No dejaron pasar su ambulancia: dramática muerte de niña venezolana en la frontera
A pesar de que los gobiernos de Colombia y Venezuela celebraron la apertura de la frontera en agosto, los problemas persisten en la zona.
“La frontera está abierta, pero ¿para qué o para quién”, se pregunta indignada Yusbey Medina en San Cristóbal, Táchira, según registró El País de España. Su familia vive una auténtica pesadilla por la falta de claridad en los pasos entre Colombia y Venezuela. A Michelle Pernía, su prima, la falta de orden en la frontera colombo-venezolana le costó la vida.
Todo empezó el martes, con un viaje de urgencia. Michelle tenía problemas de corazón y sufría de asma. Esta no era la primera vez que cruzaba o intentaba cruzar la frontera por el Puente Unión. Hace una semana, la pequeña tuvo una recaída. En el puesto de salud en La Fría, Táchira, donde fue atendida, la remitieron a un centro de salud más grande.
Según le contó Jonathan Pernía, el padre, a La Opinión de Cúcuta, la familia no tenía los insumos que solicitaban en el Hospital Central de San Cristóbal, por lo que decidieron llevar a la pequeña desde Boca de Grita, por el lado venezolano, a un hospital en Puerto Santander, del lado colombiano. El traumático viaje fue el último que haría en su vida.
Mediante una colecta, la familia pudo reunir el dinero para contratar una ambulancia que llevara a la pequeña a Puerto Santander, para luego poder llevarla a Cúcuta a que fuera atendida en un centro de salud grande, como se lo habían recomendado. Sin embargo, los militares del lado venezolano no dejaron pasar el vehículo.
“Cuando llegaron al puente, la guardia venezolana no dejó pasar la ambulancia”, relata Yusbey.
La enfermera que iba a bordo de la ambulancia le dijo a la familia que no los podía ayudar más. A la niña la bajaron, le quitaron el oxígeno y la subieron a una carretilla de madera en medio de la lluvia. Murió en el camino. Según las autoridades del hospital en Puerto Santander, la menor ya no tenía centros vitales cuando llegó. Su madre tuvo que devolverse con su cuerpo cargado en la misma carreta en la que se apresuró sin suerte a llegar a Cúcuta.
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Si vamos a Colombia es porque acá no tenemos recursos para pagar. Se trataba de una urgencia. ¿Por qué pueden pasar camiones, comida, pero no una ambulancia en una emergencia? No nos cabe en la cabeza tanta crueldad. Toda la familia está destrozada, ojalá algo así no vuelva a pasar”, se queja Yusbey.
A pesar de que los gobiernos de Colombia y Venezuela celebraron la apertura de la frontera en agosto, y que se ha destacado como uno de los mayores logros de Gustavo Petro, tanto la población colombiana como la venezolana continúa con problemas para pasar de un lado al otro. Según testimonios en la frontera, la Guardia Nacional Bolivariana detiene a todas las ambulancias y heridos que necesitan llegar al otro lado. Según La Opinión, hay quienes cobran sobornos para dejar pasar. La corrupción es notable en esta zona.
“Mientras Gustavo Petro y Nicolás Maduro se han centrado en discursos efectistas sobre la situación colombo venezolana, y el énfasis fue colocado en las conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), los habitantes de la frontera siguen siendo víctimas de ese grupo guerrillero, de militares desalmados y corruptos, de contrabadistas y narcotraficantes. No hay espacio para aquellos que como Michelle son para los gobiernos de turno, solo parte de las estadísticas”, escribió la periodista Sebastiana Barráez en Infobae.
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Todo empezó el martes, con un viaje de urgencia. Michelle tenía problemas de corazón y sufría de asma. Esta no era la primera vez que cruzaba o intentaba cruzar la frontera por el Puente Unión. Hace una semana, la pequeña tuvo una recaída. En el puesto de salud en La Fría, Táchira, donde fue atendida, la remitieron a un centro de salud más grande.
Según le contó Jonathan Pernía, el padre, a La Opinión de Cúcuta, la familia no tenía los insumos que solicitaban en el Hospital Central de San Cristóbal, por lo que decidieron llevar a la pequeña desde Boca de Grita, por el lado venezolano, a un hospital en Puerto Santander, del lado colombiano. El traumático viaje fue el último que haría en su vida.
Mediante una colecta, la familia pudo reunir el dinero para contratar una ambulancia que llevara a la pequeña a Puerto Santander, para luego poder llevarla a Cúcuta a que fuera atendida en un centro de salud grande, como se lo habían recomendado. Sin embargo, los militares del lado venezolano no dejaron pasar el vehículo.
“Cuando llegaron al puente, la guardia venezolana no dejó pasar la ambulancia”, relata Yusbey.
La enfermera que iba a bordo de la ambulancia le dijo a la familia que no los podía ayudar más. A la niña la bajaron, le quitaron el oxígeno y la subieron a una carretilla de madera en medio de la lluvia. Murió en el camino. Según las autoridades del hospital en Puerto Santander, la menor ya no tenía centros vitales cuando llegó. Su madre tuvo que devolverse con su cuerpo cargado en la misma carreta en la que se apresuró sin suerte a llegar a Cúcuta.
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Si vamos a Colombia es porque acá no tenemos recursos para pagar. Se trataba de una urgencia. ¿Por qué pueden pasar camiones, comida, pero no una ambulancia en una emergencia? No nos cabe en la cabeza tanta crueldad. Toda la familia está destrozada, ojalá algo así no vuelva a pasar”, se queja Yusbey.
A pesar de que los gobiernos de Colombia y Venezuela celebraron la apertura de la frontera en agosto, y que se ha destacado como uno de los mayores logros de Gustavo Petro, tanto la población colombiana como la venezolana continúa con problemas para pasar de un lado al otro. Según testimonios en la frontera, la Guardia Nacional Bolivariana detiene a todas las ambulancias y heridos que necesitan llegar al otro lado. Según La Opinión, hay quienes cobran sobornos para dejar pasar. La corrupción es notable en esta zona.
“Mientras Gustavo Petro y Nicolás Maduro se han centrado en discursos efectistas sobre la situación colombo venezolana, y el énfasis fue colocado en las conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), los habitantes de la frontera siguen siendo víctimas de ese grupo guerrillero, de militares desalmados y corruptos, de contrabadistas y narcotraficantes. No hay espacio para aquellos que como Michelle son para los gobiernos de turno, solo parte de las estadísticas”, escribió la periodista Sebastiana Barráez en Infobae.
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