención. En la práctica, ¿qué implicaciones trae esto para los sandinistas?
📋 Antes de arrancar, algunos datos claves de las elecciones en Nicaragua.
- 🗳️ Más de 3,6 millones de nicaragüenses mayores de 16 años fueron convocados para elegir alcaldes, vicealcaldes y concejales en los 153 municipios del país, en un proceso que la oposición calificó desde el exilio como “una farsa”.
- 🙅🏻 Según el observatorio de incidencias políticas Urnas Abiertas, compuesto por un equipo multidisciplinario y voluntarios, hubo una participación del 17,33 % y un abstencionismo del 82,67 %, con base en un estudio realizado en 366 centros de votación de los 3.106 habilitados.
- De acuerdo con el Consejo Supremo Electoral (CSE) la participación fue de un 57,09 % y la abstención del 42,91 %.
- El sandinismo acudió a las urnas con partidos políticos aliados para simular una competencia. Con todo y eso, el partido de Ortega ganó en las municipalidades de Murra, Santa María de Pantasma, El Almendro, El Cuá, San Pedro de Lóvago, entre otras que “han sido históricamente bastiones antisandinistas”, como lo describió Wilfredo Miranda, de EL País de España.
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Antes de las elecciones, el partido de Ortega ya controlaba unos 135 municipios de Nicaragua, y las cosas en el país ya eran complicadas: el gobierno ha cerrado unos 200 grupos no gubernamentales y más de 50 medios de comunicación. El viernes, antes de las elecciones, al menos 100 organizaciones de la sociedad civil fueron cerradas, como lo comunicó el mismo gobierno.
Sin hablar de los presos políticos: desde 2021, un grupo de 46 opositores y críticos de Ortega fueron detenidos y acusados de delitos como lavado de dinero. Este año recibieron condenas de hasta 13 años.
“¿Que si esto le entrega o no más poder a Daniel Ortega? Definitivamente, no cambia en nada. Ahorita el régimen ya consolidó una especie de partido único, de facto, porque si bien no ha eliminado a los otros partidos (que además la mayoría son colaboradores del sandinismo), ya se adjudica todo el poder sin ningún tipo de remordimiento”, le comentó a este diario un periodista que todavía está en Nicaragua y pidió anonimato.
Este asunto del partido único ya fue mencionado por Ortega desde abril de 2009: “el pluripartidismo no es más que una manera de desintegrar a la nación. Ese es el pluripartidismo, desintegrar a la nación, confrontar a la nación, dividir a la nación, dividir a nuestros pueblos”, sostuvo el mandatario en el programa cubano Mesa Redonda.
El exdiputado y analista político, Enrique Sáenz, le comentó al diario Confidencial de Nicaragua, que al liquidar completamente la democracia representativa en Nicaragua, Ortega está dejando a la ciudadanía sin opciones políticas. “Esto lo que persigue es lograr que la gente baje la guardia, pues al no haber opciones representativas la gente no tiende a tirarse al vacío y esto genera la sensación de colapso de las esperanzas”, comentó Sáenz.
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El periodista consultado por este diario agregó que cualquier tipo de elecciones en Nicaragua van a tener el mismo componente: la farsa electoral. “Esto porque se juega con los jueces que están a favor de Daniel Ortega, porque la reforma electoral provocó que solo el partido de gobierno tenga privilegios de hacer campaña todo el año, porque el estado de sitio policial no permite las movilizaciones, y porque si un candidato quisiera hacer un mitin tiene que informar a la policía. Sin decir que cualquier candidato de oposición va a terminar encarcelado como ocurrió en 2021″, sostuvo el periodista.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Marcos Carmona, sostuvo que la adjudicación de las 153 alcaldías del país al partido de gobierno generará “más represión, más organización de paramilitares y los nicaragüenses van a seguir saliendo del país”, comentó Carmona al Confidencial.
Las cosas vienen mal desde 2018 y se empeoraron con las elecciones de 2021. “Mi Oficina ha documentado que al menos 43 personas continúan detenidas en el contexto de las elecciones del año pasado, que estuvieron caracterizadas por restricciones a los derechos civiles y políticos, incluidos los derechos a la libertad de expresión, asociación, reunión pacífica y participación política”, se lee en un informe que publicó Michelle Bachelet en marzo de 2022.
El número de refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses ascendió a 200,000 personas, tres cuartas partes de ellos en Costa Rica, según un informe de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Sin decir que el número de nicaragüenses interceptados por las autoridades fronterizas de Estados Unidos pasó de 5.450 en 2020, a 84.055, en 2022.
Obligados a votar
Urnas Abiertas informó de “un absoluto control territorial” en los comicios. Explicaron que trabajadores públicos, personas opositoras y la ciudadanía en general fue vigilada por el oficialismo, cuadra a cuadra, “ya sea para obligarlos a votar o para asediarlos y evitar cualquier expresión de resistencia”. El diario El País de España informó que en la ciudad de León, al occidente del país, el sandinista Fidel Bervis le ordenó a su compañera del partido que anotaran “los números de teléfono de ellos [ciudadanos] y a qué hora van a ir a votar. Solamente para efectos de control”.
Trabajadores públicos, personas opositoras y ciudadanía general es vigilada por el oficialismo cuadra a cuadra, ya sea para obligarlos a votar o para asediarlos y evitar cualquier expresión de resistencia. pic.twitter.com/cyVhjGij0l
— Urnas Abiertas (@UrnasAbiertas) November 6, 2022
“¿Qué cómo vivimos la jornada electoral? Como cualquier domingo para los nicaragüenses (...) La gente, después de cuatro años de las protestas de abril de 2018, han tratado de vivir su vida, de seguir adelante, porque si siguen protestando van presos, y si no trabajan no comen. Esto no quiere decir que ya no tengan ese pensamiento crítico contra la dictadura, pero ya no se realizan esas acciones de resistencia”, comentó el periodista.
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