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De cara a las próximas elecciones legislativas en Estados Unidos, el presidente, Donald Trump, se dirigió a terrenos indecisos y diputados por los partidos para incentivar a los votantes republicanos.
Uno de los argumentos que ha utilizado recientemente es llamar a los demócratas, y en especial a su corriente izquierdista, como “socialistas radicales”, “fanáticos” y con una “política loca y peligrosa”. Incluso llegó a decir: “No dejaré que Estados Unidos se convierta en la próxima Venezuela”, durante un discurso en Las Vegas, Nevada.
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Durante su visita a Las Vegas también estuvo apoyando a los candidatos republicanos, como el senador Dean Heller, cuya reelección peligra el próximo 6 de noviembre. La idea de Trump es impedir que los demócratas logren la mayoría mínima en el Senado. “Si tenemos más republicanos (en el Congreso) conseguiremos todo lo que queramos, afirmó el mandatario.
Sin embargo, recientemente los demócratas se han movilizado y han punteado en las encuestas, generando posibles empates o dudosos escaños que le pertencecen a los republicanos, por eso Trump afirmó que “Hay que votar en las legislativas. No sean complacientes”, a una audiencia de incondicionales en el Centro de Convenciones de Las Vegas.
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Frente a las posturas de los demócratas, el jefe de estado norteamericano afirmó que “los demócratas quieren dar servicios sociales y sanidad a los extranjeros ilegales, pagado por los americanos”, y remarcó que con esto “van a quebrar la red de seguridad social de los americanos por la inmigración sin control”.
El afán de los republicanos por mantener la mayoría en el Senado tiene que ver directamente con la postulación del juez Brett Kavanaugh, propuesto por Trump, y a quien recientemente lo acusaron de abuso sexual. Si la elección del juez se aplaza para después de las elecciones legislativas y el partido de Trump no tiene la mayoría necesaria, será casi imposible que Kavanaugh pueda formar parte del Tribunal Supremo.